Como con muchas estrellas del deporte y el espectáculo, su vida recorrió luces y sombras, pero protagonizó destacados combates adentro y afuera del ring. Campeón mundial de boxeo, se ganó una gran popularidad en pueblos oprimidos y naciones del tercer mundo. Inmerso en el auge revolucionario de la década del 60 Muhammad Alí adoptó posiciones contrarias a la guerra de Vietnam y contra el segregacionismo racial en los Estados Unidos.
Nacido como Cassius Clay, rechazó ese apellido, porque los nombres de los afroamericanos eran heredados de sus amos. “Seré conocido como Cassius X”, dijo. Y luego, como Muhammad Alí: “Cassius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí, no lo quería. Yo soy Muhammad Alí, un hombre libre”.
Tuvo en los inicios de su carrera una estrecha relación con Malcom X, de quien se distanció cuando éste se enfrentó con el líder de la Nación del Islam, pero escribió años más tarde: “Darle la espalda a Malcolm fue uno de los errores más grandes de mi vida. Desearía haber sido capaz de decirle a Malcolm que lo sentía, que tenía razón sobre muchas cosas. Pero fue asesinado antes de que tuviera la oportunidad. Era un visionario, más adelantado que cualquiera de nosotros”.
En el año 1966 Mohamed Alí ya era campeón mundial de boxeo cuando una resolución de la Fuerzas Armadas norteamericanas lo convocó para el servicio militar. Pero se negó al reclutamiento bajo el argumento de la “Objeción de conciencia”, por adherir a la Nación del Islam, con lo que fue una de las primeras personalidades en declararse contra la guerra: “Pregunten todo lo que quieran sobre la guerra de Vietnam, siempre les tendré esta canción: ‘No tengo problemas con los Viet Cong…porque ningún Viet Cong me ha llamado un nigger’”.
En 1967, fue citado para el reclutamiento bajo amenaza de prisión, pese a lo cual se negó, haciendo públicos sus argumentos. Inmediatamente la Comisión Atlética de Nueva York le suspendió su licencia para boxear. Fue sometido a juicio, declarado culpable y sentenciado a cinco años de cárcel. Salió libre bajo fianza. Pero el Estado norteamericano le confiscó el pasaporte y se le prohibió pelear y abandonar el país por tres años y medio. Le fueron retirados los títulos de campeón, pero había lanzado un golpe de nocaut: “¿Quieren mandarme a prisión? Bien, háganlo. He estado en prisión por 400 años. Puedo estarlo por 4 o 5 más, pero no iré a 10.000 millas para ayudar a matar a un pobre pueblo. Si quisiera morir, moriría aquí, ahora, luchando contra ustedes. Ustedes, mis enemigos…” y reiteraba: “Ustedes son mis oponentes cuando quiero libertad, cuando quiero justicia, cuando quiero igualdad”.