El pueblo venezolano es soberano!

Para analizar la estrategia golpista en Venezuela hay que seguir especialmente las declaraciones y acciones del gobierno de EEUU. El 23 de enero Juan Guaidó se autoproclamó “presidente encargado”. Pero, ya previamente el 10 de enero, había sido el Consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, quién había hecho público que EEUU no reconocerá como presidente venezolano a Nicolás Maduro, que acababa de jurar por un nuevo mandato. Ahora, Guaidó lanzó el pasado sábado 2 una campaña humanitaria hacia Venezuela, que no es otra cosa que la campaña internacional organizada desde EEUU y dada a conocer en Twitter el día anterior por el mismo Bolton.

Claramente el interés del gobierno yanqui no es brindar ayuda humanitaria, que en el mismo tweet condicionó a que “Maduro se corra del camino”. Si realmente se propusiera ayudar humanitariamente al pueblo venezolano, debería levantar todas las sanciones y el bloqueo comercial a Venezuela. EEUU tampoco se guía en pos de la “libertad” o la “democracia”, que no pueden verse beneficiadas con los 5000 marines que serían enviados a Colombia, según este mismo funcionario dejó trascender. A nadie se le escapa que el imperialismo yanqui es capaz de todo a la hora de garantizarse petróleo. Y, a pocos kilómetros, Venezuela tiene la principal reserva comprobada de petróleo crudo pesado del mundo. Éste sí es uno de sus principales intereses.

El músico Roger Waters se pronunció a través de su cuenta de Twitter. “Paren el golpe de Trump en Venezuela. Paren esta locura de Estados Unidos. Dejen al pueblo venezolano tranquilo”, expresó. “Dejen de tratar de destruirlo para que el 1% pueda saquear su petróleo”, concluyó.

La injerencia de EEUU sobre Venezuela es cada vez más obscena y prepotente. “Estados Unidos instan a todos militares venezolanos a seguir el liderazgo del General Yánez”, expresó Bolton en otro tweet (sábado 2) en referencia al general venezolano director de Planificación Estratégica de la Aviación que reconoció públicamente a Guaidó como presidente. Además, el vicepresidente yanqui Mike Pence insistió en un encuentro en Florida el viernes 1º que “no es tiempo de diálogo” sino “tiempo de acción”, rechazando la propuesta de otros países y que incluso tuvo una ajustada mayoría en el Consejo de Seguridad de la ONU. Y para completar sus amenazas expresó: “Todas las opciones están sobre la mesa”. “Todas” incluye a posibilidad de invasión. Mientras tanto, opera directa y abiertamente.

Autoproclamado

El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, hizo su auto-juramento como “presidente encargado” en nombre del artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Este artículo define cuáles son las “faltas absolutas” del presidente que lo inhabilitan para ejercer: “su muerte, su renuncia, o su destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia; su incapacidad física o mental permanente certificada (…); el abandono del cargo (…), así como la revocación popular de su mandato”. Más allá de las opiniones sobre su persona, es claro que ninguno de estos casos se aplica al reelecto presidente Nicolás Maduro. Además, según este mismo artículo, la Asamblea Nacional quedaría a cargo de la Presidencia sólo en el caso en que esta “falta absoluta” se produzca entre la elección en que fue elegido y su juramento. En conclusión, la autoproclamación de Guaidó va en contra de la misma Constitución que juraron y bajo la cual fueron elegidos todos los diputados de la Asamblea Nacional.

No se puede negar que Venezuela está atravesando una gravísima situación social. Ésta es la base del descontento sobre la cual el pueblo venezolano se encuentra dividido y una parte importante apoya a Guaidó. Pero su principal expectativa para que su cargo de “presidente encargado” sea efectivo está en que funcione la estrategia golpista de EEUU, que en cuestión de golpes tiene mucha experiencia. Como parte de esto también ha exhortado desde un inicio a las Fuerzas Armadas venezolanas a que desconozcan a Maduro. “Está rota la cadena de mando, al no tener un legítimo comandante en jefe que derive de la soberanía popular”, expresó sin tapujos. Además, no rechazó la posibilidad de una intervención armada en su propio país, sino que incluso la justificó: “un régimen como el de Maduro es una amenaza para los vecinos de Venezuela y para toda la región”, expresó entrevistado por Clarín (2/2/2019).

