Cuba: el asalto al Moncada

A las 6 de la mañana del 26 de julio de 1953, un grupo de 159 hombres comandados por Fidel Castro se lanzaron al asalto del cuartel Moncada, el segundo más grande del país, situado en la provincia sureña de Santiago de Cuba. En simultáneo, otro grupo intentaba tomar el cuartel de Bayamo. El plan era apoderarse del cuartel para desde allí entregar armas al pueblo y emitir un mensaje radial con un programa político, convocando a la huelga general y el estallido revolucionario contra la dictadura. El asalto al cuartel Moncada fue un hito de la lucha revolucionaria que tomó el poder en Cuba y que inició la construcción socialista (aunque luego se restaurara el capitalismo desde el propio Estado).

La dictadura de Batista

El 10 de marzo de 1952 se había instaurado en Cuba una dictadura encabezada por Fulgencio Batista. Este militar había tomado el poder impidiendo el triunfo electoral del llamado Partido Ortodoxo creado por Eduardo Chibás, que tenía una fuerte prédica en contra de la corrupción del sistema, y en el que militaba el joven dirigente estudiantil y abogado Fidel Castro.

La dictadura batistiana implantó un régimen de terror, abolió la Constitución y el Parlamento y profundizó los negociados de la oligarquía cubana y la entrega y subordinación al imperialismo norteamericano.

Al inicial desconcierto popular lo fueron sucediendo distintas formas de resistencia, en particular del movimiento estudiantil, mientras se abría una crisis en la mayoría de las fuerzas políticas cubanas en torno a cómo enfrentar a la dictadura. En ese marco, Fidel Castro organizó “El Movimiento” y se lanzó a la preparación del asalto al cuartel de Santiago de Cuba.

Fracaso y prisión

El ataque al Moncada se frustró desde el inicio debido a una serie de errores y contratiempos: varios automóviles se extraviaron, un grupo de soldados advirtieron el ataque y sonaron la alarma, etc. Los rebeldes quedaron en relación de 1 contra 10, a pesar de lo cual lograron causar 18 bajas y 31 heridos.

Durante el combate, sólo cinco rebeldes fueron muertos y seis resultaron heridos. Pero, en represalia, el alto mando castrense ordenó asesinar a quienes se capturara. Así, 56 detenidos fueron salvajemente torturados y ejecutados en los días siguientes. Otros 60 detenidos fueron enviados a prisión, entre ellos Fidel Castro y su hermano Raúl.

“La historia me absolverá”

Si bien fracasado en términos militares, el hecho generó un gran impacto en el pueblo cubano, mostrando a un grupo de jóvenes que tomaban las armas decididos a enfrentar a la dictadura. Y también puso en evidencia las brutalidades de que era capaz el régimen de Batista, que decretó el Estado de Sitio en Santiago y la suspensión de las garantías constitucionales en todo el país, aplicó la censura y desató la persecución a sus opositores.

En el juicio farsa que armó la dictadura, Fidel Castro elaboraría su histórico alegato “La historia me absolverá”. Difundido por toda Cuba, éste se convertiría en el programa y en la base de la organización del Movimiento 26 de Julio, que en 1956 se lanzaría a un nuevo intento revolucionario.