La Fármaco es la fábrica donde se producen, entre otras cosas, el talco y los jabones Veritas. Ubicada en 197, a tres cuadras de Panamericana, tiene más de 100 años de existencia. Hoy se encuentra con sus líneas paralizadas hace ya más de un mes. Los trabajadores vienen cobrando hace meses en cuotas. Ahora se les debe el mes de julio, el medio aguinaldo, bonos, etc. Y no viene depositando los aportes patronales ni la obra social.
La empresa busca en el Ministerio de Trabajo que le aprueben el preventivo de crisis. Esto les permitiría despedir a masivamente con una indemnización del 50%. Para esto han dejado de facturar y de producir en forma deliberada, siendo que había pedidos y stock.
Con los números en la mano y con muchos años de experiencia ahí, los trabajadores cuentan que el bajón de las ventas sólo estuvo en el último mes. Pero que la desidia de los empresarios data de más de dos años, cuando los Sáenz, un grupo salteño, se hizo cargo de la empresa. “Pareciera que hicieron todo para que la empresa no funcione”, dicen los laburantes. Y agregan: “No se garantizaban los pedidos, montaron una superestructura de directivos con sueldos exorbitantes, se fugó dinero y se realizaron compras absurdas como autos de alta gama que luego se llevaban de la fábrica en camiones a Salta”.
En ese contexto intentaron hacer una transferencia de la fábrica al grupo Queruclor, quedando un representante de este grupo al frente de la empresa aunque sin concretarse la venta. Este grupo dejó trascender que quieren echar a más del 50% de los trabajadores y cerrar varias líneas de producción. Ahora un juez detuvo la venta y con la lucha que vienen dando los trabajadores lograron que se hagan presentes los directivos de los Sáenz, que hacía cuatro meses que no aparecían y propusieron vender mercadería para pagar los sueldos.
El Sindicato Perfumista no viene garantizando la organización y la defensa de los puestos de trabajo. Pero los operarios ya están tomando en sus manos la lucha por el cobro de todo lo adecuado. Mientras que los administrativos, luego de fracasar en su intento de incorporarse al sindicato, empezaron a organizarse por su cuenta encontrando en la CTA-A una herramienta para para defender los puestos de trabajo. Ellos, conociendo los números, desenmascararon las maniobras de la empresa que como represalia echó a uno de los administrativos que se puso a la cabeza. ¡Pero la lucha continúa!
Desde la CCRS venimos acompañando y desarrollando está lucha. Dando la batalla para unir al conjunto. En dos oportunidades fuimos a la puerta de la fábrica con trabajadores despedidos, con la CTA-A y con el acompañamiento organizaciones políticas que vinieron a acercar su solidaridad. Hubo una gran recepción por parte de los compañeros, muchos se acercaron a conversar. ¡La lucha recién empieza!
Corresponsal