La marea verde es inmensa, crece cada día, en cada pañuelazo. Desde que se comenzó a discutir el proyecto de la Campaña, muchas mujeres se dieron cuenta que no estaban solas y se animaron a hablar. Muchas se colgaron el pañuelo verde y salieron a exigir esta ley. Porque entendieron que este es un derecho que nos merecemos todas y por ello el Estado tiene el deber de garantizarlo.
El debate sobre el aborto no solo pone en cuestionamiento la salud de las mujeres, sino que además cuestiona estructuras muy profundas como la maternidad obligatoria y el rol social que se nos impone a las mujeres. Cuando hablamos de decidir sobre nuestros cuerpos estamos hablando de romper con cadenas y estereotipos, con mandatos y silencios impuestos.
Hoy, este debate es posible gracias a la organización del movimiento de mujeres y, sobre todo, a la fuerza y la perseverancia de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. En Bahía Blanca, como en muchos lugares del país, el movimiento de mujeres copó las aulas y así fue como decidimos darle fuerza a esta campaña dentro de la UNS, para impulsar el debate y crear estrategias de implementación real de la ESI, ya que muchas compañeras así lo exigían y para formar profesionales con una mirada de género y seguir avanzando en organizarnos para destruir este sistema que nos oprime.
El debate en Diputados nos encontró en el hall de la universidad, donde seguimos la transmisión y compartimos poesías de artistas locales y experiencias sobre el tema, además de pintar dos pañuelos, para dejar ahí también nuestro símbolo. Después, todas juntas nos sumamos al pañuelazo, inmenso, en el centro de la ciudad, que se tiñó por completo de verde.
Desde este espacio, en camino al 8A, el domingo 15 realizamos un mural cargado de esa fuerza que tiene la marea verde, llena de la garra que tenemos cuando salimos a la calle todas juntas, levantando la consigna que nos mueve: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.
Corresponsal
