Dos mil científicxs expulsadxs del CONICET

Se dieron a conocer los resultados de la convocatoria de ingreso a la carrera del investigador científico. Fuga de cerebros, laboratorios vaciados y un gobierno anticiencia.

De 2.595 científicxs que se presentaron para ingresar a Carrera de Investigador Científico del CONICET, sólo fueron aprobadxs 450: apenas el 17,7%. Lxs solicitantes son doctorxs de diversas disciplinas que habían obtenido su título formándose y trabajando en este organismo como “becarixs”. Pero ahora, según los resultados dados a conocer el pasado 5 de abril, a estxs 2.145 científicxs se les impide seguir investigando en el CONICET y son expulsadxs.

El hecho de que el 82,3% hayan sido rechazadxs no tiene que ver con evaluaciones insuficientes sino con el ajuste del gobierno, que ha ido disminuyendo estos ingresos sistemáticamente desde que asumió. En su campaña presidencial Macri había prometido aumentar la inversión en Ciencia y Tecnología (CyT) y Lino Barañao –ex ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva devaluado a secretario– había prometido ser el garante de esto. Pero con Cambiemos en el gobierno, cada año ha ingresado a Carrera la mitad de investigadores que en 2015. Entonces, cada vez se acumulan más investigadorxs que terminan su doctorado y buscan continuar con sus líneas de desarrollo de CyT en el país, pero que son empujadxs a continuar sus investigaciones en otros países o a abandonarlas.

¿Qué va a pasar con estos miles de investigadorxs que están desarrollando sus tesis doctorales o que ya han doctorado en los últimos años? Son científicxs en los que el Estado ha invertido millones en formar, teniendo en cuenta su formación de grado, las becas doctorales y los materiales y equipamiento para el desarrollo de sus investigaciones. Muchxs de ellxs ya han conseguido contratos o becas en el exterior; o están buscando. Es un valor que el país está perdiendo; y que en cambio es aprovechado por países del primer mundo que reciben a estxs profesionales altamente capacitados.

Ante la noticia fueron miles lxs que explotaron de indignación en las redes. Esto se expresó en la jornada nacional del pasado 10 de abril, que incluyó una masiva asamblea en el (ex) Ministerio de Ciencia y Tecnología, y en la marcha de antorchas realizada el 17 que se dirigió desde el Palacio Pizzurno a Plaza de Mayo, convocada desde diversas organizaciones como ATE-CONICET, JCP (Jóvenes Científicxs Precarizadxs), Red Federal de Afectados y otras. La jornada volvería a replicarse al cierre de esta edición el martes 23 con una movilización al Polo científico a las 13hs. También hubo en Córdoba un encuentro de directorxs del CONICET que hicieron pública una alarmante declaración sobre la grave situación de la CyT.

¿Ciencia o superstición?

El ajuste en CyT viene acompañado de una fuerte campaña en contra de la ciencia y de investigadores con probada trayectoria y reconocimiento de sus pares. No es casual que el fascista Eduardo Feinmann haya sacado a relucir, en este momento, su desprecio contra varixs referentes del área tomando algunos fragmentos de sus ponencias o investigaciones. Tampoco es casualidad que desde los medios hegemónicos se le esté dando tanto lugar al denominado movimiento antivacunas. Tampoco es casualidad que en pleno siglo 21, cuando por primera vez la humanidad logra obtener una imagen de un agujero negro que revalida la teoría general de la relatividad de Einstein, desde los medios hegemónicos se le esté dando tanto lugar al movimiento de personas que creen que la tierra es plana.
Tampoco es casualidad que entidades oficiales promuevan las actividades del Sri Sri Ravi Shankar o Ludovica Squirru, y que el ahora secretario de CyT, Lino Barañao, haya participado de entrega de premios a investigaciones esotéricas patrocinadas por la “Fundación Columbia de Conciencia y Energía”.

Expulsión de cerebros y vaciamiento

A un día de que se dieron a conocer estos resultados, Barañao apareció con declaraciones en una nota de Clarín digna de ser incluida en la saga de “militando el ajuste”: “Ahora se cree que hay derecho a que se financie la ciencia, pero no fue siempre así. (…) Cuando yo terminé mi tesis no había posibilidades, no había sistema de subsidios. La gente cree que la ciencia fue siempre como en los últimos 10 años. En mi época de becario, el director distribuía subsidios a su gusto, cada tanto uno ligaba un reactivo.” Para justificar el ajuste, este secretario menosprecia como un problema individual de un investigador lo que en realidad es una inversión de Estado para el desarrollo nacional.

