El Secretario de Guerra del gobierno de Trump, Pete Hegseth, acaba de anunciar el pasado 13 de noviembre el inicio de “Lanza del Sur”: una operación militar que estaría dirigida contra “organizaciones narcoterroristas” que representarían una amenaza para Washington. Éste sería el último paso en los preparativos para lanzar una agresión militar directa contra Venezuela. Falta elegir el momento.
Los preparativos
En diez meses del gobierno de Trump se han ido dado las definiciones y acciones para la operación militar que EEUU se apresta a dar contra Venezuela. En primer lugar, todo el plan es parte de la estrategia anunciada por Trump en su asunción sobre la necesidad de “recuperar” América Latina de la penetración China y para apropiarse en forma directa de recursos como el petróleo.
En segundo lugar, el gobierno trumpista ha instalado el marco de propaganda de lucha contra el narcotráfico o “narcoterrorismo”, que es utilizado por el intervencionismo yanqui para cambiar políticas de distintos países como México, Colombia, Brasil o directamente atacar como en Venezuela. En este camino, Trump declaró al presidente Maduro como jefe del Cartel de los Soles con recompensa sobre su cabeza, asesinó a 76 personas en distintos ataques a veinte lanchas violando el derecho internacional sin detenciones ni juicio previo y presionó para que entreguen el Nobel de la Paz a la opositora venezolana Corina Machado.
Como tercer punto, EEUU ya ha desplegado una inusitada disposición de fuerzas militares en el Mar Caribe. Con la llegada en estos días del portaviones Gerald Ford al teatro de operaciones en el Caribe completa un dispositivo militar que cuenta con:
- 2200 marines de la 22 Unidad Expedicionaria de Marines (MEU).
- 10 F-35 en Puerto Rico.
- 150 miembros de las Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF)
- 4500 tripulantes en el USS Gerald R. Ford más 960 en sus escoltas.
- Alrededor de 170 misiles Tomahawk proyectados en la zona con la llegada del Grupo de Ataque de Portaaviones (CSG).
- Buques de superficie robóticos de larga duración, pequeñas lanchas interceptoras robóticas y aeronaves robóticas de despegue y aterrizaje vertical.
Cuarto, el gobierno de Trump consiguió el apoyo a la agresión de un conjunto de países como Argentina, Ecuador, Costa Rica, Guatemala y Trinidad y Tobago. En el caso de Argentina, en la cumbre de la CELAC y Unión Europea en Colombia –donde Milei envió un representante de tercer nivel– no firmó varios puntos de la declaración final como el que considera a América Latina como zona de paz y la condena a toda violencia en Gaza. Esto se suma a las versiones de que Milei quiere sumar un destructor de la Armada Argentina al operativo y que no habría acuerdo en la fuerza. La declaración de la cumbre tampoco fue un respaldo claro a Venezuela, por lo que Venezuela terminó no firmándola.
La defensa de la nación venezolana y solidaridad
Dado el cuadro de situación y disposición de fuerzas militares de EEUU, estamos asistiendo a una nueva matriz de intervención dada por:
- La ausencia de declaración de guerra a un estado sino a “grupos narcoterroristas”.
- Sin apoyo internacional en la ONU.
- Sin respeto al Derecho Internacional.
- Con acciones militares de base tecnológica de guerra híbrida.
Las fuerzas desplegadas son insuficientes para una invasión, pero suficientes para ataques aéreos tripulados o de drones y misiles a objetivos militares, políticos y de infraestructura para crear las condiciones que hagan colapsar el gobierno de Maduro por presión y división interna. Las sanciones reimpuestas al comercio petrolero en abril por EEUU vuelven generar escases de recursos y presión inflacionaria después de 3 años de crecimiento y baja inflación.
Ante esto, Maduro desde hace meses convocó a la preparación para la defensa del Cuerpo Miliciano creado por Hugo Chávez hace más de 15 años y abrió el reclutamiento de varios millones de ciudadanos.
Dispuso las Fuerzas Armadas Bolivarianas de acuerdo con una visión de conflicto prolongado y un plan de defensa integral. En estos días promulgó la Ley del Plan Independencia 200 que prevé un despliegue que abarcaría «284 frentes de batalla en todo el país», articulados a través de las Zonas Operativas de Defensa Integral. Dentro de los objetivos priorizados, se incluyó la seguridad de las instalaciones petroleras, petroquímicas, oleoductos, plantas eléctricas y estaciones de servicio, así como el control de aeropuertos, terminales y puntos fronterizos.
También recibió sistemas modernos de defensa rusos al activarse el protocolo de alianza estratégica con Rusia. Diplomáticamente, Rusia y China se manifestaron contra la agresión. Colombia, Cuba, Honduras y Nicaragua dieron un claro apoyo. Brasil todavía es tenue. La situación interna en EEUU no está volcada a favor de una nueva guerra y la caída de Trump en las últimas elecciones torna difícil el apoyo. Por ello los aprestos no son de invasión.
Se abre un nuevo escenario de guerra en Latinoamérica de impredecible resultado, pero que solo los pueblos solidariamente con su lucha por la paz y contra la agresión imperialista podrán detener.






