El director de esta película estrenada el 2 de Abril de este año es Fernández Engler. Filmada en gran medida en escenarios naturales de Comodoro Rivadavia y Córdoba, incluye un fragmento de 26 segundos tomado en Malvinas.
La historia real que da el título de la película es la de “Pedro”, un soldado argentino transformado en leyenda, que combatió en la Guerra y que decidió no rendirse en la batalla de Tumbledown, por lo que siguió combatiendo solo, cambiando de posición permanentemente durante dos horas hasta que fue abatido. Testimonios de ambos bandos certifican que fue así. Cuando encontraron su cuerpo en 1983, el último en ser hallado por lo inaccesible del terreno muchos meses después de la derrota, los kelpers lo enterraron como “Pedro” en el cementerio de Darwin. Y aunque se barajan una serie de posibilidades, aun no se ha establecido su nombre. El eje de la película es la reivindicación de los argentinos que combatieron en Malvinas, la denuncia la campaña de desmalvinización iniciada el 15 de junio de 1982 y exaltar la acción de los centros de veteranos, su organización y lucha. También aborda el drama de los suicidios de ex combatientes que ya son 500, tantos casi como las 649 bajas en propio conflicto bélico.
El guion atraviesa y va tomando posición sobre cada una de estas cuestiones. Primero alrededor de la historia de un joven convocado a la conscripción y luego a la movilización de la hermana de un suboficial caído en combate cuyo cuerpo, como el de 649 argentinos, yace en Malvinas. Ella se imagina que puede ser “Pedro” y desde allí aborda el debate de si debe exigirse la entrega de esos cuerpos para su “repatriación”, o si por el contrario, ellos están en su Patria, en el suelo argentino por el que combatieron y cayeron.
La producción del film contó con la colaboración de las tres armas de las FFAA, lo que se refleja en la impactante escena del desembarco en las islas. Quizás menos logradas, las escenas de combate, pero sin lugar a dudas reivindicativas del combate armado contra las fuerzas inglesas. Porque este es básicamente el otro gran eje que trabaja el guión; el del hombre y su circunstancia.
Previo a la guerra, el protagonista estuvo vinculado a la hermana de un suboficial, que luego caerá en combate; y todos ellos son oriundos del mismo pueblo. El guión deja claro durante los minutos iniciales la posición del protagonista contra de la dictadura que luego es convocado a la conscripción y movilizado a Malvinas, a donde no llega muy convencido del objetivo. Pero tras ver caer a uno de sus compañeros, ya en retirada su grupo, se posiciona enmascarado cumpliendo la orden de intentar evitar la confrontación directa, priorizando llegar a Puerto Argentino a menos que fuera necesario.
Cuando el jefe del grupo inglés detiene el avance para efectuar un breve reconocimiento de lo que lo rodea, se produce el certero disparo del soldado protagonista que impacta en el pecho del Inglés. Este momento, de gran impacto en la escena, fue incluido en el tráiler de promoción del film y se puede ver en Youtube.
La contraposición con “Iluminados por el Fuego” de 2005 es total. Porque “Soldado desconocido…” confronta durante sus 103 minutos con el eje de “los chicos de la guerra” y de que “la derrota trajo la democracia” que promueve “Iluminados…”. Confronta explícitamente tanto en el escenario bélico, como ya de vuelta en medio de la campaña de desmalvinización, en el diálogo entre dos ex combatientes ante las dificultades para conseguir trabajo.
La complejidad real política de la Guerra de Malvinas desde ya excede al film, que simplifica la situación interna de las FFAA durante la guerra, sin traidores, cobardes, estaqueamientos, ni ruptura de los mandos. También es negada la fractura que siguió desarrollándose tras la guerra dentro de las FFAA, hasta la irrupción pública de las corrientes malvineras y la fractura horizontal, que más allá del derrotero programático recién se cerró en 1991 prácticamente una década después, simultáneamente a la vistita de Bush durante el gobierno de Menem. Presenta unas imaginarias Fuerzas Armadas ordenadas y subordinadas al gobierno constitucional que sucedió a la dictadura.
Por eso no llega a abordar completamente la complejidad de las dos contradicciones o antagonismos presentes durante el período de la Guerra de Malvinas en argentina: “imperialismo-nación oprimida” y “dictadura-pueblo”. Las resuelve correctamente en cuanto a cual fue principal o determinante en cada momento, pero no alcanza a mostrar su interrelación durante el conflicto.
Sin exigirle tanto, “Soldado argentino” a 35 años de la Guerra de Malvinas es quizás el primer film que llega a las salas de cine con un balance reivindicativo de los que lucharon con las armas en la mano contra el imperialismo inglés en 1982. Lo que no es poco siendo la Argentina un país que se constituyó en 1880 bajo la dependencia inglesa y marcada por la impronta de tres guerras miserables: contra los caudillos del interior, de exterminio de los originarios y contra el Paraguay.
Será por eso que la inesperada Guerra de Malvinas, más allá de la concepción por la que fue pensada por la dictadura y del resultado bélico contra el imperialismo inglés, cien años después nos terminó reivindicando como nación. Y “Soldado desconocido solo conocido por Dios” esencialmente lo refleja.