Se empezó a vincular al PCR por su participación contra la represión en la visita del príncipe de Inglaterra al país. Luego, desde el proceso vivo de la lucha de los obreros metalúrgicos de Ushuaia, asesorando legalmente a las agrupaciones y listas opositoras clasistas que enfrentaban a los jerarcas como Sosa en la UOM de esa seccional.
Beatriz protagonizó la lucha contra la Alianza en los años previos al Argentinazo, desde ser la abogada que a cualquier hora estaba dispuesta a ir a una comisaría para interceder por los detenidos que caían en las manifestaciones populares opositoras, y por su vinculación con las fábricas recuperadas por sus trabajadores, librados a su suerte por la quiebra o por el vaciamiento de sus patrones.
Se vinculó y asesoró a los trabajadores de Brukman en la Capital y luego a la ex Aurora, siendo la síndico de los trabajadores y posteriormente la abogada de la Cooperativa Renacer en Tierra del Fuego, hasta su muerte.
Beatriz ató su vida a los destinos de los trabajadores de Renacer y se entregó a ese histórico proceso obrero. Quería entrañablemente a cada uno de ellos. Particularmente a las valerosas obreras que se abrieron paso en la adversidad con dirigentes como Mónica Acosta a quien tanto admiraba.
Se conmovió y se involucró desde el primer momento a la lucha de los familiares y sobrevivientes de Cromañón. Lo hizo desde Liberpueblo, de donde se fue por profundas diferencias con su dirección, particularmente en cuanto al tratamiento a Aníbal Ibarra.
En los últimos años se fue del PCR pero no abandonó la lucha revolucionaria y lo hacía desde Renacer. A fines de febrero, sacó fuerzas y pudo viajar a Ushuaia y reencontrarse con sus compañeros de Renacer. Fue su viaje de despedida. ¡Querida Beatriz, te vamos a extrañar y nunca te vamos a olvidar! ¡Hasta la victoria siempre!