El gobierno de Javier Milei decidió “soberanamente” hacer lo que dicta su presidente, Donald Trump, y retirar a Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta vez, no es que no tengamos Ministerio de Salud, sino que ahora tiene sede en Washington.
Para Trump, su resolución es una forma de ocultar su mal desempeño como presidente en la pandemia de COVID-19. Para Milei, una forma de negar que Argentina logró evitar el colapso sanitario en aquel momento.
La fundamentación del gobierno, expresada por el vocero presidencial Manuel Adorni, se basó en minimizar la pandemia de COVID y cuestionar las medidas adoptadas para enfrentarla. Sin embargo, la historia reciente demuestra que los líderes que adoptaron discursos negacionistas y se opusieron a políticas de salud pública terminaron pagando el costo político: Donald Trump en EEUU, Jair Bolsonaro en Brasil y Sebastián Piñera en Chile fueron derrotados en sus respectivas reelecciones tras la crisis sanitaria y el colapso hospitalario que incentivaron. Esto no implica que la OMS y los gobiernos que tomaron medidas contra el COVID no hayan cometido errores. Pero lo que quedó claro es que la peor estrategia fue negar la gravedad de la pandemia. Según las estimaciones de la OMS sobre exceso de mortalidad, la pandemia causó entre 14,9 y 18,2 millones de muertes adicionales en el mundo durante 2020-2021 [1]. En porcentajes, Brasil tuvo un exceso de mortalidad de un 24%, Bolivia del 50% y Argentina del 18% [2].
Salir de la OMS no es solo un gesto simbólico. En la práctica, Argentina enfrentará mayores dificultades para acceder a vacunas, ya que perderá los beneficios de negociaciones colectivas y deberá acordar en solitario con los laboratorios, pagando sobreprecios que excederán ampliamente los 10 millones de dólares que el gobierno ahora celebra “ahorrarse”. Basta recordar que, durante la pandemia, el mecanismo COVAX permitió a países como el nuestro acceder a vacunas a costos menores y con entregas garantizadas.
También perdemos coordinación internacional en la vigilancia de epidemias y pandemias: desde COVID-19, influenza H1N1, el dengue, hasta Chagas y otras enfermedades emergentes. Esto incluye acceso a información científica en tiempo real, reactivos para testeos y asistencia técnica. Aun con todas las limitaciones que tuvo la gestión de la pandemia, Argentina pudo realizar pruebas de COVID-19 desde el inicio gracias a su participación en la OMS y su red de cooperación.
Con esta decisión, Argentina no solo se aleja de un organismo clave para la salud pública, sino también de un marco de cooperación internacional que podría ser crucial en futuras crisis sanitarias. La historia ha demostrado que estás situaciones no pueden enfrentarse en soledad.
Pablo C.
__________
[1] Msemburi y otros (2023). The WHO estimates of excess mortality associated with the COVID-19 pandemic. Nature, N° 613. https://doi.org/10.1038/s41586-022-05522-2
[2] Ministerio de Salud (2023). Exceso de mortalidad en Argentina: años 2020- 2021.