La masiva Marcha Federal Universitaria del 23 de abril convocó a 800 mil personas en CABA y más de un millón en todo el país a tomar las calles en defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad. Fue una movilización histórica, precedida de numerosas actividades realizadas en las distintas facultades con el protagonismo del movimiento estudiantil, articuladas con los sindicatos de trabajadores docentes, no docentes y profesores. A su vez el posicionamiento del CIN y el Consejo Superior de la UBA, que convocaron junto a la FUA y el Frente Sindical, le dio un carácter institucional que fue clave en la masividad de la marcha.

La convocatoria excedió ampliamente la forma de una expresión sectorial universitaria. Participaron también estudiantes secundarios, de universidades privadas, docentes de todos los niveles educativos, profesionales, graduados de todas las edades, la CGT, las CTA’s, organizaciones sociales y fuerzas políticas de casi todos los colores. La inmensa movilización —que en CABA ocupó toda la Av. de Mayo, las diagonales, los alrededores de la Plaza de Mayo y Congreso, llegando hasta Plaza Once— expresó que la universidad y la educación pública y gratuita son derechos sociales que el pueblo no está dispuesto a entregar.

Ni la campaña mediática sobre adoctrinamiento, ni la de una ‘corporación universitaria’ que ‘se niega a ser auditada’ funcionaron ante una marcha que resultó histórica. La masividad volvió a quebrar el protocolo de Bullrich. El Gobierno subestimó la convocatoria y quedó descolocado. Por eso, como primera reacción, Milei compartió un meme infantil y provocador. Al día siguiente recalculó y empezó a hablar de instrumentación política de una “causa noble”.

Denunciado el desfinanciamiento por las autoridades de las universidades, una gran parte de la sociedad visualizó que Milei avanzaba en la destrucción de la Universidad Pública, reivindicada generación tras generación por su rol en el progreso social. Desde familias trabajadoras que pueden mandar a sus hijos a la universidad, como capas medias que no quieren seguir retrocediendo en sus condiciones de vida. Esto incluyó a muchos de los que habían votado a Milei e incluso mantienen expectativas.

Así la masividad de la Marcha Federal Universitaria le puso un límite social y político al Gobierno en su plan de desfinanciamiento de la Universidad Pública y gratuita.

El 23 de abril, la columna de la UNLaM reunió a más de 3000 estudiantes, docentes y no-docentes, encabezados por los gremios docente y el centro de estudiantes