La evidencia que no quieren ver Larreta y la Corte

Aunque Larreta y la Corte se nieguen a verlo, en el AMBA estamos transitando el peor momento de la pandemia. Es el pico más alto de contagios que, encima, ya se está esparciendo por el resto del país. Ciertamente, la CABA tiene –como consecuencia de nuestra propia historia centralista– un sistema de salud más robusto que las provincias. Pero, aún así, ya está saturado, tanto el privado como el público. ¿Qué dicen los datos?

Primero: el sistema de hospitales públicos de la CABA ya tiene 420 camas de terapia intensiva (UTI) ocupadas. Hasta hace unos días esto significaba un 93% de ocupación sobre las 450 disponibles. Pero, después de demorar varios días la actualización de datos, el gobierno porteño anunció que implementó 50 camas más: así totaliza 500 camas UTI con un 84% de ocupación. Lo que no anunció el gobierno porteño fue la contratación de más terapistas que hagan funcionar adecuadamente esos respiradores, simplemente porque primero sería necesario algunos años para formarles. Esta saturación del sistema público se suma a la que ya venía teniendo el sistema privado de salud desde antes del DNU que derivó en litigio en la Corte.

La saturación implica que se tarda cada vez más tiempo en encontrar una cama. En CABA, Gilda Zurita, enfermera de 52 años del Hospital Penna, murió tras estar esperando 48 horas una cama de UTI. A esto se agrega que la sobrecarga del personal de salud dificulta aún más –si se puede– la atención adecuada. De más no está insistir que la supervivencia a estas internaciones depende drásticamente de la profesionalización del equipo de salud y las condiciones de trabajo. (De cada 10 internados en UTI, sobreviven 4 o 3 según explicitó el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires.)

Segundo: El gobierno porteño ha admitido parcialmente la necesidad de bajar la circulación debido a la educación pero busca mantener la escuela primaria. Los datos muestran que el grupo de edades de 0 a 11 años en CABA es el que más creció la cantidad de contagios. Y sigue creciendo (ver gráfico). Esto afecta a los niños pero también a las familias. Y, desde ya, a lxs trabajadores de la educación que se encuentran de paro.

Además de estos número propios de nuestro país, existen numerosos artículos científicos que analizan diversa evidencia en muchos países. Uno de estos artículos es el publicado en la tan renombrada revista inglesa The Lancet. Abrir las escuelas en lugares de alta transmisión comunitaria y sin las medidas de mitigación adecuadas «probablemente contribuirá a una velocidad de contagios (de coronavirus) por encima de uno en casi todos los escenarios», advierte.

Por último, una relativa buena noticia es que la campaña de vacunación va evidenciando su efectividad. Esto se evidencia en el hecho de que sigue bajando la cantidad de internados de los grupos de mayores en los que ha avanzado la vacunación. Es decir, de no ser por la vacunación, el sistema de salud ya estaría colapsado. Resta darle tiempo a la vacunación pero, mientras tanto, se debe bajar lo más posible la circulación y los contagios.

Los contagios de la última semana parecerís indicar una tendencia a la baja. Habrá que confirmar esto en los próximos días. De todos modos, la ocupación de UTI se produce aproximadamente quince días después de los contagios; y los fallecimientos otra semana después. Por lo que, en cualquier caso, aún quedan momentos muy difíciles.