Tras asumir el 10 de diciembre, el gobierno de Macri avanzó con la anunciada medida de eliminar las retenciones a las exportaciones de granos y una rebaja 5% para soja, y con medidas de liberación de las exportaciones de granos y de carnes. Cumplió así con una parte de las clases dominantes y sectores que lo bancaron para llegar a la presidencia y ampliándoles sus ganancias. Apuesta a que las exportaciones agropecuarias en volumen no decaigan y privilegiadamente sigan siendo la base para ingreso divisas. Una de las consecuencias inmediatas fue un fuerte aumento de los precios en las carnicerías.
El salto inflacionario de noviembre al 2,5% y al casi 5% en diciembre anticipada a la salida del cepo, impactó duramente en los bolsillos del pueblo y creo un clima de alarma inflacionaria. Los gremios salieron a plantear la necesidad de bonos compensatorios, que en el caso de algunos gremios privados o bancarios que alcanzan a las entidades estatales fueron conquistados. El gobierno otorgó solo $400 a jubilados, pensionados y a la AUH. La inmensa masa de trabajadores no recibieron nada. Tras ir y venir amagando con no subir el piso de ganancias en diciembre, reculó parcialmente y exceptuó del impuesto al aguinaldo para los trabajadores con salarios de hasta $30.000.
Hasta acá el gobierno de Macri, que venía de ganar por un 2%, no gobierna la mayoría de las provincias ni mayoría en el Congreso, ni tiene peso en los sindicatos ni en las organizaciones populares, no alcanzaba a matar “fantasma de De la Rua” asociado a Cambiemos, ni las dudas sobre las capacidades de su gobierno, aunque ya había dejado en claro que no cogobernaría con los radicales.
La salida del cepo y la devaluación
Tras conseguir préstamos internacionales de EEUU, Europa y convertir a dólares el swap de China, lo que graficó el respaldo de un abanico de monopolios y estados imperialistas, Macri decretó el fin del cepo cambiario sin gradualismo y pasó a un régimen de flotación con bandas e intervención del Banco Central en el mercado. El dólar se situó entre $13,5 y $14, aunque contenido con una tasa de interés del 40% en los plazos fijos para absorber pesos desde los bancos en lo inmediato (cuestión que habrá que ver cómo evoluciona en relación al nudo central de la perspectiva inflacionaria y recesiva). Esta devaluación de un 45%, en el marco de una economía dependiente atada a los precios internacionales, no solo rebota en el aumento de productos tecnológicos importados, sino también en el de la harina y la carne.
El cepo y las DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación) fueron medidas del gobierno kirchnerista frente al agotamiento del ciclo económico expansivo sobre el que cabalgó del 2003 hasta el 2009. Después vino el estancamiento económico. Dentro de una economía y una política dependiente, sea de signo kirchnerista o macrista, el cepo y las DJAI ya eran una traba que estaba bloqueando también la actividad industrial, dentro de un plan que además golpeaba a economías regionales.
Ahora las expectativas reactivadoras de algunos sectores de burguesía nacional de esas economías regionales, del turismo local y en la pequeña burguesía, comenzarán a chocar con la realidad recesiva que impone la política macrista a favor de los monopolios y los terratenientes.
Para el conjunto de las clases dominantes esta salida del cepo ha sido exitosa e, incluso al situarse el dólar por debajo de los $14,5 esperados, contribuyó a bajar en la imaginación la perspectiva inflacionaria. Con el dólar por debajo de los $14 y sin impuestos para el dólar tarjeta (al que accede también un sector de capas medias y de los asalariados de mayores ingresos), se dejó correr la ola de turismo al exterior alimentada por el “dólar ahorro”. Pero para la gran masa del pueblo la suba de precios de los alimentos, alquileres y medicamentos es gravísima.
El corazón de su política
Con la salida del cepo como demostración de fuerza concretada y el viento favorable internacional que le sumó la rotunda derrota de Maduro en Venezuela en esos mismos días, el gobierno comenzó a desplegar un aspecto central de su política: el recorte del gasto público, empezando con despidos en el Estado, la eliminación y programas públicos y de subsidios a partir de marzo en los servicios públicos. Esto junto a otras clásicas recetas anti-inflacionarias de las clases dominantes como la liberación de importaciones, que ya se sabe contribuyen a la pérdida de puestos de trabajo del sector privado con despidos como ya anuncian Cerámica San Lorenzo y pospuso Techint.
Dijo Carlos Melconian, ahora Presidente del Banco Nación: “Con este nivel de salarios, Argentina es inviable: sólo vamos a comenzar a crecer bajándolos al menos un 40%. Y la única forma de negociar una baja real con estos sindicatos es llegar a un desempleo superior al 15%”. Por este sinceramiento, fue “corrido” de la campaña electoral. Ahora, Prat Gay advierte: “cada gremio verá donde le aprieta el zapato y hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos”. Y remató esta semana más provocador todavía: “Deberían cuidar el empleo en lugar de pedir aumentos de salario”.
