El proletariado salió a la lucha con bronca por el robo del medio aguinaldo producto del impuesto al salario. Los trabajadores portuarios cortaron el puerto de Buenos Aires y otros del interior, y se movilizaron a la CGT. La semana pasada ya lo habían hecho los camioneros con cortes y el acto en Plaza de Mayo.
Los portuarios amenazan con profundizar el paro y la movilización si no se modifica el mínimo no imponible. La CGT de Moyano está presionada por abajo para darle continuidad a la lucha.
Fue contundente el paro por 48hs de los obreros y los empleados del Ingenio Ledesma en Jujuy encabezado por su sindicato (SOEAIL) en reclamo de aumento salarial y mejores condiciones de trabajo.
El proletariado se levanta y hace oír su voz, porque es una cachetada perder el aguinaldo, en medio de la fiesta inescrupulosa para los monopolios, terratenientes y bancos que la juntan con pala.
La década ganada para esos sectores se logró por la combinación de ajuste por inflación, el impuesto al salario, la precarización laboral (con la que el Estado y los monopolios se valieron para ganar millones que no percibe el trabajador por estar fuera de convenio), la súper-explotación (con jornadas de trabajo de 9 ó 10 horas diarias, horas extras y sin descanso dominical principalmente para los empleados de comercio y rurales, entre otros), la legislación laboral vigente (como la de riego de trabajo hecha a la medida de los monopolios y el Estado opresor), y las direcciones traidoras en los organismos de masa del movimiento obrero. Estos son resortes fundamentales para la explotación de los trabajadores. Sería equivocado separar uno de otro.
Junto con esto, una política agro-minero exportadora que remacha la dependencia y la propiedad terrateniente.
Todo en juego.
Las conquistas que se lograron fueron impuestas por un pueblo que no dejó de luchar, con numerosos mártires en las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 y en el 2002, pero que no se pudo imponer.
El empuje económico volcó a una nueva generación al mercado laboral. Estos jóvenes tenían en su mayoría un promedio de entre 12 a 16 años de edad al inicio de la década, pero nacieron a la política con el kirchnerismo. Son la expresión de esa alquimia que no quiere volver atrás, a los 90´s, porque vieron sufrir o relatar a sus padres de esos duros años. Pero a la vez son golpeados por esta política.
Por otro lado, las políticas sociales -que le dan al gobierno el perfil “nacional y popular”- fueron la “frazada corta” que sirve para cubrir sólo la emergencia social de quienes lo perdieron todo. Pero al sostener la estructura económica y social dependiente, terminan siendo la tapa de una olla que cada vez ejerce más presión con el crecimiento del hambre en los lugares más vulnerables, sin poder resolver en su inmensa mayoría su vivienda, la salud o la educación de sus hijos.
El modelo neo-desarrollista ha entrado en crisis por su lógica económica y política. Esto ha agudizado todas las contradicciones en las clases dominantes. Clases y sectores que se aprovechan de esta debilidad del oficialismo, pero también traen políticas para hacerle pagar la crisis al pueblo. Impulsan la devaluación, como coinciden Massa, De Mendiguren, De Narváez, Macri, Binner o Alfonsín, entre otros.
El gobierno explota al máximo aquellas imágenes que no se pueden borrar de la memoria popular, aquella foto de la hambruna del 2001-2002. Pero ahora le suman su balance de la “década ganada”. Entonces contraponen el “Ella o vos” de De Narváez con el “Vos sos ella” del kirchnerismo. El “vienen por todo” de Clarín con el “Todo lo que se logró está en peligro”. Pretenden poner una disyuntiva de hierro en las grandes masas populares.
h3>Hay otra<.
Inevitablemente se pone en discusión si es el fin del kirchnerismo, si vendrá alguna otra variante (neo-desarrollista o liberal), o si por el contrario hay perspectivas de una salida popular.
El núcleo duro K se prepara para un escenario adverso, mientras varios ya “van abandonando el barco”. Pero también usan la lógica de ver oportunidades en las crisis. Sobre todo cuando han amarrado acuerdos estratégicos con el imperialismo chino. En definitiva las clases dominantes saben que se trata de la lucha por la hegemonía en la región.
El kirchnerismo (a diferencia del menemismo o el duhaldismo) ha construido, desde el aparato del Estado, movimientos transversales por fuera del peronismo o en su frontera. Allí quizás resida lo que puede resistir a la debacle. Dentro del peronismo, por el contrario, reside su debilidad y división; porque este movimiento excede al kirchnerismo. Por eso, los principales rivales son desde dentro de ese movimiento.
El kirchnerismo trata de sacar fuerzas de su debilidad, sobre todo porque no cerró aún el período. Pero saben que después de las elecciones de octubre la oposición se le vendrá encima. ¿O también la aprovecharan para enrarecer la situación hacia el 2015?
Es para pensar los cambios en la cúpula del Ministerio de Defensa y de las FFAA. Con Rossi llega a Defensa un incondicional de la presidenta; y con la mayor presencia de La Cámpora refuerza áreas claves de ese ministerio. Apuntan a darle a las FF.AA. un papel “más social”, y han reforzando su poder económico y estratégico al pasar Fabricaciones Militares (FM) nuevamente al área de Defensa.
Si poner a un hombre de confianza de la presidenta como César Milani al frente del Ejército, un militar con las manos manchadas en sangre por su papel en la dictadura y el Operativo Independencia, equivalía a correr con un gran gasto político, lo hicieron. Dieron una señal clara que cuando está en juego cuestiones de fondo la apariencia “Nac&Pop” puede esperar. Junto con esto otorgaron un aumento del 24% en dos veces para todas las fuerzas.
El escándalo internacional con el avión de Evo Morales mostró con el desprecio y sometimiento que el imperialismo yanqui y sus socios tratan a países y pueblos como el boliviano y los latinoamericanos. Esto trajo el repudio internacional y fortaleció la unidad de los gobiernos socios en el Mercosur en un periodo de recomposición y avance de los EEUU en la región. La presidenta, con total cinismo, condenó la injerencia de espionaje yanqui en nuestro país mientras mantiene el Proyecto X, las escuchas y las provocaciones de los servicios. Esa “postura anticolonial” la usa también en la disputa interna.
Las clases dominantes no dejan de marcarnos que la salida está por la puerta que ellos señalen. Las variables van desde la centro derecha, hasta la “centro-izquierda”. Pero, sin lugar a dudas, a ningún sector le conviene que de aquí al 2015 la clase obrera y el pueblo jueguen un papel en la lucha por sus necesidades. Harán jugar a los jerarcas sindicales para tener “todo bajo control”. Nadie quiere que se “escape la tortuga” mientras se van probando los trajes del pos-kirchnerismo o de la continuidad del modelo.
Pero frente a la escalada de precios, el hachazo al salario, la precarización y los despidos, la clase obrera enfrenta y sale a la lucha, como los portuarios, azucareros, camioneros, petroleros que muestran el camino para sumar al conjunto del pueblo y frenar esta política. El mismo camino del paro y la movilización de la clase obrera y el pueblo brasileño o los estudiantes chilenos.
Un camino que las fuerzas anti-imperialistas y anti-terratenientes deberemos mostrar en las elecciones para acumular fuerzas con las perspectivas de la liberación nacional y social.