Consecuencia de una política de Estado

Otra vez la angustia, los heridos, la indignación. Por tercera vez en un año y ocho meses, una formación del Sarmiento no frenó. “Siempre cuando hay elecciones pasan cosas que dejan dudas”, atinó a afirmar el secretario K Sergio Berni. Pero el gobierno —otra vez— no mostró dudas en acusar al motorman, como ha hecho ante cada siniestro ferroviario sin importar si había elementos concretos para tal aseveración.

Lo que no cabe dudas es que debería ser posible evitar que un tren choque contra un andén u otro tren. Técnicamente, sólo se requiere que los frenos funcionen. Además se debería instalar un sistema de frenado automático en situaciones de riesgo; sistema que ya está inventado o bien podría ser desarrollado por profesionales argentinos.

Pero si esto no ha ocurrido es porque el gobierno ha sostenido el esquema —implementado en el menemismo— de concesionarios privados, a los que le aportó grandes sumas de subsidios sin control. Luego improvisó una recuperación parcial de la gestión; pero dejando tercerizados los servicios. Así, el mantenimiento de los vagones lo sigue realizando EMFER S.A., una empresa de los Cirigliano: ¡los mismos concesionarios del Sarmiento que aquel 22 de febrero de 2012 dejaron un saldo de 52 víctimas fatales!

Entonces, otro choque no es accidente. Es consecuencia de la corrupción de Estado y de esta política de dependencia que nunca se propuso verdaderamente recuperar el sistema ferroviario nacional para que sea motor de la industria.
Siguen presentando como solución destinar millones de dólares en adquirir vagones y locomotoras chinas, cuando pueden ser fabricadas en nuestro país. Clarín critica al gobierno por “inoperante”, pero no cuestiona la esencia de la política ferroviaria de las últimas décadas y también se hace eco de la difamación contra los trabajadores.

Los trabajadores de la Seccional Oeste de Unión Ferroviaria, recuperada por una conducción combativa, ya anunciaron asambleas y posibles medidas de fuerza, por las condiciones de muerte en que trabajan y en respuesta a las acusaciones del gobierno. Desde el choque del 22 de febrero del año pasado, víctimas y familiares de la masacre sobre rieles han ido acercando posiciones con los trabajadores y también denuncian las condiciones en que se viaja y el desamparo oficial ante las víctimas.

Es posible viajar en condiciones seguras: si se reestatizan verdaderamente los ferrocarriles, con control de los trabajadores y usuarios, promoviendo una industria ferroviaria nacional.