La necesidad del partido revolucionario del proletariado

Reproducimos un extracto del Programa del CR-PMLM. El mismo fue elaborado por el Comité Central a fines del año pasado en base a lo aprobado en general por la Conferencia Nacional.

No rompimos con el PTP-PCR para retroceder y mutar en un movimiento de mera lucha reivindicativa, quedando dispersos en tal o cual sindicato, o cuerpo de delegados, o centro de estudiantes, sino para conformar un partido revolucionario de la clase obrera. Rompimos porque denunciamos que una línea antagónica con los objetivos históricos del proletariado ganó la mayoría de la dirección de ese Partido. Y que esa organización, que otrora fuera un orgullo para los revolucionarios, se había convertido en una organización socialdemócrata, donde conviven fracciones y tendencias que se mantienen dentro con el solo propósito de “mostrar un partido unido”.

(…) A nivel de masas, en este período batallamos contra concepciones que sostienen interrogantes sobre “si construir un verdadero partido político de vanguardia del proletariado es la tarea de la hora”. O con las que se preguntan sí no será el “formato de partido” el problema que en realidad lleva a la derrota de las revoluciones, alimentando un “movimientismo” que cuestiona la necesidad del partido de vanguardia y el carácter de clase del Estado.

Otras concepciones plantean la necesidad de “armar” movimientos de masas y recién desde allí construir el Partido. Esa idea en realidad no construye nunca el Partido, porque en definitiva lo considera en sí mismo, por su sola existencia, sectario o dogmático, equivocando el camino en cuanto a la verdadera polémica con el dogmatismo, y relegando la dirección de los procesos de masas en aras de la “amplitud”.

Estas concepciones, en definitiva, cuestionan la época del imperialismo y las revoluciones proletarias, y cuestionan la esencia, el carácter del Estado opresor y la complejidad de la lucha para destruirlo y construir un Estado revolucionario. Es imposible que la revolución triunfe sin un partido político del proletariado, formado por miembros de la clase obrera y el pueblo que asuman consecuentemente sus principios revolucionarios, su programa y estatuto; poderoso en su formación teórico-política, capaz de fusionar el socialismo científico con el movimiento obrero y de integrarlo con las particularidades de cada país; poderoso en su organización revolucionaria, capaz de ponerse a la cabeza de las luchas de la clase obrera y de todas las clases y sectores interesados en la revolución para que la clase obrera pueda cumplir ese papel motriz y directriz. Esta es una polémica de plena vigencia en el presente y hacia el futuro con posiciones revisionistas, que consideran en realidad que la actual etapa de la revolución democrática y antiimperialista que tenemos planteada, puede ser desarrollada sin la hegemonía del proletariado. O que la revolución en nuestro país oprimido por el imperialismo es directamente socialista, lo que está reñido con la estructura de nuestro país dependiente, y en disputa entre los imperialismos, cambiando así la contradicción fundamental que hoy tenemos planteada, y el camino principal de acumulación de fuerzas revolucionarias.

(…) Se transforma al Partido en un mero instrumento que “habla de la revolución” y el socialismo, pero que en la práctica gira alrededor de la lucha por la hegemonía de algún sector de las clases dominantes, que puede permitirle llegar al “poder”, “de alguna forma”. O que conciben el camino parlamentario como el único posible para realizar “al menos” algunos cambios, y llaman a esto en definitiva “aproximación al poder”. Estas posiciones vacían poco a poco el contenido revolucionario del Partido hasta degenerarlo por completo.

Porque una cosa es aprovechar momentos y procesos para abrir el camino revolucionario para conquistar la liberación nacional y social, y otra cosa es “hablar” de revolución mientras se apuntala la línea de “conquistar el poder” sin destruir el Estado opresor, abonando la “salida intermedia” al mejor estilo del revisionismo moderno.

Pero proclamar la necesidad de construir un partido de vanguardia no quiere decir que la tarea esté resuelta. Apenas es el primer paso.

Sostenemos la construcción del partido político revolucionario del proletariado como la forma superior de su organización de clase, asentado fundamentalmente en el proletariado industrial, y cuya misión es dirigir al proletariado y a las masas populares en la lucha revolucionaria por el poder contra sus enemigos. La teoría que guía su acción es la teoría revolucionaria del proletariado: el marxismo-leninismo-maoísmo.