Mao Tse-tung y la Nueva Democracia (Nota 4)

Continuamos reproduciendo extractos de la charla-homenaje de Jorge Rocha a Mao Tsetung realizada en 2001. En esta nota se refiere a las características de la etapa revolucionaria de Nueva Democracia en China.

Quisiera referirme brevemente ahora, a la teoría de la revolución de Nueva Democracia.

Integrando el marxismo-leninismo con la realidad de la revolución china, Mao Tsetung caracterizó a la China de aquel entonces como – un país semicolonial y semi feudal, con una pronunciada desigualdad en su desarrollo político, económico y cultural, en el que predominaba, en su vasto territorio, la economía semifeudal. Esto determinaba -señaló- que la revolución china fuese por su carácter una revolución de Nueva Democracia, una revolución antiimperialista y antiterrateniente, que los blancos principales fuesen el imperialismo y los terratenientes y que las fuerzas motrices de la revolución fuesen el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía urbana.

Mao Tsetung definió, igualmente, que dichas características de la realidad china determinaban también la particularidad de que en ciertos períodos y en cierto grado, la burguesía nacional podía sumarse a la revolución; y que la forma principal de lucha en el proceso revolucionario chino era la lucha armada. Por eso pudo decir que la historia del PC chino era una historia de lucha armada. Este análisis significó un aporte de especial importancia para la teoría y práctica revolucionaria en los países oprimidos.

Cabe detenerse en un primer problema: ¿Por qué denominó a la revolución democrática como una revolución de Nueva Democracia? Porque en la “nueva era”, señaló, es decir en la época del imperialismo y las revoluciones proletarias -y más precisamente luego de la Primera Guerra Mundial imperialista del ‘14 al ‘18 y del triunfo de la Revolución Rusa del ‘17- la revolución democrática burguesa en China dejaba de pertenecer a la vieja categoría de la revolución democrática burguesa mundial. Pasaba a pertenecer a una nueva categoría, y el frente del que formaba parte era el frente de la revolución proletaria mundial.

Mao Tsetung analizó, a partir de estudiar el desarrollo histórico chino y señalar el comienzo de dicha revolución -en un sentido más completo- en 1911, que la revolución china en su primera etapa, aunque por su carácter social seguía siendo fundamentalmente democrático-burguesa y sus reivindicaciones tendían objetivamente a desbrozar el camino al desarrollo del capitalismo, ya no era una revolución de viejo tipo. Es decir, dirigida por la burguesía y destinada a establecer una sociedad capitalista y un Estado de dictadura burguesa. Sino que era una revolución de nuevo tipo, dirigida por el proletariado y destinada a establecer, en esta primera etapa, una sociedad de nueva democracia y un Estado de dictadura conjunta de todas las clases revolucionarias. Un Estado de todos los sectores antiimperialistas dirigidos por el proletariado. Y que por consiguiente esta revolución abría precisamente un camino aún más amplio al desarrollo del socialismo. Por eso esta revolución -señaló siguiendo a Lenin e integrando su aporte a la realidad de un país oprimido- no puede ser sino parte de la revolución mundial socialista y proletaria.

Y decimos siguiendo a Lenin, porque éste ya en 1916, en su artículo “Balance de la discusión sobre la autodeterminación”, fue quien señaló que la autodeterminación -punto básico del problema nacional- había dejado de ser una parte del movimiento democrático general y se había convertido ya en parte integrante de la revolución proletaria general, de la revolución socialista.

Ese fue entonces el fundamento de la denominación de la primera etapa de la revolución china como una Revolución de Nueva Democracia. Fundamento que alumbró toda la estrategia y la táctica de los marxistas-leninistas frente a las revoluciones democráticas desde comienzos del siglo XX. (…)

La Revolución de liberación nacional y social en un país oprimido

La teoría de Mao Tsetung avanzó en este tema al analizar la particularidad de estas revoluciones en un país oprimido como era China. Reafirmó la característica fundamental acerca de la relación con el campesinado como el firme aliado del proletariado, y con la pequeña burguesía urbana. Y puso de relieve por primera vez dos particularidades fundamentales.

La primera particularidad consistió en la posibilidad de que en un país semicolonial y semifeudal, en el que predominaban relaciones de producción semifeudales, la burguesía nacional pudiera sumarse al proceso revolucionario en determinado grado, y en ciertos períodos. Es por eso que planteó a partir de ello, y teniendo en cuenta el doble carácter de la burguesía nacional, la política del proletariado de establecer un frente único nacional revolucionario con ella, o la ruptura de ese frente cuando se viese obligado a ello.

Mao Tsetung señaló la necesidad de distinguir a la burguesía compradora, que es una clase al servicio directo de los capitalistas de los países imperialistas y sustentada por ellos, de la burguesía nacional. Lejos del estrecho y erróneo criterio que sustentaban entre otros Victorio Codovilla y el PC argentino, que tomaba como punto de partida para el análisis de la burguesía en los países dependientes, coloniales y semicoloniales, el de su vinculación con el imperialismo, Mao Tsetung partió del criterio de analizar el predominio de la contradicción o de la subordinación de la misma en su relación con los imperialistas en el terreno económico y político. Señalando, a su vez, que en la propia burguesía compradora era necesario distinguir a los diferentes grupos al servicio de las diferentes potencias imperialistas que oprimían a China, a fin de aprovechar esto a favor de los objetivos revolucionarios.

El análisis y las definiciones de Mao Tsetung en relación a la burguesía nacional significaron un desarrollo de la teoría marxista leninista y en especial un desarrollo de gran importancia en la estrategia y la táctica del proletariado en los países oprimidos. La justeza de la política de alianza y lucha con la burguesía nacional en China, fue comprobada a lo largo de las cuatro fases que abarcó el proceso revolucionario chino hasta su triunfo en 1949. En el período de la Primera Guerra Civil Revolucionaria -el del frente en la Expedición al Norte-, de 1924 a 1927; en el de la Segunda Guerra Civil Revolucionaria -el de la guerra revolucionaria agraria-, de 1927 a 1937; en el de la Guerra de Resistencia al Japón -el del frente único nacional antijaponés-, de 1937 a 1945; y en el de la Tercera Guerra Civil Revolucionaria, de 1945 a octubre de 1949, fecha en la que con el triunfo de la Revolución de Nueva Democracia se abrió la etapa de la revolución socialista.

Mao Tsetung demostró teórica y prácticamente que era erróneo identificar a la burguesía china con la de los países capitalistas. Así también la necesidad de integrar esta verdad con las condiciones concretas de cada país. Esta verdad es de gran utilidad para países oprimidos y dependientes como el nuestro, donde no predominan las relaciones semifeudales sino las relaciones capitalistas de producción. Relaciones capitalistas deformadas por la dependencia y por la subsistencia del latifundio. Por lo cual la política del proletariado con la burguesía nacional, a diferencia de la seguida en China, es la de lograr su neutralización: la política de unidad y lucha tendiente a aislar al sector que se alía con el enemigo, a ganar a un sector patriótico y democrático y a neutralizarla de conjunto como clase. Esta ha sido nuestra política, salvo en el corto período en que la contradicción principal pasó a ser la lucha contra el imperialismo inglés, durante la guerra de Malvinas en 1982.