Reunificación sindical para la “paz social”

El pasado miércoles 21/10 se reunieron en el Hotel Castelar, en la CABA, los representantes de las tres centrales sindicales en las que se dividió la CGT. La foto dio testimonio en la mesa a Hugo Moyano, Gerardo Martínez, Armando Cavalieri, Gerónimo Venegas, Víctor Santamaría, Juan Carlos Schmidt, Rodolfo Daer, José Luis Lingieri, Alberto Roberti y Andrés Rodríguez. No estuvieron presentes Antonio Caló y Luis Barrionuevo. Acordaron un documento titulado “El camino de la unidad para garantizar la producción y el trabajo”.

Esta nueva “unidad” de jerarcas traidores tiene como premisa al menos tres cuestiones. Por un lado ofrecen “la paz social” o tregua frente a la profundización del ajuste y la dependencia, que no niegan ninguno de los candidatos que pueden ganar las elecciones presidenciales y que reclaman la UIA y terratenientes. A cambio plantean que “es esencial sostener y afianzar el modelo de sindicatos nacionales por actividad” para mantener el control de las negociaciones nacionales.

También, y fundamentalmente, plantean el “financiamiento del sistema de salud para todos los trabajadores y sus familias como factor determinante de la inclusión social”. Léase: asegurarse el reconocimiento de los 30.000 millones de pesos del Fondo Solidario de Redistribución –que surge del aporte de las obras sociales para compensar las asimetrías entre ellas–.

Estos negocios millonarios son premisas para la estructura sindical de estos jerarcas. En este sentido ponen como marco la necesidad de “cuidar la gobernabilidad”, como afirmó el moyanista Carlos Schmidt.

Este trasfondo de los acuerdos deja en evidencia el entrelazamiento de la estructura sindical con el Estado y lo endeble de las bases de la unidad que se pregona frente a un escenario futuro sin crecimiento en el mediano plazo, con suspensiones y despidos, mayor precarización y mayor dependencia.

El resultado del balotaje, ya sea con Macri o Scioli, no variará este escenario en lo fundamental pero si en cuanto a que este sindicalismo peronista prefiere un gobierno peronista a uno gorila-liberal. Desde esta premisa serán fundamentales a la hora de trasladar esa unidad al apuntalamiento de un gobierno peronista. De lo contrario, tendrá que amoldarse y buscar interlocutores en un gobierno no peronista. En este sentido, Moyano picó en punta y es el que más aparece con condiciones para llevar adelante este trabajo, si bien se escindió de encabezar el acuerdo de unidad.

Una divisón histórica

Este sindicalismo es el responsable directo de la histórica división del movimiento obrero en cinco centrales sindicales. Estos dirigentes, atornillados en los sillones por más de cuatro décadas y parte del Estado opresor, han ido forjando una estructura de poder que les permite mantenerse sin preocuparse por la imagen. Solo mirando el volumen del poder económico que manejan los grandes gremios podremos medir el poder de estas estructuras –ya sea por la forzada cuota sindical a los afiliados y no afiliados o por los negocios de la obra social o los retornos millonarios de los favores que devuelven los monopolios–.

La división es el factor más importante por el que los monopolios imperialistas o vinculados a la burguesía intermediaria local o el propio Estado han avanzado sobre los derechos de los trabajadores en estos años. La precarización es sin lugar a dudas uno de los factores más importantes de esa división. Los jerarcas juegan un factor clave para que esto ocurra, ya que no solo permiten sino que marcan la división entre los que son de planta y los contratados. Esta realidad golpea y es factor de chantaje a la hora de acogerse al derecho de huelga.

Unidad amplia, combativa y antiimperialista para la lucha

Uno de los objetivos de los jerarcas sindicales es barrer con el sindicalismo combativo que ha surgido en numerosas fábricas y lugares de trabajo en estos años. El conflicto de Lear quizás sea una de las muestras más cabales de cómo actúa un sindicato poderoso como el SMATA contra los delegados combativos, recurriendo a las patotas, los aprietes y los chantajes junto con el monopolio y el gobierno. Ésta fue una gran enseñanza para todo el movimiento obrero.

La etapa que se abre, tendrá como protagonistas a estos sectores nuevamente. Más aun teniendo en cuenta la crisis interna en la que se debate la CTA Autónoma, muy golpeada sobre todo después de la elección de ATE y las divisiones lectorales.

Frente a esta realidad, los sectores combativos podremos avanzar desafiando la paz social de los jerarcas si nos planteamos una unidad para la lucha que supere el sectarismo que muchas veces no ve más allá del activismo y pierde de vista al gran sector intermedio disputado por los jerarcas sindicales. El Encuentro Sindical Combativo marcha a un Plenario Nacional de dirigentes y activistas el 28 de noviembre, donde discutirá la situación del movimiento obrero, los avances y limitaciones, para poder desplegar la lucha y avanzar en la recuperación sindical por parte de la unidad de combativos, clasistas y democráticos.