El FMI aprieta

Hace unas semanas el ministro de Economía, Martín Guzmán, se reunió con la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, que está a cargo de manejar el 18% del FMI que tiene EEUU y con el que lo hegemoniza. Luego reunió con la presidenta del FMI, la europea Kristalina Giorgieva. Se está negociando la deuda de 45 mil millones de dólares que creó el gobierno de Macri con el FMI, al que no se le debía nada cuando asumió Cambiemos.

La bicicleta financiera del gobierno de Cambiemos

Mauricio Macri “atrajo” inversiones financieras especulativas, dándoles intereses exorbitantes a los que compraban bonos argentinos en pesos. Pero eran plazos cortos, en los que Macri les garantizaba que el dólar no cambiaría mucho de cotización. Entonces traían dólares, los cambiaban a pesos, compraban los bonos, ganaban intereses exorbitantes, vendían los bonos, compraban dólares y se iban. Llegó un punto en que no había más dólares para que pudieran comprar e irse.

Si no hubiese existido el préstamo del FMI, hubiese habido un salto inflacionario y, probablemente, un estallido social. Porque todos hubiésemos reclamado aumento de salarios y jubilaciones. El dólar hubiese subido y las grandes empresas que tienen deudas en dólares, pero facturan en pesos, probablemente no hubiesen podido cumplir con sus deudas con bancos o fondos de inversión extranjeros. Entonces Macri y el FMI salieron a salvar a los buitres y sus intereses exorbitantes, y a las grandes empresas y bancos, endeudando al país en 45 mil millones de dólares. Ni cumplieron con el estatuto del Fondo que justamente tiene un artículo para “evitar” este tipo de maniobras.

Los vencimientos y la presión por “arreglar”

En estos meses vencen dos pagos de devolución de intereses de esos 45 mil millones: dos pagos de 1.810 millones en septiembre y en diciembre. Luego sigue otro en marzo del año que viene. Los dólares que vayan a esos pagos, son dólares que el Estado no va a poder usar en créditos para importar insumos industriales o agrícolas, o comprar equipos o cualquier insumo en el exterior.

Por eso pagar esta deuda es un freno a la recomposición económica. Y, de no pagarla, el poder económico de los países que controlan el FMI actuaría para que nadie le preste a la Nación y extorsionar, como ya lo han hecho, bajando la calificación del país a menos que “emergente”.

La presión no es solo externa, porque esos países tienen empresas acá que controlan parte de los combustibles, la distribución eléctrica, gas, tv, telefonía, internet, empresas de alimentos, etc. Y otras deben en dólares, con lo cual también van a presionar para que el Estado argentino “arregle” un plan de pagos.

Las deudas soberanas en PBIs

Ya antes de la pandemia se venía abriendo una crisis financiera, porque Argentina no era el único país que no podía cumplir con los pagos a sus acreedores privados (bonistas, fondos de inversión) y organismos (FMI, Banco Mundial, BID, Club de Paris). Por ejemplo, Argentina debe aproximadamente un PBI (producto bruto interno); o sea, un valor equivalente a todo el trabajo y la producción de bienes y servicios de todos los habitantes en un año. Por ejemplo: Portugal y Grecia, 2 PBI cada uno; los Países Bajos, 5; Irlanda debe 8 PBI; etc.

El monto que el FMI va a distribuir entre sus socios como Derecho Especial de Giro (DEG) para que figuren pagando, es lo que acordó Guzmán con el Tesoro de EEUU y el FMI usar para pagar ahora y en diciembre los vencimientos de la deuda contraída por Macri. En marzo de 2021 vence el plazo para llegar a un acuerdo, un plan de devolución de capital e intereses de los 45 mil, o el grueso que reste. El forcejeo gira en torno a: el plazo de gracia hasta empezar a devolver, periodo de devolución y tasa de interés en que hasta que no se devuelva todo, eso sigue generando intereses.

DEG: El sistema financiero imperialista huye hacia adelante

La pandemia puso a muchos países al borde del incumplimiento de pagos con el FMI. Por eso el FMI acordó distribuir entre sus socios, en la proporción que cada uno tiene, un monto de dólares como Derecho Especial de Giro (DEG). Lo hacen para que figuren pagando los países con problemas, antes de que sea evidente y corra riesgo de colapsar el mecanismo del FMI. Recordemos que EEUU y sus principales socios imperialistas no corren solos en la disputa de la hegemonía mundial: está también China que arma sus propios préstamos a los países, como Argentina y ha pasado a ser desde 2008 el principal acreedor en los préstamos de estado a estado.

Por ejemplo, Argentina se endeudó con China para iniciar las obras de las represas de Santa Cruz que van a construir empresas chinas. Pusieron 1.500 millones de dólares para iniciar las obras. Ahora se venció el primer pago de 430 millones de dólares y el gobierno pagó. El Club de Paris exigió igualdad y por eso le pagaron también 420 millones recientemente.

El camino liberador para romper la dependencia

Por un lado, todas estas potencias nos controlan el Paraná y la Hidrovía con sus puertos privados y sus exportadoras de granos (y demás), contrabandean para no pagar impuestos, quedándose así con una parte de los dólares que después le faltan al Estado. Entonces para hacer cualquier obra grande “se necesita” que el contrato incluya el financiamiento. Así la obra viene “llave en mano” y se pierden puestos de trabajo acá y cierran empresas locales y se va perdiendo la capacidad de hacerlo a futuro.

Tácticamente enfrentamos a la reacción como se presente en cada momento, como hoy lo son Cambiemos y los aprietes del FMI, acumulando fuerza con la lucha popular y el frente único que cada período determina, y desarrollando a Liberación Popular como organización de frente único político y al Comunismo Revolucionario como partido, en la perspectiva revolucionaria estratégica de la liberación nacional y social que rompa la dependencia como primer paso y replantee democráticamente la propiedad monopólica y terrateniente de la tierra.

El sistema capitalista imperialista cada vez engendra mayores conflictos en su interior, por un lado los que oponen a los países opresores y a los oprimidos, y por otro los conflictos crecientes entre estados imperialistas, que como ha demostrado la historia fueron y serán aprovechados por los pueblos para avanzar en su liberación.