Por eso, uno de los objetivos importantes del gobierno para este primer período es el pacto social en acuerdo con los monopolios imperialistas, exportadores y jerarcas sindicales hacia las paritarias que le garantice un claro el techo salarial por debajo de la inflación y la devaluación salarial a medida de los exportadores.
Por arriba
En lo político por arriba, tras el encuentro y la foto con la totalidad de los gobernadores mandó al parlamento de vacaciones y no convocó a extraordinarias. Sorpresivamente, tras la renuncia de Fayt designó por decreto a dos miembros transitorios en la Corte Suprema. Fue un golpe para el PJ y su mayoría en el Senado y para el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, que venía de sacar el fallo sobre la restitución de coparticipación a tres provincias. Sergio Massa criticó el método, pero dio su apoyo para acompañar las designaciones de los nuevos miembros de la Corte en el parlamento.
El viaje a la cumbre de Davos con Massa hace prefigurar una posible alianza de gobernabilidad. Massa busca transformarse en el armador de la oposición al kirchnerismo y dio un paso con la reunión en Pinamar con Urtubey y Diego Bossio. Sin embargo, un exceso de acompañamiento al macrismo es contradictorio a ese rol.
Moyano por ahora acompaña tibio y enfriando su apoyo en las elecciones y plantea un 30% para las paritarias e, igual que con ganancias en diciembre, lanza sus advertencias desde su rol en la CGT mirando de reojo y atento a cómo viene el proceso de reordenamiento dentro PJ y los sindicatos.
CFK y Daniel Scioli van perdiendo protagonismo frente a los peronistas que gobiernan provincias e intendencias. Como lo demuestran el aislamiento de los K en la legislatura bonaerense a la hora de votarle el endeudamiento a Vidal, aunque sin embargo ganaron protagonismo en otro planos como su dirigente camporista Ottavis junto a la Xipolitakis.
La triple fuga y la complicidad desde las fuerzas de seguridad, alevosas en el caso del Servicio Penitenciario y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, también golpeó a Scioli que viene de gobernarlos durante los últimos ocho años. También golpeó a CFK, porque volvió a poner a su derrotado candidato para la gobernación, Aníbal Fernández, nuevamente como el presunto comandante intelectual del grupo de la efedrina con Pérez Corradi y los hermanos Lanatta. Además de las designaciones de personajes vinculados abiertamente a los narcos en la Sedronar hechas por la propia CFK.
La triple fuga, la connivencia estatal con el narconegocio y la demanda popular
Inicialmente la triple fuga navideña golpeó al gobierno de Vidal y de Macri, sobre todo tras los dichos de Ritondo de “están cercados” y después ver caer la noche del 31 de diciembre con los prófugos libres. Preocupados en no parecerse al gobierno de De la Rua parecían no tener el más mínimo control sobre la situación. Pero luego el gobierno nacionalizó y contragolpeó acusando directamente a Aníbal Fernández y a CFK.
Después vino un segundo “traspié” de si habían capturado a uno o a los tres. Al final fueron los tres, pero si algo quedó claro para el pueblo que lo miró por TV fue que el delito en la provincia de Buenos Aires está administrado desde la Bonaerense, como lo prueba la intervención telefónica del comisario que trasladado a una nueva comisaría habla con el “Faraón” para que vayan “a trabajar a su zona”. La policía administra y recauda, y el narcotráfico es el que más aporta. Por supuesto esto también alcanza a la Justicia.
La ley de derribo es para aeronaves, pero lo que hay que derribar es la propia estructura estatal y financiera de los bancos y los casinos concesionados que lavan, donde cada potencia imperialista y la burguesía intermediaria controla su tajada.
A la vez, el gobierno de Macri y su política de ajuste necesitan de esa Policía Bonaerense, como mostro la represión de los estatales frente a la gobernación de Vidal. También necesitan de esos servicios y de esa Gendarmería para la represión y el control social día a día en todo el país como en Cresta Roja, Neuquén o Santa Cruz. Además el narcotráfico ya es parte del propio control social, que se teje de arriba hacia abajo en connivencia con gobernantes, policías y jueces en cada localidad y barriada; y donde las víctimas del consumo y de las balas son los jóvenes y el pueblo.
Por eso para el pueblo pasó a ser una de las prioridades enfrentar al narcotráfico. Esto determinó el resultado en la provincia de Buenos Aires y en cierto grado incidió en el de la propia presidencia. El gobierno de Vidal y Macri pareció “olvidarlo”, como si hubiese sido solo un eje de campaña. Por ahora capeó la situación; pero este tema puede transformársele en un bumerang a medida que transcurra su gobierno.
