¿Consumimos energía en “exceso”?

Intentando disimular los tarifazos y esquivar la responsabilidad sobre los cortes de luz, el gobierno viene insistiendo en que se debe bajar el consumo doméstico. Del consumo industrial no habla demasiado porque ya logró bajarlo de sobremanera cerrando pymes por doquier. Pero sobre lo que consumimos en nuestros hogares, ha habido desde el inicio una campaña de racionalización y de culpabilización al pueblo por utilizar servicios esenciales. La más sutil ha sido insistir en no dejar el aire prendido y en no ponerlo en menos de 24ºC. Pero como esto no alcanzaba, y tal como mencionamos en Vamos! Nº135, Javier González Fraga aportó su sinceridad brutal –que otros funcionarios no se animan a explicitar– y concluyó que los cortes de luz son por “exceso de consumo” (y no por falta de inversión).
Ni González Fraga ni ningún otro funcionario dijeron si tienen alguna base concreta para poder afirmar que los cortes de luz se deben a que dejamos la luz o el aire acondicionado prendidos (sic). Entonces, para no quedarnos sólo en la indignación, reunimos algunos datos reales sobre este problema. Nadie puede desacordar con que no se debe desperdiciar nuestra energía. Pero… ¿consumimos mucho?

El primer dato real es que, en promedio, un hogar argentino consume 252 kWh por mes (o un total de 3.024 kWh al año). El dato surge de un informe de la Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica de la República Argentina (ADEERA) de 2017. Este promedio está dentro de la categoría R1, que es la más baja y contiene a quienes consumen menos de 500 kWh por mes. En Edesur, el 99% de los hogares se encuentran en esta categoría. En Edenor, el 91%. Contando todo el país, el 93%. O sea que, para empezar, la enorme mayoría de los hogares tienen consumos acordes a la categoría más baja.

Si analizamos a cuánto corresponde este promedio de 252 kWh por mes, podemos comprobar que equivale aproximadamente al consumo de una heladera, un aire acondicionado, un lavarropas, una TV y algunas lámparas. Es decir, no demasiado. Y estamos considerando que el hogar posee gas para cocinar y calentar el agua. (Para el cálculo utilizamos la página de Edenor, que tiene un aplicativo que permite calcular el consumo de cada equipo.)

¿Cómo se podría bajar más el consumo según los cerebros macristas? Cambiando el aire acondicionado por un ventilador, que es lo que ya propuso explícitamente Clarín: “Volver al ventilador: el mejor aliado para combatir el calor y la crisis energética”. Así, puso en palabras los pensamientos González Fraga y el gobierno de Cambiemos en general. Claro que el mensaje no es para ellos, sino para los trabajadores que nos creímos que podíamos tener ¡un aire acondicionado!

El cinismo es más indignante si consideramos los hogares sin gas. En este caso, manteniendo un aire acondicionado y considerando que debe utilizar termotanque, horno y pava eléctricos, el consumo sube a aproximadamente 600 kWh por mes, entrando ya en la categoría R2 (que es entre 500 kWh y 700 kWh mensuales). Es decir, superar el consumo medio de nuestro país pasa a ser una imposición si no hay gas.

Éste no sería sólo el caso del NEA, que sigue sin red de gas natural. Es un caso generalizado en la propia CABA, en la cual se estrenan edificios donde se cocina y calefacciona con luz eléctrica. ¿Porque es más eficiente? ¡No! Porque es más rentable para el que vende los departamentos. Esta irracionalidad energética se debe a que este gobierno, que lleva más de una década en la CABA, ha priorizado el negocio inmobiliario de Caputo y otros tantos primos macristas. Y no consideramos el hecho de que calefaccionar con energía eléctrica consume incluso mucho más.

Por último está la comparación con otros países. Los valores publicados por World Energy Council (de 2014) muestran que consumimos, en general, más que el resto de países latinoamericanos; salvo Paraguay, que consume casi lo mismo que nosotros por usuario de red eléctrica (3.145 kWh anual por hogar). Pero esto no indica necesariamente un exceso en el consumo, sino que existen mejores condiciones del pueblo y los trabajadores. A modo de comparación: consumimos una cifra equivalente a Sudáfrica (3.216 kWh anuales por hogar) y mucho menos que Australia (6.839 kWh anuales por hogar). Ambos son países que están aproximadamente en la misma latitud sur que Argentina.

Conclusión: sin dejar de vigilar el uso racional de la energía, el problema de los cortes de luz y de las tarifas exorbitantes no es el “exceso”, sino la falta de inversión en transporte y distribución; y en una política privatista y privativa que pone por delante la ganancia empresarial antes que el acceso del pueblo a los servicios de luz, gas y agua.