Combatiendo el hambre en el conurbano bonaerense

En el Barrio Sarmiento de Villa Ballester, Partido de San Martín, funciona uno de los tantos comedores populares que han pasado a ser fundamentales en el sostenimiento de la cuarentena. Allí consiguen también su cena vecinos de Billinghurst y Liberador. Según nos cuenta Yola, una de las trabajadoras de la Corriente Clasista René Salamanca-AMBA que lo garantizan diariamente, el comedor funciona hace poco, pero ya está sobrepasado de vecinos que necesitan un plato de comida. Porque el conurbano bonaerense es una de las zonas donde más se sufre el parate económico. Sin embargo, no es de estos barrios populares desde donde surgen las principales presiones para levantar la cuarentena. Porque el pueblo pobre también prioriza su salud.

–¿Desde cuándo funciona el comedor?

–Lo veníamos pidiendo desde el año pasado, desde el mes de agosto acá en el Municipio. Estuvimos a pica y pica. (…) Nos dijeron que primero íbamos a arreglar lo del merendero y luego hablábamos lo del comedor. Entonces estuvimos esperando. En diciembre ya retiramos mercadería para el merendero, que funciona desde mayo con la mercadería que nos daba la organización [René Salamanca]. Y después igual fuimos a movilizar con los compañeros de acá de San Martín. (…) Me fui a plantar a principios de marzo, que fui a la oficina de Desarrollo. Nos dijeron que nos llamaban y así se dio, al inicio de la cuarentena. (…) Hablamos y nos plantearon si podíamos montar el comedor por el tema del virus que estábamos atravesando y necesitábamos extender para la gente más necesitada. Yo acepté enseguida porque nosotros ya teníamos todo listo desde el año pasado: la cocina, las ollas, todas compradas. Ahí es donde nosotros aceptamos y nos descargaron ya la mercadería; y esa semana ya funcionó el comedor (la semana pasada). Y justamente mañana cocinamos también.

–¿Cómo funciona el comedor?

–Nosotros estamos haciendo cena de miércoles, jueves y viernes. Son tres días a la semana. Lo empezamos a servir a las 6 de la tarde hasta las 7. Primero empezamos con poca cantidad, con 28 familias. Y después se vino 33. Ahora son 38 familias que estamos sumando como 117 raciones que servimos. Ellos lo retiran firmando. Hay mucha demanda. No lo podemos abastecer. Porque en realidad ahí en un grupo familiar de cuatro le damos para tres. A un grupo familiar de tres le damos para dos. Porque no se puede dar para todos. Igual hicimos la cuenta y nos sale más de 168 raciones, incluidos todos. En eso estamos trabajando ahora. Y para mañana estamos buscando aumentar las raciones. El primer miércoles, cuando empezamos, habíamos arrancado con 74 raciones y faltó. El jueves también, y llegamos a los 100. Y después, el día viernes faltó bastante. Igual estuvimos aumentando, hicimos guiso.

–¿De dónde reciben y se junta alimentos?

–De la Municipalidad nos dieron para dos días. Y un día nos está ayudando la organización [René Salamanca] y eso lo usamos para la tarde. Ya no lo servimos al mediodía.

–¿Cuánta gente trabaja para sostener el comedor?

–Nosotros tenemos un funcionamiento de una mesa directiva, que conformamos cuatro personas responsables. La primera semana garantizamos la cocina con ellos. Ahora es la segunda semana y estamos haciendo una rotación, porque lo venimos haciendo a pulmón. O sea que en una ronda trabaja un grupo de cinco compañeros y a la siguiente semana otros cinco.

–¿Qué comentarios u opiniones reciben de los vecinos que se acercan?

–Que está muy buenísimo. Que en realidad sí necesitaban. Tenemos diferentes colectividades, de Paraguay, de Perú, de Bolivia, argentinos. Y más que todo están agradecidos con la base de la organización de que se pudo hacer. Y la gente nueva que conocemos también lo ve muy bien. Porque el Municipio nos había planteado que incluyamos también a las personas que no son de nuestra organización para servirles la comida. Hay mucha demanda. Me piden para cinco personas pero no se le puede dar porque si no, no vamos a llegar. Estuvimos sacando un listado, cuando lo retiran, lo vamos a anotar por documento y por grupo familiar, y lo vamos a tratar de organizar de esa forma.

–¿Y cómo ven la cuarentena?

–Muy bien. Acá en el barrio están acatando. No ves gente caminando en la calle. Sí vienen a la noche uno por grupo familiar. Hacen fila, como se debe. No hay tampoco muchos comercios que estén abiertos. Lo necesario. Kiosco, súper o carnicería y nada más.

–¿Querés agregar algo más?

–Solo pedir que nos ayuden las personas que sí pueden colaborar; y a las personas que necesiten decirles que se acerquen y podemos tomar algunos cupos más. Eso también lo estábamos hablando con el Municipio, si nos puede aumentar las raciones.