Cuarta semana de paro docente universitario

Se realizaron más de cien clases públicas en Plaza de Mayo.

Por Gabriel Delisio(*)

Del 27 al 31 de agosto se desarrolla la cuarta semana de paro docente universitario, convocada por la Conadu Histórica y un sector muy significativo de la Conadu (ver recuadro). El gobierno, muy golpeado por la masividad que acumula el conflicto, convoca a una reunión para el lunes 27, al cierre de esta edición.

Detonante de esta lucha

El no inicio del segundo cuatrimestre y la continuidad del paro tienen como detonante al techo salarial del 15% que el gobierno intenta imponernos desde marzo. Y sumó, una verdadera provocación del gobierno: la oferta de “recomposición salarial” de 10,8% en dos cuotas (5% en mayo y 5,8% en agosto) sobre el salario de noviembre 2017. Un hachazo a nuestros salarios cuando la inflación en el mismo período no será inferior al 25%.
La decisión unilateral del gobierno de aplicar estos porcentajes “a cuenta de futuros acuerdos” –que ya fueron declarados insuficientes por parte de todas las federaciones docentes– es una práctica desleal y una abierta provocación. Sin dudas, este ajuste responde a la necesidad auto-infligida del gobierno de reducir un déficit fiscal que su propia política generó, comprometido ahora a cumplirlo tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
El ajuste salarial se suma al retraso en las transferencias de las partidas presupuestarias (contempladas en el presupuesto nacional votado por el Congreso) y a la suspensión de las obras de infraestructura. Así el gobierno busca concretar el recorte, que en marzo ya había anunciado que sería de 3.000 millones de pesos por debajo del presupuesto (ver Vamos! Nº116), pero que puede ser mucho peor tras el pacto con el FMI. El gobierno da arteros ataques a la educación pública, asfixia al límite el funcionamiento del sistema universitario, y busca desprestigiar y vaciar nuestras universidades.

Ajuste y asedio

Para Macri y el Fondo, la educación es un gasto y un privilegio, no una inversión. Desde esta perspectiva, no sería de extrañar que el acuerdo de Macri con el Fondo contemple, además del ajuste directo, la aplicación de medidas similares a las que el FMI impuso en Grecia, donde por ejemplo a los maestros les rescinden sus contratos cuando terminan las clases para no pagarles vacaciones (Ver Vamos! Nº121, “Acuerdos nada platónicos”). O las recientes medidas implementadas por el gobierno de la India, a instancias del FMI, creando un modelo universidades como entidades comerciales para la generación de sus propios fondos. O, simplemente, eliminar el ingreso irrestricto para imponer exámenes de ingreso-filtro para reducir drásticamente la matrícula de estudiantes, docentes y no docentes, cerrar universidades y vender sus edificios para negociados inmobiliarios.
Cualquiera de estas medidas, aisladas o combinadas, es lo que de fondo estamos enfrentando. La gratuidad, el ingreso irrestricto y el excelente nivel, hacen de la universidad pública argentina un tesoro casi único en el mundo.
Un gran golpe al gobierno
Pero, contrariamente a lo que buscaba el gobierno, el conflicto se extendió por todo el país hasta convertirse en un gran movimiento nacional en defensa de la educación y la universidad pública. Con la tercera semana de paro, hubo un punto de inflexión. La movilización empezó a reunir a miles de personas en todas las ciudades en las que hay alguna institución universitaria, donde en cada abrazo o movilización participan no sólo los docentes, no docentes y estudiantes, sino también las familias de los estudiantes y sectores muy importantes de nuestro pueblo que reivindican a la universidad pública y gratuita como un derecho.
Movilizaciones, vigilias, clases públicas, abrazos, radios abiertas y tomas de rectorados se repitieron cada día en distintos puntos del país. Miles de docentes adoptaron la medida del paro por primera vez en su vida, haciendo propia la herramienta de lucha. También, fueron sumándose distintas expresiones públicas de los órganos de co-gobierno de las universidades.
La semana culminó el viernes 24 con 100 clases públicas en la Plaza de Mayo, protagonizadas por cientos de docentes y miles de estudiantes desafiando el frío y la lluvia. Un gran acierto de la AGD-UBA (la asociación de base más grande de la ConaduH) que impulsó esta medida, y logró ser noticia en muchos medios. Ese mismo día, en una conferencia de prensa conjunta de las dos Conadu’s se anunció la Marcha Nacional Universitaria convocada para el próximo jueves 30.
La magnitud que logró la movilización en todo el país impuso el tema en la prensa y en las redes, generalizando la consigna “Sin universidad pública no hay futuro”.
Para defenderse, el gobierno no tuvo mejor idea que desacreditar el reclamo. Busca instalar que el problema sería que “sobran docentes”; es decir, que las universidades, en su autonomía, habrían contratado sin control. Este mensaje podría ser funcional a las autoridades de gobiernos universitarios que acuerdan en ser ejecutores del ajuste.

Jueves 30: marcha nacional

La marcha nacional del jueves 30 convocará, sin dudas, a una multitud inédita en la historia de las luchas universitarias. Las conducciones de las tres federaciones acordaron marchar desde el Congreso Nacional al Ministerio de Educación. Desde distintos sectores planteamos la necesidad de culminar la marcha en la Plaza de Mayo para expresar en las propias narices del gobierno nacional que sin universidad pública no hay futuro; y que el movimiento universitario está de pie para defender la educación y repudiar el acuerdo con el Fondo.
Con esta lucha, coordinando acciones y profundizando las medidas, vamos abonando el camino hacia el paro nacional de 36hs que una todas las luchas para derrotar la política de Macri y el pacto con el FMI.

(*) Secretario adjunto AGD-UBA.