Ya no es novedad que el gobierno de Mauricio Macri está destruyendo la ciencia y la tecnología; y que además se está llevando puesta a la industria nacional. Actualmente el CONICET está paralizado. Este año ni siquiera financiará reuniones científicas. También se encuentra suspendido el pago de proyectos de Unidades Ejecutoras, que en el 2016 había propagandizado la actual gestión. Hay institutos que no pueden pagar ni los servicios básicos ya que CONICET sólo les otorgó el 40% de la miseria que se había comprometido a entregar. En algunos casos llegan a hacer vaquitas entre sus empleadxs para pagarlos, como se difundió en varios medios de comunicación.

A la situación del CONICET se suma la parálisis del financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT). Esta agencia –que se encarga del financiamiento de los proyectos de investigación– tiene un 52,2% menos de presupuesto que en 2015 (calculado en pesos actualizado por el Índice de Precios Implícitos elaborado por el INDEC). Ni hablar que la mayor parte de los insumos de la investigación científica se encuentra en dólares. También las instituciones que realizan investigación como INTI, CNEA e INTA tienen el presupuesto recortado y los ingresos paralizados. Así no se puede hacer ciencia y mucho menos generar conocimiento aprovechable por nuestra Nación.

El panorama que se presenta es sumamente desalentador para hacer ciencia en el país. Es común escuchar a becarixs con planes para dedicarse a otra cosa, si quieren quedarse en el país, o en emigrar para hacer ciencia en los países del primer mundo. También hay expectativa puesta en el resultado de las elecciones presidenciales, para poner fin al vaciamiento del sistema científico nacional y luchar por seguir haciendo ciencia y tecnología en el país. Porque, junto con el reclamo del presupuesto y los ingresos, se hace necesaria una perspectiva de terminar con este gobierno y esta política.

Los monopolios extranjeros que producen en nuestro país van a seguir teniendo sus cuadros técnicos y científicos fundamentalmente el exterior. El problema está en si el pueblo argentino puede contar en el CONICET y otros organismos con un sistema de CyT que permita nuestro desarrollo productivo y social. No da lo mismo que la Argentina tenga o no científicxs que investiguen las consecuencias de las fumigaciones cerca de las escuelas –que defiende el presidente Macri–. No da lo mismo que la Argentina tenga o no científicxs que estudien la Antártida o la plataforma submarina desde el punto de vista de nuestra soberanía. No da lo mismo que haya o no ciencia para el desarrollo industrial nacional, para la soberanía alimentaria, para la salud, la educación o simplemente para aportarnos una visión científica de nuestros problemas y posibles soluciones.

Corresponsal


Carta de directores y directoras de institutos del CONICET:

Las Directoras y Directores de Institutos del CONICET reunidos en Plenario en la Ciudad de Córdoba manifiestan:

El desarrollo científico y tecnológico representa el principal motor para el avance  productivo y sociocultural de nuestro país y la promoción del bienestar creciente del pueblo. Las Instituciones científicas argentinas, entre ellas el CONICET, afrontan hoy una profunda crisis producida por una política de desmantelamiento, expresada en una dramática reducción del presupuesto real asignado a las Instituciones que componen el sistema científico nacional, agravada por el deterioro del funcionamiento institucional. Esta política no está de acuerdo con la aspiración de una Argentina inserta en el mundo desarrollado.

Centenares de proyectos de investigación se encuentran hoy paralizados porque su financiamiento ha sido pulverizado. Una vez más, asistimos a la exclusión de jóvenes investigadores del sistema científico. En muchos casos esta situación conduce al éxodo de científicos altamente calificados, en cuya formación el Estado Argentino ha invertido importantísimos recursos, que son recibidos con los brazos abiertos por los países desarrollados. Los Institutos de investigación no cuentan con los fondos mínimos necesarios para su funcionamiento.  Como responsables de la dirección de Institutos del CONICET nos vemos en la obligación de denunciar ante la sociedad que, de no revertirse en forma urgente esta situación, el deterioro que sufre el sistema científico y tecnológico nacional tendrá consecuencias devastadoras para nuestro país.  Por lo tanto, exigimos la inmediata implementación de un plan de salvataje del CONICET que contemple los siguientes puntos:

  • Aumento de emergencia del presupuesto del CONICET con magnitud suficiente para garantizar el funcionamiento de los Institutos, el cumplimiento de proyectos aprobados y la actualización de los salarios y las becas.
  • Prórroga de las becas de los jóvenes excluidos hasta la resolución del próximo concurso de ingreso a la Carrera del Investigador Científico. Este llamado debe contemplar un aumento sustancial en el número de vacantes a fin de revertir el deterioro sufrido en los últimos años y retomar una senda de crecimiento.
  • La inmediata normalización del Directorio del CONICET con la designación de los miembros electos.
  • La restitución del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.