La crisis en la industria automotriz

La industria automotriz en la Argentina, y en general en todo el mundo, responde a la producción cada vez más planificada en función de los intereses de los monopolios imperialistas del sector. Es así como estas empresas deciden qué modelos producir en cada país de Latinoamérica, por ejemplo, sin que esto tenga necesariamente relación con los modelos que se venden mayormente en ese país. Es por esto que más del 70% de los autos y camionetas que se producen en la Argentina se exportan a Brasil y sin embargo el comercio automotriz con ese país es deficitario (o sea que se importa más de lo que se exporta).

Como consecuencia de esto, la situación actual de Brasil –con alrededor de 12 mil trabajadores de la Ford Brasil obligados a tomar vacaciones anticipadas y miles de despidos en el sector– más el propio parate que va avanzando en la Argentina va repercutiendo en toda la industria automotriz con un panorama complejo e incierto.
Una Encuesta de la Asociación de Fábrica Argentina de Componentes (autopartes), reveló que entre el 2014 y lo que va de este año se perdieron 5.580 puestos de trabajo. Las terminales y autopartistas vienen implementando suspensiones, cierres de turnos, reducción de la jornada laboral, a la vez que están implementando retiros voluntarios.

En FIAT se viene trabajando entre dos o tres días por semana (al igual que en la planta de Volkswagen Córdoba) y se extendió para septiembre 1000 suspensiones, a la vez que impulsa los retiros voluntarios para recortar un 10% del personal. En General Motors se paró la producción durante seis días y la empresa abrió un programa de 240 retiros voluntarios. En Volkswagen de General Pacheco se paró la producción durante cuatro días durante el mes de agosto y en Ford continúan con 170 suspensiones rotativas hasta fin de año.

Renault firmó un convenio a la baja con el SMATA para la producción de camionetas Nissan en la planta de Santa Isabel Córdoba, que demuestra la situación de flexibilización a la cual las empresas y el sindicato están dispuestos a someter a los trabajadores. Los operarios que entren a trabajar ya no lo harán con la categoría 4 sino que lo van a hacer con categoría 1, lo cual implica una pérdida del 15% de salario. También se implementará un cambio de horario de entrada para disminuir la parada y así aumentar los ritmos de producción.

Qué decir de Peugeot, que el año pasado despidió alrededor de mil trabajadores bajo la forma de retiro voluntario y en la actualidad debate si se queda o no en la Argentina. Así y todo, el eslabón más débil de la cadena no son los trabajadores mecánicos de las terminales ensambladoras de autos, sino aquellos que trabajan en la industria autopartista, en general bajo convenio de la UOM, el plástico u otros.

Lo notable de la situación es que todas estas empresas tuvieron ganancias extraordinarias en los últimos años, tanto a nivel mundial como en la Argentina, y sin embargo en complicidad con el gobierno y los sindicatos despiden (abierta o encubiertamente), firman convenios a la baja y flexibilizan al máximo a los trabajadores (más allá de algunos acuerdos por arriba para que lo peor de esta crisis no se haga tan visible antes de las elecciones).
Para poder hacer pasar esos planes es que en buena parte del año pasado barrieron con todos los delegados y comisiones internas combativas que pudieron. Queda planteada entonces una gran pulseada entre los trabajadores y el pueblo por un lado y esta triada nefasta (empresa, gobierno y sindicato) por el otro para avanzar en la organización obrera intentando frenar el ajustazo sobre los trabajadores y avanzando hacia la recuperación de las comisiones internas y cuerpos de delegados.