Chou Enlai: Experiencias y lecciones en materia de frente único

“Experiencias y lecciones en materia de Frente Único” es un capítulo dentro del trabajo “Sobre el Frente Único”, que fuera publicado en el Tomo I de las Obras Escogidas de Chou Enlai en las Ediciones Lenguas Extrajeras. Este trabajo fue su discurso en el VII Congreso Nacional del PCCh. En este número de Vamos! extraemos una primera síntesis. En nuestra página de internet, lo publicamos de manera completa en formato PDF.

“(…) Como lo ha expuesto con toda claridad el camarada, Mao Tse-tung para crear un sólido frente único de nueva democracia es pre¬ciso tener una visión nítida de los tres problemas siguientes: el campo enemigo, las filas del frente único y el “comandante en jefe”.

Hablaré en primer lugar sobre el campo enemigo.

Los enemigos de la revolución de nueva democracia son el imperia¬lismo y las fuerzas feudales. Esta es una aseveración válida para todo el período de esta revolución. Pero, debido a que el imperialismo no es uno solo, que los grandes terratenientes y la gran burguesía del país se dividen en distintas fracciones y grupos y que, además, estos enemigos carecen a menudo de unidad, el campo enemigo está sujeto a cambios. Por consiguiente, identificar con acierto a los enemigos no es tarea sen¬cilla, sino complicada.

Sucede a veces que las fuerzas enemigas se juntan para oprimir a las masas populares (…) Sin embargo, casos semejantes han sido pocos a lo largo de los últimos veintitantos años. Lo más del tiempo las fuerzas enemigas andan cada cual por su lado (…) Esto se hizo aún más evidente con el inicio de la Guerra de Resistencia, pues Inglaterra y EE.UU. tomaron una posición contraria al Japón y se convirtieron en aliados de China en su Guerra de Resistencia. Por tanto, vemos que los países imperialistas se encuentran unas veces separados y otras unidos, y que con todo es más largo el tiempo de su separación (…)

(…) Así, con las fuerzas enemigas unas veces unidas y otras separadas, la situación se presenta aún más com¬plicada. Lo que es más, los personajes representativos de las diversas clases no son, ni mucho menos, inmutables. Alguien que no es enemigo puede pasar a serlo con solo cambiar de representatividad, fenómeno que muy a menudo nos deja confusos (…) En resumen, los personajes representati¬vos de las diversas clases son susceptibles de cambios (…) En estos veinticinco años de lucha revolucionaria, se nos han pre¬sentado, en lo tocante al frente único, cambios tan numerosos, tan grandes y tan complicados que han exigido de nosotros la cabeza des¬pejada y la capacidad para investigar, estudiar y analizar los problemas surgidos. El pensamiento representado por el camarada Mao Tse- tung nos permite conocer correctamente los cambios de las contradicciones en el curso de desarrollo de la historia, identificar y analizar en todo momento al enemigo y formular justas políticas para vencerlo. En cambio, las diversas tendencias oportunistas de “izquierda” y de dere¬cha se caracterizan por su nebulosidad en esos puntos y por los numero¬sos errores que cometen, antes que nada, en el problema de cómo identificar al enemigo y enfrentarlo. Los errores de derecha consisten generalmente en tomar al enemigo por amigo (…) Los errores de “izquierda” consisten comúnmente en tomar al amigo por enemigo (…)

Bajo determinadas condiciones, algunos de los enemigos nuestros tienen doble carácter. Cuando nos unimos con ellos en el frente único, los camaradas imbuidos de puntos de vista de derecha sólo ponen los ojos en su susceptibilidad de ser unidos, echando al olvido su esencia reaccionaria. Por ejemplo, en el período inicial de la Guerra de Resis¬tencia, si bien la camarilla (…) de los grandes terratenientes y la gran burguesía participaba en esta guerra, conservaba su naturaleza reaccionaria; los errores de la desviación de derecha estribaban en pintar de color rosa a esa camarilla, escamoteando su naturaleza reac¬cionaria (…) Aunque en determinados momentos podemos abstenernos de recalcar este aspecto suyo, es erróneo pintarlo de rosa. Los camaradas con conceptos “izquierdistas”, perdiendo de vista los cambios que se operan en la coyuntura de viraje, sólo se fijan en la naturaleza reaccionaria de esos enemigos y pasan por alto su susceptibilidad de ser unidos. Por ejemplo, en 1935, en los momentos de la Reunión de Wayaobao376, cuando el camarada Mao Tse-tung previo la probable tendencia de la burguesía e incluso una parte de la gran burguesía a favorecer la resistencia contra la agresión japonesa, los camaradas que sostenían puntos de vista “iz¬quierdistas” no lo creyeron ni comprendieron la necesidad de unirnos con dichos sectores para promover esta Guerra de Resistencia.

En lo referente a las manifestaciones de desunión que se advierten en el campo de las clases dominantes, hay que ver claramente la na¬turaleza de su desunión. Veamos un ejemplo: Muchos de los grupos con fuerza local que existen en la Gran Retaguardia se oponen a la dicta¬dura fascista de Jiang Jieshi, en la medida de lo cual podemos, desde luego, unimos con ellos. Pero es preciso tener presente que son de suyo representantes de los grandes terratenientes y la gran burguesía, sin que haya diferencia sustancial entre ellos y Jiang Jieshi en cuanto a su posición antidemocrática, ni nada que los distinga radicalmente de éste respecto a su actitud inconsecuente en la Guerra de Resistencia. Es por eso que sus contradicciones con Jiang Jieshi son contradicciones dentro del mismo campo de las clases dominantes. Los que sostienen puntos de vista “izquierdistas” niegan esta índole de contradicciones y estiman que cuantos sean enemigos deben ser derribados en un mismo período. Pero quien trata de derribar a todos no derriba a ninguno.

El campo enemigo se presta a cambios. Es idea derechista considerar aún como amigo al que ayer lo era pero que hoy se ha convertido en enemigo. Tomemos una vez más como ejemplo el caso de Wang Jingwei en el primer período de Wuhan, quien, en otros tiempos, efectivamente había colaborado con nosotros en calidad de representante de la burguesía, pero que, una vez establecido en Wuhan y sometido a la influencia diaria de la gran burguesía, empezó a pasarse a la reacción, al campo enemigo. Los camaradas imbuidos de ideas derechistas, sin embargo, seguían viendo en él un amigo seguro, dándole crédito y apoyándose en él. El enfoque “izquierdista”, en cambio, se caracteriza por seguir considerando como enemigos a los que, aunque lo fueron ayer, son hoy susceptibles de ser amigos nuestros. Veamos el caso del XIX Ejército, que antes del Incidente del 18 de Septiembre nos había atacado en Jiangxi en aras de los intereses de los grandes terratenientes y la gran burguesía, pero que, después de ese incidente y ante el auge del movimiento revolucionario nacional, pasó a cooperar con nosotros en Fujian. Los camaradas con enfoque “izquierdista”, no obstante, aún veían en ese Ejército un enemigo y lo combatían. Todo esto es testimonio de que el campo enemigo es sumamente desunido y desacorde y está sujeto a tremendos cambios.

Debemos analizar concienzudamente las circunstancias y aplicar la política del camarada Mao Tse-tung de explo¬tar las contradicciones, ganarnos a la mayoría, combatir una minoría y aplastar a los enemigos uno por uno, evitando así los errores tanto de “izquierda” como de derecha.”