La muerte de Walter Berhovet, trabajador del subte, no es una tragedia aislada: es el resultado de la negligencia criminal de las empresas y del Gobierno de la Ciudad, que durante años encubrieron la presencia de asbesto en los trenes y túneles. Este material, prohibido en el país desde 2003 por ser altamente cancerígeno, sigue presente en las formaciones y estaciones, envenenando a quienes todos los días garantizan que millones de personas puedan viajar. Con Berhovet ya son cinco compañeros muertos por enfermedades relacionadas al asbesto.
AGTSyP sigue exigiendo el retiro inmediato del asbesto de toda la red, controles médicos completos y permanentes para todo el personal, y la responsabilización penal de quienes permitieron y permiten que se siga operando en estas condiciones mortales. La Ciudad y Metrovías–Emova no solo retrasan la desasbestización, sino que además persiguen a los delegados que pelean por la vida de sus compañeros. AGTSyP afirma: “Cada día que pasa sin sacar el asbesto es un día más que nos condenan a la muerte lenta”.