Todo esto es lo que impulsa Donald Trump, y apoyan el Grupo Lima-menos-México y los demás presidentes cuando reconocieron a Guaidó y su particular interpretación de la Constitución. Entre ellos: Duque Márquez (Colombia), Trudeau (Canadá), Bolsonaro (Brasil), Piñera (Chile) y Mauricio Macri. También el Parlamento de la Unión Europea y el secretario de la OEA, Luis Almagro. Todos ellos violan el principio fundamental de libre determinación de los pueblos, reconocido incluso por la Carta fundacional de la ONU. En el caso del presidente Macri, además, rompe una tradición histórica de nuestro país de no injerencia en asuntos de otras naciones. No conforme, recibió a la autoproclamada embajadora de Guaidó en Argentina y se sacó una foto. Otra vergüenza nacional.

Autodeterminación

Por su parte, el presidente Nicolás Maduro ha reunido también una importante concentración en apoyo el pasado sábado 2. Sin embargo, es ya bastante reconocido que su principal base de su apoyo son las Fuerzas Armadas, sobre las cuales el vicepresidente Diosdado Cabello tiene fuerte influencia y dentro de las cuales se evidencia una fuerte disputa. Los discursos de Maduro y Cabello plantearon la posibilidad de diálogo. Pero lo más destacado fue el llamamiento a prepararse ante la posibilidad de agresión extranjera, reivindicando además la Milicia Nacional conformada por civiles. Y redoblaron la apuesta anunciando que convocarán elecciones anticipadas para la Asamblea Nacional.
Rusia, China y los países latinoamericanos México, Bolivia y Uruguay, entre otros, mantienen su reconocimiento a Maduro y proponen buscar la vía del diálogo. Sobre el caso, han logrado una votación en contra de la injerencia en el Consejo de Seguridad de la ONU, tras la cual el vicepresidente yanqui Pence amenazó también con sancionar a los países que compren petróleo y oro venezolano.

Maduro destaca con insistencia el apoyo ruso y chino, a quienes el chavismo considera “amigos de los pueblos”. Su esperanza es que China, centralmente, reciba las exportaciones de crudo que ya no irán a EEUU. La exportación a EEUU ya venía bajando, al punto que el año pasado por primera vez Colombia exportó a ese país más que Venezuela. Y el gobierno de Maduro ya venía concretando acuerdos de exportación a China para que EEUU deje de ser el principal destino. Pero la producción petrolera de Venezuela venía ya bajando antes del último anuncio de sanciones yanquis contra PDVSA.
Frente a la histórica dependencia económica de EEUU, la solución no pasa por cambiar de dependencia sino lograr la plena soberanía. Los cambios estructurales que no se han hecho en Venezuela son la base de la debilidad actual. Porque hoy Venezuela sigue siendo centralmente monoproductora de petróleo y no tiene autoabastecimiento de alimentos. Ni al imperialismo chino ni al ruso le interesan realmente resolver estos problemas sino que también se relamen con los recursos naturales venezolanos.

Nuestra posición contra el intento de golpe en curso no significa negar los problemas que existen en Venezuela ni dejar de cuestionar las maniobras de su gobierno, como nos hemos pronunciado frente al intento de disolución de la Asamblea Nacional en marzo de 2017 (Vamos! Nº94). Tampoco soslayamos la crisis de derechos humanos que ya denunciara incluso el CELS en agosto de ese año ante las muertes en protestas (Vamos! Nº104). Pero la intervención imperialista no es solución sino que agravará la situación. Por eso reafirmamos con firmeza el principio de autodeterminación de los pueblos, exigiendo el cese de toda injerencia por parte de Estados Unidos y de cualquier otra potencia imperialista. Sólo el pueblo venezolano puede encontrar una salida a su favor.

Hacia la embajada de EEUU. Contra la prepotencia de Trump y el golpe en Vennezuela (5/2).