Los 20 años de la AEA en el Hotel Sheraton van a quedar como el encuentro que se burló sin pudor del sufrimiento popular por las remarcaciones de precios. El “chiste” lo hizo Federico Braun, empresario de La Anónima y familiar del ex jefe de Gabinete del gobierno macrista. Pero las risas se escucharon en todo el auditorio. “¡Remarcamos los precios todos los días!”, exclamó Braun ante la pregunta de qué hacían con la inflación.
La Asociación Empresaria Argentina (AEA) había surgido en 2002, tras el desbarranque económico del 2001 y la convertibilidad. Según describió Infobae en aquel momento: “las empresas con mayor peso por facturación en la entidad son compañías extranjeras y de servicios públicos, las principales perjudicadas por la devaluación y la pesificación de los contratos (de ahí su distancia con la UIA), por lo tanto, las más interesadas en obtener un seguro de cambio” (13/8/2002). El “seguro de cambio” consiste en que el Estado garantice dólares baratos para pagar deuda en el exterior. Es el mecanismo que había implementado el ministro Juan Domingo Cavallo hacia el final de la dictadura en 1982, por el cual terminó estatizando la deuda de empresas privadas (Socma entre ellas).
Ahora, los encuentros de la AEA reclaman “reglas claras” al gobierno. O más bien que dejen todo como está. Así lo explicitó Martín Migoya, ceo de Globant y uno de los disertantes, quien exclamó: “¡Dejen el arco quieto!”, y se preguntó por qué “continuamente nos empecinamos en redistribuir”. ¿Será porque la pobreza alcanza al 37% de lxs argentinxs y el 51% de lxs niñxs?
Migoya retomó las metáforas futbolísticas que también suele utilizar Macri. “Nosotros vamos a cortar el pasto, ustedes hagan los goles”, había dicho el ex presidente a los empresarios (24/1/2018). Evidentemente, los sectores populares no pueden ni tocar “la pelota” y sólo podemos resignarnos a las condiciones “del juego”. En el caso de Braun –parte del linaje Braun-Menéndez al igual que el ex jefe de Gabinete Marcos Peña Braun–, su insensibilidad tiene más historia y está vinculada a la masacre de la Patagonia Rebelde (1920-1922). De conjunto, los 20 años de la AEA expresaron algo más que mero desinterés por la realidad del pueblo argentino.
