Frente a la pandemia: ¡Es la salud y la economía!

Declaración de la Mesa Coordinadora de Liberación Popular en el contexto del distanciamiento social obligatorio frente a la pandemia de coronavirus, 31 de marzo.

Plenario de Liberación Popular, el pasado sábado 14 de marzo.

El presidente Alberto Fernández señaló en la conferencia de prensa del domingo 29, en la que extendió la cuarentena hasta el 13 de abril: “Estamos viviendo un momento de excepción.” “No tenemos que caer en el falso dilema de si es la salud o es la economía.” “Una economía que se cae siempre se levanta, pero una vida que termina no la levantamos más.” “Pero que todos entiendan que no estamos descuidando la economía, estamos haciendo muchas cosas por la economía”.

El respaldo popular al gobierno argentino, que ante la amenaza del covid-19 priorizó la salud pública y abordó desde el Estado las medidas sanitarias junto con las económicas que permitan sostener esta cuarentena, hoy supera el 90%.  La Confederación Sindical Internacional (CSI) puso a la Argentina entre los doce países que mayor protección le están dando a las personas, el trabajo y los ingresos en medio de la pandemia. Y a la vez, la Argentina fue elegida por la Organización Mundial de la Salud como uno de los diez países donde se realizarán ensayos clínicos en busca de tratamientos efectivos.

La línea del otro bando ya la conocemos. Son los que preguntan: ¿Es la salud “o” la economía?… en busca de justificar –como Trump, Bolsonaro o Johnson de Inglaterra– que las ganancias de los monopolistas están primero en una economía de mercado. Así, los resultados los estamos viendo: Ahora van primeros… en infectados!

La pregunta desde los pueblos es: ¿La salud y la economía de quienes está primero: la del pueblo trabajador o de los monopolios imperialistas? Desde ya, hay entre los monopolistas algunos que ven mayores riesgos en la pandemia. Es que además la pandemia golpeó primero a los que viajan por el mundo y no discrimina por billetera, al menos para el contagio… Y las consecuencias sociales y electorales están por verse.

Por otra parte, desde el punto de vista yanki, Donald Trump vino a replantear la relación con China en la disputa por la hegemonía mundial imperialista. La guerra comercial entre EEUU y China marca el fin de la principal asociación internacional que motorizó el capitalismo en los últimos 30 años. Una lucha por ahora con centro en la economía, con logros locales que Trump se encaminaba a balancear en las urnas. Sus cálculos y zigzagueantes replanteos están determinados por esto. Todo parece haberse iniciado realmente en un murciélago, pero como parte del escenario mundial no faltaron las acusaciones conspirativas entre EEUU, China y Rusia.

Un nuevo ciclo de crisis capitalista mundial

La salud de la economía capitalista en el mundo no era buena aún antes de la pandemia. Hasta el FMI planteaba que “la deuda Argentina era insostenible”. No porque se hubiese cambiado de bando, sino porque el peligro de default de los 45 mil millones de dólares que metieron en el país, podía tener repercusiones mundiales en unas finanzas internacionales que ya venían mal.

Ahora el virus ha precipitado la crisis ya latente en la economía mundial. Si la deuda argentina era insostenible, ahora digámoslo sin eufemismos: ¡es impagable! Con el petróleo a 20 dólares se cayó Vaca Muerta como fuente de divisas; además de la soja que tampoco se mantendrá inmaculada en los tiempos que corren. Ahora, el FMI sumó como “insostenible” la deuda de un conjunto de países pobres de África, entre otros.

Todos advierten que del pujante “mundo globalizado” que pregonaban en los ’90 no queda mucho. No solo lo evidencia la guerra de aranceles entre las dos principales potencias del planeta. También se han profundizado la desigualdad y el antagonismo de intereses entre un puñado de potencias imperialistas y los países dependientes como la Argentina. A diferencia del 2001, los “commodities”, como la soja y el petróleo, ya no tiran para arriba. Tampoco la crisis parece relativamente amortiguable como en 2008-2009.

Justamente, las medidas gubernamentales para amortiguar la crisis de 2008-2009 son lo que explica el “insostenible” nivel de endeudamiento. No solo de los países dependientes, sino del sideral endeudamiento de los estados imperialistas, que en algunos casos rondan o superan un PBI. Y junto con esto, se ha acentuado el rasgo especulativo del capital financiero.

La lógica de los monopolistas para resolver las crisis cíclicas del capitalismo es la destrucción de fuerzas productivas: cierre de empresas, despidos, rebaja salarial y más explotación. Y la lógica de los trabajadores y los pueblos es la opuesta: es cuestionar las relaciones de producción y de propiedad de los medios de producción, y avanzar revolucionariamente para cambiarlas. Son posiciones antagónicas.

