El Malbrán y la soberanía sanitaria

Dos nuevos tests desarrollados en el Instituto Malbrán reafirman su rol fundamental. Flavio Vergara –técnico virólogo y paritario nacional de ATE– nos relata el orgullo de sostener esta institución para dar respuestas ante la pandemia de Covid-19 y las epidemias.

La pandemia ha dejado en evidencia, como pocas veces, la importancia fundamental de las políticas públicas. Dentro de esto, el Instituto Malbrán es a su vez un eslabón clave en el sistema sanitario. “El Malbrán es el auxiliar del Ministerio de Salud para la toma de decisiones más importante que tiene. Somos un organismo que es la bisagra entre la ciencia y la salud”, explicó Flavio Vergara en diálogo con Al Frente. Flavio es técnico virólogo y es integrante de la conducción nacional de ATE.

Trabajador del Instituto desde hace 30 años expresó que sienten “mucho orgullo” por las valiosas tareas que están desempeñando. “Plenos, de poder estar haciendo lo que siempre se hace y que no siempre se ve. Y con un enorme desgaste producto de jornadas muy largas de trabajo, de doce horas diarias. Ahora va a volver a doce o más porque estamos haciéndonos cargo del diagnóstico de los casos de Capital, de la 31 y de la 11-14, donde sabemos que la tasa de infección está siendo muy alta. Nos sentimos orgullosos y con mucha presión”, agregó; si bien aclaró que él ahora no está cumpliendo tareas dentro de laboratorio porque tiene a su cargo la responsabilidad de negociación colectiva con el Estado nacional, como parte de la conducción nacional de ATE.

Un tema obligado, dentro de la charla, fue la campaña mediática contra los más de mil testeos rápidos realizados para investigación epidemiológica en la CABA (ver “Uno sospecha que hay mala intención”). Aclaró que el Instituto Malbrán chequeó los kits de testeo rápido provenientes de China; y que comprobaron que sirven “para saber si estuviste enfermo, no si te estás enfermando”. Es decir: efectivamente sirven para estudios epidemiológicos realizados, aunque no para diagnosticar un enfermo. Entonces destacó los desarrollos nacionales: “Hay en marcha otros dos diagnósticos puestos en consideración por el Malbrán”.

Dos testeos desarrollados en el Instituto

Sobre los testeos desarrollados en el Malbrán, Vergara explicó que “con el virus aislado se trabajó en hacer dos métodos diagnósticos tradicionales que son la inmunofluorescencia y la hemaglutinación: son dos técnicas diferentes de diagnóstico”. Precisó también que con estas técnicas se chequearon los kits rápidos importados de China.

Estos dos desarrollos propios de diagnóstico “están dando bien, aunque faltan algunas fases de prueba. Podría suplir o acelerar algunos procesos en algunos momentos.” Son más rápidos que el test PCR utilizado mundialmente, aunque “es para hacer en laboratorio también”. De todos modos, aclaró que la técnica fundamental para determinar si una persona está enferma o no (diagnóstico clínico) “va a seguir siendo la PCR”.

Por otra parte, desarrollado en otros institutos públicos, ya está aprobado por ANMAT el test bautizado como “COVIDAR IgG”, logrado en tiempo récord por el equipo de Conicet e Instituto Leloir que dirige Andrea Gamarnik. Este logro de la ciencia argentina puede servir para estudios epidemiológicos y medición de cantidad de anticuerpos, aunque no para diagnóstico clínico de un paciente.

Soberanía sanitaria

“Al principio fue muy duro”, recordó. Y enumeró los pasos que se fueron dando. “Lo primero que se hizo fue ver con qué reactivo se contaba para poder hacer un diagnóstico.” Al comienzo se hacía diagnóstico por descarte. Luego la OMS dio una capacitación en Brasil, “donde se repartieron los primeros reactivos para hacer el diagnóstico. Estoy hablando de reactivos para 500 determinaciones, eso es lo que había.” Y se puso a punto esta técnica denominada PCR. Aún en la escasez, esto fue posible porque lxs trabajadorxs y profesionales del Malbrán sobrevivieron al vaciamiento macrista.

