Al cierre de esta edición fallecía el Papa Francisco, líder mundial de la Iglesia Católica por 12 años. Francisco, nombre pontificio del cura jesuita Jorge Bergoglio, renovó la Iglesia Católica luchando desde el inicio de su papado en el año 2013 contra los casos de corrupción de los gobiernos vaticanos, los casos endémicos de pedofilia entre la curia y el alejamiento de los problemas sociales.
Pero por sobre todo, Francisco marcó un papado con los signos de la austeridad criticando la opulencia de la propia Iglesia y la alabanza dominante al “dios dinero”, renovando la esperanza en una Iglesia al servicio de los pobres.
Su renovación trajo aires nuevos a la Iglesia. Llamó a la juventud a “hacer lío” en un mundo deshumanizado, abogó por la justicia social y por los migrantes, eliminó de la doctrina a la homosexualidad como pecado y abrió la participación a las diversidades, promovió a mujeres a lugares relevantes aunque mantuvo su oposición respecto del derecho al aborto.
En sus encíclicas caracterizó al planeta como “Casa común”, abogando por una humanidad en armonía con la naturaleza y una ecología integral. Fue ecuménico en relación a otras religiones estrechando lazos de hermandad religiosa. Critico agudo de las miserias del capitalismo y sus elites.
En el mundo fue un Papa pacifista llamando a que dejen de tronar las armas, ya sea en Ucrania como en Gaza, reconociendo el derecho del pueblo palestino a poseer su tierra y su estado.
Su primera actividad Papal fue viajar a Lampeduza, Italia, donde se hacinan los migrantes africanos expulsados por Europa. Allí reclamó el cese del latrocinio sobre ellos. Este domingo de Pascua, 24 horas previo a su fallecimiento, recibió la visita protocolar del vicepresidente de EEUU, JD Vance. Minutos después se leyó el mensaje papal en la Plaza de San Pedro: “Cuánto desprecio se dirige a veces hacia los vulnerables, los marginados y los migrantes”. Francisco, se fue como comenzó, con un mensaje claro y duro por los que lo necesitan.
