Vassalli, la histórica fábrica de cosechadoras de Firmat, atraviesa una de sus peores crisis: salarios impagos desde junio, aguinaldo y aportes sociales adeudados, y una planta prácticamente paralizada que deja a casi 300 familias en el aire. La empresa, símbolo de la producción nacional de maquinaria agrícola, quedó atrapada en la asfixia de un modelo económico que bajo Milei golpea a la industria con recesión, apertura indiscriminada de importaciones y la falta de crédito productivo.
La política del gobierno, orientada a beneficiar al capital financiero y a los grandes exportadores, castigó de lleno a firmas como Vassalli, que supieron ser motor de empleo y tecnología en el interior del país. Hoy los trabajadores sostienen la lucha con movilizaciones y cortes, mientras denuncian la indiferencia oficial y exigen una salida que garantice la continuidad de la planta y el cobro de sus haberes.
