La Justicia empetrolada

Condenaron a prisión perpetua a los trabajadores petroleros acusados -sin pruebas- por la muerte de un policía en 2006 en una pueblada en Las Heras, Santa Cruz.

La Justicia de Caleta Olivia dio la pena máxima a cuatro trabajadores, y otras seis penas de cinco años, al considerarlos, por mayoría, culpables del homicidio del oficial Sayazo, ocurrido el 7 de febrero de 2006. En ese entonces se realizaban medidas de fuerza para reclamar el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y el pase al convenio petrolero de quienes se encontraban encuadrados en la UOCRA. La policía detuvo al trabajador Roberto Navarro, mientras lo entrevistaban en una radio. Se organizó una concentración en la Municipalidad que fue reprimida por la policía provincial y la Gendarmería, lo que provocó una pueblada. En ese contexto fue asesinado el policía.

La Cámara en lo Criminal, integrada por los jueces Cristina de los Ángeles Lembeye, Juan Pablo Olivera y Humberto Eduardo Monelos, dictó sentencia y condenó a cuatro trabajadores a prisión perpetua por el delito de homicidio calificado. Cinco trabajadores fueron condenados a cinco años de prisión por coacción agravada, y otro recibió una pena, también de cinco años, por lesiones. La presidenta de la Cámara votó en contra de las penas mayores.

Apenas se dio la lectura del fallo, se empezaron a escuchar los gritos y llantos desoladores de los familiares de los procesados, que se encontraban alojados en un salón contiguo alrededor un parlante en volumen bajo (lo único que les permitía conocer lo que leía la jueza). También estaba Elia Espen, Madre de Plaza de Mayo, quien se acercó al hijo de Ramón Cortez, uno de los condenados, que gritaba: “mi papá nunca le hizo mal a nadie”.

Los condenados y sus familiares denunciaron que se trata de una causa armada y que fueron sometidos a torturas cuando estuvieron detenidos. Numerosos testimonios de los trabajadores, sus familiares e incluso Luis Bicego, cura párroco de Las Heras, relataron torturas y maltratos por parte de la policía. Rosana Totino, ex concejal, denunció la existencia de centros clandestinos de detención.

Organizamos de derechos humanos solicitaron la nulidad del juicio por las irregularidades que salieron a la luz. El hecho más contundente fue que uno de los testigos que acusó a alguno de los imputados, Flavio Torres, reveló que su declaración se la había armado la policía y que la firmó bajo amenaza.

“Es una aberración lo que han hecho”, declaró la abogada Rosa Rasuri, “hay dos de los condenados que directamente no fueron nombrados por ningún testigo en el juicio”. Luego adelantó que van a apelar el fallo.

La presidenta del Tribunal anunció que nadie quedaría detenido, ya que las penas serán efectivas luego del proceso de apelaciones. Por eso los condenados seguirán en libertad.

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Fallo breve, jornada larga

Durante la lectura del fallo, los representantes parlamentarios permanecieron afuera junto a nutridas delegaciones que llegaron desde Capital Federal, Neuquén y varias ciudades santacruceñas. La comisión de Familiares y amigos de los empleados del petróleo procesados y los comités por la absolución organizados en Buenos Aires y otras localidades, llegaron por la madrugada a Las Heras. “Al fiscal Candía la cárcel ya, a los petroleros la libertad”, se escuchaba a las 7.30 hs.

La tranquilidad matutina que caracteriza a esta ciudad del norte de Santa Cruz se conmocionó con una columna que atravesaba sus calles para marchar hasta el juzgado. Allí los esperaba un importante operativo de seguridad, coordinado por la policía provincial y la prefectura, que no evitó ostentar ametralladoras y efectivos con los rostros ocultos. Los petroleros de Las Heras recibieron el apoyo de varias personalidades.

Entre los que se encuentran el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, Patricia Walsh, el sindicalista Pablo Micheli y el periodista y escritor Osvaldo Bayer.

Luego de la sentencia, la preocupación y la bronca se trasladaron hacia afuera. Los militantes cantaban “libertad a los presos por luchar”, los familiares lloraban y gritaban; algunos de los procesados también lloraban, otros consolaban a sus familiares. La movilización de alejó del lugar y se detuvo en el monumento a Gorosito. Allí se hizo un acto. Hablaron diputados nacionales del FIT, y representantes de las organizaciones presentes, entre ellos delegados de los trabajadores del subte, trenes Sarmiento, la Línea 60, Hospital Garrahan, Donelly, Unilever, Inti, Emfer, Suteba-La Matanza y otras seccionales, CTA-Santa Cruz, docentes de la misma provincia.

Ramón Cortez, uno de los condenados, dio su propia sentencia: “si estos jueces se levantaron hoy con ganas de estar bien con la presidenta y con las petroleras, a nosotros no nos asusta. A mí personalmente, como que me llamo Ramón Cortez y soy padre de cinco hijos, con mi esposa, que la tengo bastante quebrada ahí atrás, quiero decirles que no me van a vencer, carajo”. Elía Espen, Madre de Plaza de Mayo, afirmó: “se ha cometido una enorme injusticia… este gobierno y sus satélites lo único que hacen es atacar a los trabajadores. Nosotros tenemos que estar más unidos que nunca”.

Testimonios

“Es una aberración lo que han hecho; hay dos de los condenados que directamente no fueron nombrados por ningún testigo en el juicio.”
Rosa Rasuri, abogada defensora.

“Una bolsa en la cabeza y un par de cachetadas a un testigo no implica decirle lo que tiene que decir ni es tortura.”
Ariel Candia, ¡fiscal en la causa!

“Si estos jueces se levantaron hoy con ganas de estar bien con la presidenta y con las petroleras, a nosotros no nos asusta.”
Ramón Cortez, trabajador condenado.