Bahía Blanca: Un año sin Micaela

El femicidio de Micaela Ortega de 12 años es una clara muestra de un sistema que está podrido, en el que una mujer es asesinada cada 18hs, solamente por ser mujer. A un año de su desaparición, su mamá Mónica nos invitó a participar de una intervención en la peatonal del centro de Bahía Blanca que narró lo que ella y su familia enfrentaron durante los días en que Micaela estuvo desaparecida: los prejuicios y las actitudes con las que se enfrentaron por parte de los funcionarios del Estado, los jueces, el intendente y los medios de comunicación. Frases como que “Micaela volvería dentro de las 48 horas”, que “la culpa era de la familia por la relación que tenían con ella”, volcando la responsabilidad sobre la víctima y su familia y corriendo el eje del problema social: una mujer muere como consecuencia de un femicidio cada 18 horas.

La intervención simulaba una conferencia de prensa donde se escuchaban declaraciones de los tres poderes. Una policía controlaba la situación e interrumpían voces que hacían oír prejuicios e ideas retrógradas sobre Micaela, cuestionando su ropa, su accionar y sus relaciones familiares. Luego irrumpía en escena una monja con una “niña bien” que reproducía los valores aceptados por la Iglesia Católica acerca del cuerpo de las mujeres y aconsejaba a la mamá de Micaela qué imagen de su hija debía mostrar a la hora de buscarla.

Luego de la intervención, que estremeció a todos los presentes, tuvo lugar una verdadera conferencia de prensa en la que Mónica y su abogada hablaron sobre el caso de Mica y volvieron a exigir una condena ejemplar para su femicida Jonathan Luna. Al terminar volvimos a marchar, como tantas veces, exigiendo: “¡Perpetua a Jonathan Luna!, ¡Justicia por Mica, justicia por todas!”.

El 23 de abril de 2016 desapareció Micaela, de sólo 12 años. Sus amigos y su familia comenzaron a salir a la calle para pedirle a este Estado que la busque, que aparezca viva y bien. A esas marchas nos fuimos sumando para exigir la aparición de Mica y para expresar nuestra bronca porque la policía no buscaba realmente, contra la excusa de que las cámaras de la ciudad no andaban y por eso “no era posible” seguir el rastro, porque los funcionarios del Municipio llegaron a decir que Micaela se había ido por sus propios medios y que ya no estaba en Bahía, porque después de algunos días de búsqueda allanaron la casa de su asesino, pero “no encontraron nada”. La noche que su cuerpo fue encontrado, la bronca y el dolor nos hicieron salir espontáneamente.

Micaela de 12 años se fue de su casa engañada por Jonathan Luna, quien a través de una red social se hizo pasar por su amiga, “Rochi de river”, y la convenció de encontrarse con él. La manipuló para sacarla de su casa, intentó violarla, pero Mica se resistió. Entonces la golpeó y terminó matándola. Jonathan Luna estaba prófugo.

Y los nombres de las pibas se van apilando: ya son 27 las asesinadas en el mes de abril a manos de femicidas. Ya hace un año que falta Mica en el aula de una escuela. Hoy Jonathan Luna está esperando su juicio. Ella está muerta. Ya son dos años desde que encontraron a Katherine Moscoso enterrada viva en un Médano en Monte Hermoso. Hoy no hay detenidos por su crimen. Ella está muerta. Ya hace dos años que no sabemos dónde está Andrea Esnaola. Ya hace cinco años que Bruno Tula le pegó un tiro a Leticia Cayuli: él está preso. Ella está muerta. Ya hace trece años que Pablo Cuchán mató, descuartizó y quemó a Luciana Moretti: él está libre por esta justicia que no hace más que defender a violadores y femicidas e impunemente busca mujeres en tinder. Ella está muerta. La lista sigue y es interminable.

Vamos a seguir peleando por todos nuestros derechos. Vamos a seguir abriéndonos paso y organizándonos porque cada mujer que no está nos hace juntar fuerza y hace más urgente la necesidad de salir a la calle a demostrar que somos millones las que peleamos por destruir esta estructura y este sistema que produce violentos, violadores y femicidas. Porque al inmenso dolor que nos generan los femicidios de cada día decidimos oponerle la fuerza y la lucha de seguir peleando por otra sociedad en la que seamos verdaderamente libres.

Corresponsal