Tras dos años de negociaciones, se fueron haciendo públicas algunas condiciones que el FMI exigiría para refinanciar el préstamo otorgado al gobierno anterior. Según el plan inicial, acordado por el gobierno de Macri, Argentina debería pagar alrededor de 19 mil millones de dólares en 2022 y otros tantos en 2023. Ahora, un vocero del FMI expresó públicamente que pretenden que el plan cuente con “un amplio apoyo político y social”.
Algunos de los puntos que se difundieron:
• El FMI no aceptaría bajar las sobretasas por intereses de la deuda (que el FMI cobra para los préstamos más grandes), aún a pesar de haber sido admitido que este préstamo intentó ser una ayuda a la reelección de Macri. La sobretasa equivaldría para Argentina a unos 3.300 millones de dólares (cerca de diez veces lo que sale vacunar contra Covid a toda la población argentina).
• El pago de lo adeudado no podría extenderse más allá de 10 años, aún cuando el préstamo fue otorgado violando el propio estatuto del FMI (que en su texto prohíbe otorgar préstamos para una fuga continua de capitales). De este modo, el FMI pretendería que Argentina desembolse alrededor de 6.000 millones de dólares por año.
• Se debería acortar la brecha entre el dólar oficial y el dólar bolsa a menos de un 30%. Curiosamente, esta condición permitiría bajar los costos de la fuga de capitales.
• No conocemos aún los tiempos que exige el FMI para llegar al superávit fiscal primario ni el detalle de las medidas que “propone”. Aparentemente, uno de los focos serían los subsidios a la energía. El gobierno prepara una segmentación de las tarifas, pero probablemente esto no sea suficiente para el FMI.
• El FMI busca hacer periódicamente misiones de fiscalización y control de la política económica argentina, con un staff permanente en el país ante quien el gobierno debería rendir cuentas.