La gravedad de la crisis volverá a poner en tela de juicio el orden social y económico actual en el que un puñado de monopolistas y terratenientes controlan las palancas decisivas de la economía y deciden sobre la vida y la muerte de millones, que en definitiva son los que trabajan y generan la riqueza que ellos disponen y administran. Las “verdades” instaladas en los ‘90 sobre el “fin de la historia” y lo inexorable de las desigualdades sociedades abismales, pasaron a ser cuestionadas por millones.

Frente a los despidos de Rocca, Caputo y los especuladores

Los despidos de Techint en medio de la pandemia son una provocación y tuvieron su respuesta presidencial. Quizás ahora con una conciliación el Ministerio de Trabajo los haga retroceder. Pero no será seguramente el último intento de Rocca, ni de otros monopolistas como los de Farmacity que escondían toneladas de alcohol en gel en un depósito.

Entre la política popular con la que el gobierno abordó la pandemia y los intereses de esos monopolios y terratenientes crece un conflicto inexorable. Antes de la pandemia habían sido los monopolios y terratenientes sojeros para resistir las retenciones. Ahora apareció Rocca con 1.450 despidos y también Caputo con 840. Urgía un decreto que prohíba los despidos antes de que se viralizaran los telegramas, y la noche del 31 de marzo el gobierno lo decretó por 60 días. También es necesario avanzar en medidas de control estatal en los directorios de las grandes empresas.

El gobierno suma apoyo popular porque aborda con una política social y humanista la pandemia. A la vez, la Argentina sigue siendo un país dependiente en un mundo capitalista-imperialista en crisis y la economía del país está regida dominantemente por monopolios extranjeros y terratenientes. Para empezar casi todos los servicios públicos, los alimentos y los medicamentos.

Sostener y profundizar una política popular exige avanzar hacia la estatización de los servicios públicos y del control de precios de alimentos y medicamentos. Esto en marcha a la creación de una empresa estatal de alimentos y otra de medicamentos, desde donde el Estado realmente controle al mercado, como puede hacerlo en los combustibles porque existe YPF. Desde estas empresas, apuntalar a los pequeños y medianos productores agropecuarios de alimentos y la industria nacional privada.

Responsabilidad, solidaridad y lucha

En las barriadas promovemos la línea de los comités de crisis que coordine a las fuerzas populares con las gubernamentales y de salud. Ésta además es la única manera de controlar los precios en los comercios barriales, que ahora son los más descontrolados.

La decisión desde las organizaciones que integramos UTEP y la mayoría de las organizaciones sociales ha sido redoblar el esfuerzo en los comedores y merenderos. Las compañeras de la cooperativa textil de Lucha y Trabajo incluso han fabricado cientos de barbijos para las y los que sostienen los comedores.

Las condiciones de hacinamiento y los hábitos en las barriadas dificultan la cuarentena. Pero también el miedo al contagio y la responsabilidad frente al cuidado de los mayores pesan en sentido contrario. Tenemos que promover el mayor cumplimiento posible de la cuarentena de distanciamiento sanitario. Repudiamos el accionar de efectivos de las fuerzas de seguridad que violaron la ley con el pretexto de hacer cumplir la cuarentena.

Será en los trabajadores de la salud sobre los que caerá la carga más pesada en los próximos días y a quienes deben asegurarse los medios de atención y seguridad. Para ellos son los aplausos del pueblo todos los días a las 21hs. También se exponen los del transporte público, comercio y limpieza. Los docentes desde sus casas, a fuerza de sobrecarga laboral, tratan de mantener el vínculo pedagógico y acompañar a los estudiantes. De la cuarentena general se irá saliendo de acuerdo a las prioridades productivas, como ya se está anunciando. Esto irá permitiendo el protagonismo de los trabajadores en los lugares de trabajo.

Varias universidades han tomado un rol activo frente a la pandemia. La UBA ha convocado a un voluntariado a los estudiantes y personas dispuesto a servir como parte del dispositivo en los hospitales, los cordones sanitarios externos, la logística, la atención del 107, etc. Desde las agrupaciones y nuestro lugar en los centros de estudiantes seremos parte y estamos convocando a inscribirse.

Durante la cuarentena, los casos de violencia doméstica de género se agudizaron. El 30 de marzo se realizó un ruidazo promovido por las redes. Desde el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad se reforzó la línea 144 y el 137 para asistencia en estos casos, junto a un conjunto de medidas como la implementación del “barbijo rojo”. Desde el Frente de Todxs y las organizaciones de mujeres venimos coordinando la asistencia de los casos que nos llegan.

Se ha abierto una nueva situación, que como fuerza popular abordamos hoy con responsabilidad, solidaridad y protagonismo popular bajo las condiciones de la cuarentena. En tiempos de crisis y pandemia, así se avanza hacia la liberación nacional y social.

Liberación Popular
Mesa Coordinadora

31/3/2020