¿Qué votaron los europeos?

Avances de la derecha conservadora y la ultraderecha en el Parlamento Europeo. Creciente voto contra la guerra, frente al estancamiento económico y la inmigración. Terremoto político en Francia y Alemania. La izquierda avanza en los países nórdicos.

Entre el 6 y 9 de junio, los 27 países miembros de la Unión Europea escogieron 720 bancas en el Parlamento Europeo renovado cada 5 años y que elige a su órgano ejecutivo, la Comisión Europea. Estuvieron llamadas a las urnas más de 370 millones de personas y cada país reparte una parte proporcional de los escaños en función de su población. La mitad de las bancas se la llevan los 5 países más poblados de la UE: Alemania (96), Francia (81), Italia (76), España (61) y Polonia (53). Las distintas corrientes políticas de cada país establecen bloques de alianzas en el parlamento europeo con ejes programáticos.
La Comisión Europea que hoy preside la alemana Úrsula Von der Leyen –electa por el Parlamento saliente 2019-2024– está basada en una alianza del Partido Popular Europeo (PPE) con la Socialdemocracia (S&D) y los Verdes sobre el eje franco-alemán. Mirando de conjunto, en esta hegemonía europea el PPE tuvo un leve avance (de 177 pasó a 181 bancas), la socialdemocracia un leve retroceso (de 140 pasó a 135 bancas) y los Verdes un derrumbe (de 72 a 53 bancas).

Mirando en particular, el terremoto político se produce en Francia y en menor medida en Alemania. En Francia, el partido centrista Renacimiento del presidente Macron fue arrasado con el 15% de los votos por la ultraderecha de la Agrupación Nacional de Le Pen que lo duplicó en votos. La reacción casi inmediata de Macron fue convocar unas elecciones parlamentarias anticipadas. En Alemania, triunfó la alianza conservadora (CDU-CSU) de la presidenta de la Comisión Europea con el 30%. El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) quedó en segundo lugar con el 16% de los votos, superando a la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales de libre mercado del canciller Olaf Scholz con el 14%.

El avance de la ultraderecha se dio por su triunfo en 5 países: Francia, Italia, Hungría, Austria y Bélgica, mientras quedaron segundos en Alemania, Polonia, Holanda y Letonia.

Por otra parte, la ultraderecha europea no es homogénea en su programa. Tienen diferencias en cuanto a si deben o no continuar en la Unión Europea los estados que aspiran a conducir y en cuanto a la relación con Rusia y la guerra. El punto en común es el relacionado a la anti-inmigración musulmana y africana. En función de estas diferencias se agrupan en tres bloques de alianzas: los Conservadores y Reformistas (ECR) encabezados por la italiana Meloni que agrupa unos 15 partidos y 71 bancas, los de Identidad y Democracia (ID) liderados por la francesa Le Pen que agrupa a unos 9 partidos con 62 bancas y los Independientes (NI) con unas 52 bancas entre quienes están el húngaro Orban y los alemanes de AfD.

En los países nórdicos de la UE (Dinamarca, Suecia y Finlandia), los partidos de izquierda y ecologistas avanzaron con fuerza donde la extrema derecha retrocedió.

La economía, la inmigración y la guerra en Ucrania

En estas elecciones hubo un creciente voto contra la guerra y por el estancamiento económico. Desde la crisis del euro en 2010, la mayoría de los ciudadanos europeos se siente traicionados por los gobiernos que, obligados a realizar grandes ajustes presupuestarios, lo hicieron sacrificando el gasto social. También en la UE se ha visto el crecimiento del flujo de personas que buscan entrar en sus fronteras desde 2015. Así, el sentimiento antimigratorio ha sido una de las banderas de la ultraderecha que ha capitalizado el sentimiento nacionalista ya que se la ve como un factor de alteración de los valores tradicionales europeos y de gastos de los recursos en un momento de estancamiento económico.

La actual gestión de Von der Leyen, desde el 2019, se enfocó principalmente en el medio ambiente y la transición energética con políticas como el Pacto Verde Europeo, en sobrellevar la pandemia del Covid-19 y posteriormente en la respuesta a la invasión de Rusia a Ucrania. Allí hubo un viraje en la situación estratégica de Europa en relación a la energía proveniente de Rusia (con la carencia de gas miles de industrias se relocalizaron fuera de Europa, sobre todo de origen Alemán), el comercio con China y la defensa a través de la OTAN-EEUU.

El voto contra la guerra se expresó en el avance de fuerzas de ultra derecha como en Francia, Alemania, Hungría y Austria, caída de los oficialismos más guerreristas como de Macron y Sholz. Pero también en el avance de la izquierda en los países nórdicos o los liberales en Eslovaquia. La elección del 30 de junio en Francia será clave ya que puede caer Macron y Le Pen ha dicho que Ucrania ya perdió la guerra; aunque todo indica que habrá ballotage entre la ultraderecha y el Nuevo Frente Popular de toda la izquierda, que plantea que Francia debe salir directamente de la OTAN. También la ultraderecha tiene un sector anti ruso que apoya la confrontación bélica como en los países bálticos y Polonia.

Esta nueva configuración que se desprende del resultado electoral apunta a que la guerra con Rusia será el eje ordenador de la política en la UE, con expansión del gasto armamentista y sanciones a Rusia para bloquear su suministro de energía reorientándolo a EEUU, África y Argentina. El bloque de alianzas que hegemoniza Von der Leyen continuará al frente de la Comisión Europea. El creciente liderazgo de la italiana Meloni marca que habrá mayores presiones para que la migración pase a primer plano desplazando al medio ambiente y en la reconfiguración energética donde Italia, así como España, son las puertas de entrada del gas del norte de África.