Hacia las paritarias
Marzo será el cuello de botella en la negociación paritaria y los convenios de diferentes sectores. La voluntad de los trabajadores es de no volver atrás en la cuestión salarial, tras una devaluación e inflación que hachó el poder adquisitivo de los salarios.
Fue muy importante la masiva marcha a Plaza de Mayo el pasado 22/12 por un bono de fin de año con la presencia de numerosos sindicatos como el aceitero, docentes combativos, ferroviarios, organizaciones sociales y partidos populares. Y los estatales de ATE llevaron adelante un masivo paro y movilización el pasado 29/12 contra los despidos y por salario.
El proletariado industrial va dando sus primeras señales y marca la cancha en cuanto a los despidos como lo mostraron la lucha de Cresta Roja, Techint y petroleros. Por ahora los jerarcas que dirigen los principales gremios y centrales sindicales solo “cacarean” contra la devaluación y la inflación. El paro y la masiva movilización de los obreros petroleros en Comodoro Rivadavia, Chubut, muestra el estado de ánimo que hay por abajo en el proletariado industrial.
Por el contrario, las fuerzas combativas, clasista y antimperialistas nos toca la tarea de rodear esas luchas y denunciar la política del gobierno que hace pagar la crisis a los trabajadores y el pueblo, desatando por abajo los reagrupamientos que empujen la lucha contra el ajuste y para que los monopolios, terratenientes y bancos reduzcan su tasa de ganancia que les sigue garantizando ahora el gobierno de Macri.
Enfrentar la política macrista
La lucha frente a la política macrista va tomando forma en diversas provincias contra los despidos en el Estado y se prepara la pulseada en la paritaria que arrancarán en marzo, donde se pondrá en el centro de la polémica la inflación. Nuestra táctica estará centrada en impulsar la lucha en cada lugar contra los despidos y por aumentos de salarios frente a la inflación fundamentalmente en los productos de la canasta familiar, medicamentos y alquileres.
Junto con esto, denunciar una política represiva creciente, que se basa no sólo en reprimir las luchas, sino también en la persecución en la administración pública, averiguación policial por “portación de rostro” y reactivación de causas a los luchadores populares, con protocolo “antipiquete” y el traspaso y unificación de las fuerzas represivas en el AMBA. Esto no sólo corresponde al gobierno nacional, sino a varios gobiernos provinciales como el de Fabiana Ríos que culminó su mandato exonerando de sus cargos a los 17 docentes de Tierra del Fuego condenados judicialmente también por iniciativa suya.
Repudiamos la detención de Milagros Salas tras la acusación de “instigación a cometer delitos y tumultos” mediante el acampe en la Plaza Belgrano en San Salvador; porque además es un tiro directo (ni por elevación) que apunta al conjunto de las organizaciones territoriales y populares. El gobernador jujeño Morales, tras esta primera acusación y la detención, sienta un precedente hacia el conjunto de las organizaciones populares y pasa posteriormente a ampliar la acusación contra Salas y Túpac Amaru al manejo de fondos y otras causas.
Impulsamos un reagrupamiento de fuerzas para empujar la lucha con este programa popular, sabiendo que ahora también en muchos casos vamos a golpear junto con sectores kirchneristas que resisten los embates del macrismo y con jerarcas que van marcando la cancha y se verán afectados por esta política en algunos aspectos. A la vez, no olvidamos que el macrismo puede echar masivamente en el Estado a trabajadores por la elevada condición de precarización laboral a los que fueron sometidos con el kirchnerismo, que venía con que “es preferible un trabajador precarizado que desocupado”. Esto además era utilizado como chantaje electoral sobre esos trabajadores.
Lo mismo pasa con la persecución ideológica en los medios de comunicación, que ahora descubre el kirchnerismo, mientras se olvida de la persecución de quienes opinaban distinto en esos mismos medios, la TV Pública y radios estatales, o que Cristóbal López y sus telefónicas ex-aliadas controlan.
Esto es importante señalarlo, no para salvar a Macri poniendo el centro en la “herencia” como hacen algunas fuerzas, sino y principalmente para demostrar que también hay una puja entre facciones de grupos que se vienen disputando la hegemonía del poder en nuestro país. Buscamos identificar esas contradicciones para aprovecharlas desde la lucha popular en vez de ser usados desde otros intereses.
En esta perspectiva, y la de la liberación nacional y social, trabajamos para arrancar desde abajo el paro activo con movilización y cortes de rutas contra los despidos, el ajuste y la represión del macrismo y los gobiernos provinciales, y al calor de esto, poner en pie la coordinación de un frente único antiimperialista y democrático dirigido por los trabajadores.