Luego, la segunda fase fue la de “expandir la capacidad operativa en el territorio nacional. El laboratorio de virus respiratorio del Malbrán es el centro nacional de referencia y la referencia para la OMS también. (…) Y empezamos a capacitar a 35 laboratorios, a los que se les proveyó insumos, se les reparó el equipamiento y se los puso a trabajar a la par con nosotros”.

Con el diagnóstico del PCR, se aísla el virus y “se replica en un laboratorio de máxima seguridad que tenemos nosotros”. Y con eso, a su vez se logró obtener la secuencia genómica, esto es: “identificar las cepas circulantes en el país hasta ese momento”. Se logró la “identificación de la imagen del virus con el microscopio electrónico”. Y se trabajó en hacer los métodos diagnósticos mencionados.

Todo esto es parte de la soberanía sanitaria, que definió como “la capacidad de los pueblos y las naciones de ser autónomos en cuanto a su propia producción de conocimiento, producción científica y de insumos para la salud.” Porque “la producción de conocimiento permite saber qué medidas tomar”, cuestión que se ha mostrado tan fundamental ante la pandemia. Más aún cuando ha quedado tan en evidencia el desastre que hubiera significado copiar el mal ejemplo yanqui o de Bérgamo en Italia.

Flavio Vergara.

Reconocimiento obligado

El gran ejemplo del Malbrán puso en evidencia también la necesidad imperiosa de revalorar a sus trabajadores, moral y económicamente. “Reclamamos el reconocimiento de la función científico-sanitaria, que no está dado. Del grupo que trabajan en gripe, hoy que son 11 trabajadores, 8 son precarios. Los técnicos [que ingresan] cobran 26 mil pesos de bolsillo; y los profesionales que recién empiezan cobran 37 mil. Cuando vino Alberto Fernández, que tuvimos la excelente situación nunca vivida por nosotros, que a las puertas del Malbrán nos visite un presidente, y que valore nuestra función, le pudimos decir esto. Y quedó como un compromiso que tenían que resolver. Estamos esperando, todavía, y lo vamos a seguir haciendo, insistir en que se reconozca esto mediante una mejora salarial que permita que no tengamos, cuando menos, trabajadores bajo la línea de pobreza”.

A la vez resaltó que “la crisis es general. Nosotros venimos de un golpe, lo que dejó el macrismo. Fueron cuatro años de maltrato, de recortes sistemáticos. De despidos. De destrucción del sistema público en general. Nosotros perdimos en este período el 10% de personal producto de jubilaciones no reincorporadas; y de gente que se fue a buscar otro lugar de laburo. Perdimos el 65% de salario en esos cuatro años. Y perdimos el 50% del presupuesto en términos operativos. No tuvimos plata para obras y equipamiento en los dos últimos años. Ni para reparación de equipos. Una de las cosas que pasó fue la parálisis de la producción de la vacuna de fiebre hemorrágica argentina, en el instituto de Pergamino, que depende del Malbrán. Y lo otro fue, por ejemplo, el microscopio electrónico que hace dos años que se rompió. Tuvimos que ir a trabajar a la universidad para poder hacer ese diagnóstico, la imagen del virus, con un microscopio prestado.”

Los avances logrados en el país “quiere decir que tenemos un acumulado de conocimiento y de capacidad intelectual de altísimo nivel. Y que, con pocos recursos y con la dirección política correcta, estamos en condiciones de, en muy poquísimo tiempo, tener capacidad de desarrollo, innovación inmediata y capacidad de producción. Esto empezó en diciembre. Quiere decir que la Argentina tiene un lugar, que lo conserva a fuerza de convicción y capital humano, que es el mismo capital humano maltratado y diezmado por el neoliberalismo”.

Covid y después

“El Estado está presente en todos lados”, insistió. Porque “sin Estado estaríamos hecho pelota. Seríamos Brasil. Y la verdad es que es un orgullo que nosotros podamos cumplir esa función al servicio de la gente. Y es un orgullo que la política del gobierno nacional indique este camino de priorizar la vida y la salud de la gente y no los negocios del mercado. Eso para mi es un enorme valor. Y después de la pandemia es la discusión que se viene.”

“Cuando pase la crisis de la pandemia, nosotros no podemos volver a la normalidad de ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres. Tenemos que discutir cuál es el sistema que necesita nuestro pueblo y qué necesita en todo caso la población del mundo para poder vivir con dignidad. Aunque sea una tarea más larga que la de un laboratorio.”