El viernes 27 de abril, luego de 4 meses de provocaciones, lucha y negociaciones con asambleas, grandes movilizaciones y paros masivos, la Asociación Bancaria firmó con las cámaras empresarias y el BCRA el acuerdo paritario 2018.
El acuerdo consta, en sus puntos centrales, de una recomposición salarial en un 15% con respecto al salario de diciembre 2017, en dos tramos, incrementando un 10% de enero a abril más un 5% (no acumulativo) desde el mes de mayo. A esto se le suma la actualización del bono compensatorio de enero (en un origen por impuesto a las ganancias) por $8.500 en tres cuotas y el mantenimiento del bono por el día del bancario por $25.944 para la jerarquía inicial (hasta $45.000 la máxima). También cuenta con una cláusula donde el sector empresario se “compromete a mantener el poder adquisitivo del salario de los trabajadores”, pero no es de carácter automático como la del año pasado, sino que deben reunirse nuevamente llegado el caso.
Este acuerdo no puede analizarse desconociendo el marco del contraataque del gobierno nacional en su política de ajuste, quien viene poniendo su bota sobre los acuerdos salariales para mantenerlos muy por debajo de la inflación, a lo que le suma el tremendo ajuste por tarifazos.
Tampoco puede desconocerse que esta discusión paritaria comienza en diciembre con el gobierno jugando directamente desde el BCRA y el Ministerio de Trabajo con una propuesta de aumento de un 9%, desconociendo los bonos de enero y el día del bancario, y utilizando como presión para hacer pasar esto, la quita del aporte compulsivo del 1% de los salarios de los trabajadores no afiliados al gremio y el 1% que le quita a la Obra Social.
Pero el conflicto siguió extendiéndose y se fueron sucediendo las asambleas, las movilizaciones y los paros. Así pasaron a la propuesta del 15%, primero en cuatro cuotas y luego en tres pagadas a octubre, como vienen cerrando la mayoría de los gremios, y sin cláusula gatillo.
Si bien el viernes pasado se firmó el acuerdo paritario, la política del gobierno, hace que la pelea no esté cerrada. El gobierno no logra frenar la inflación, y aún con el aumento de tasas, no logra frenar la escapada del dólar sin intervenciones récords de parte del BCRA. Así, en dos o tres meses más estaremos alcanzando rápidamente el 15% de inflación, pulverizando nuevamente sus falsas metas.
Los bancarios deberemos seguir en alerta, organizados y dispuestos a retomar la lucha de ser necesario.
Corresponsal