Barañao: La “ciencia” del ocultamiento

“Estoy seguro que ha muerto más gente electrocutada o en accidentes automovilísticos que por agroquímicos; sin embargo no hay organizaciones contra los automóviles ni contra la electricidad”, disparó el ministro de Ciencia y Técnica Lino Barañao en el marco de una reunión del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología en Tucumán. De paso, en esa reunión se definió un nuevo enemigo del “progreso”: las ONG ambientalistas. “Tenemos que librar una batalla contra los fundamentalismos” fue una de las frases más escuchadas en la reunión. Se quejaron de las “agrupaciones ambientalistas que ponen trabas a los sectores productivos, principalmente minería y agricultura” generando “atraso social y económico”.

Evidentemente, la ciencia muchas veces es atravesada (o deformada) por fuertes intereses económicos. Otro ejemplo es el tabaco: se tardaron décadas en reconocer los efectos nocivos sobre la salud por la presión de las tabacaleras para que esto no saliera a la luz.

En el caso del glifosato, el herbicida más utilizado en el agro, ha habido numerosos reportes de que puede producir diferentes cánceres en animales de laboratorio e incluso en humanos. El Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), organismo antártico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2015 incluyó al glifosato como “Probablemente cancerígeno para los seres humanos”.

En nuestro país, un caso paradigmático es el pueblo de Ituzaingó en Córdoba. Allí, unas 200 personas desarrollaron cáncer sobre un total de 5 mil, al punto de que en toda familia había al menos un enfermo de cáncer. Y en el año 2009 la lucha del pueblo logró que la Justicia ordenara no fumigar cerca de las áreas urbanas. Las denuncias de organizaciones sociales sobre el aumento de tumores e intoxicaciones en los pueblos que son fumigados son cada vez más frecuentes. Ahora también en Gualeguaychú se está desatando un movimiento contra las fumigaciones. Estas situaciones son deliberadamente negadas por Barañao, quién en una entrevista radial llegó a comparar al glifosato con agua con sal (15/8/2011).

También con la megaminería y su megacontaminación ha habido mucha información cruzada. Incluso cuando eran evidentes sus consecuencias con los derrames de cianuro en San Juan.

Pero Barañao provoca para que las agroquímicas como Monsanto o las mineras como Barrick puedan hacer negocios en nuestro país. Si contaminan o no, si perjudican la salud del pueblo o no, es algo menor para él. Existe una contradicción entre producción y medio ambiente, que el capitalismo resuelve unilateralmente: no sólo debastando al ambiente sino también afectando a la comunidad que es parte del mismo.