¿Cuál es el real alcance de los tratamientos contra el Covid-19?

Breve análisis sobre los tratamientos más difundidos, su desarrollo actual y la base científica existente que demuestre su efectividad. El escándalo de la Hidroxicloroquina. El peligro de desabastecimiento del Remdesivir. La importancia del tratamiento con plasma y la campaña del Ministerio de Salud.

Por Pablo C.(*)

Hay una gran cantidad de información en los medios de comunicación y redes sociales sobre los tratamientos y vacunas para el coronavirus. Mucha de esta información se difunde sin rigurosidad científica, con muy pocos datos serios disponibles, y se utiliza para apuntalar determinados intereses económicos en lugar de contribuir la salud del pueblo. Lo más destacado en este sentido, es el nefasto uso político que han hecho Donald Trump y Jair Bolsonaro de la Hidroxicloroquina, una de las más de 200 drogas que se están estudiando actualmente para el Covid-19. En el presente artículo, analizamos brevemente el alcance real de tres tratamientos: la Hidroxicloroquina, el antiviral Remdesivir, y el plasma de convaleciente.

Para que una droga sea aprobada para su uso en seres humanos debe pasar una serie de estudios, que deben ser muy rigurosos. Primero, se debe evaluar si hay una justificación lógica que explique el mecanismo por el cuál la droga en cuestión puede ser útil para combatir una enfermedad. Segundo, se debe probar que la droga tenga un grado de seguridad aceptable para el ser humano. O sea, que los efectos adversos no sean peores que la enfermedad que pretende tratar. Y por último, para evaluar la eficacia, se deben realizar una serie de estudios con pacientes para ver si realmente esa droga es superior al tratamiento estándar que se viene realizando para dicha enfermedad. Estos estudios se denominan ensayos clínicos controlados.

En abril la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha el ensayo clínico “Solidaridad”, un estudio internacional donde la Argentina es uno de los países seleccionados para llevarlo a cabo. El objetivo inicial fue estudiar la eficacia y seguridad de cuatro tratamientos: la Hidorxicloroquina/Cloroquina, el Remdesivir, la combinación de Lopinavir con Ritonavir (LVP/r), y esto último asociado al interferón Beta-1. Cabe destacar que nuestro país también participa de otros estudios clínicos que evalúan otras estrategias.

Hidroxicloroquina

Es un fármaco viejo, que se desarrolló contra la malaria. Posteriormente se descubrieron propiedades antiinflamatorias, por lo que también se usa actualmente para enfermedades autoinmunes como el Lupus Eritematoso Sistémico. Como uno de los principales mecanismos patológicos del SARS-Cov-2 es el provocar una respuesta inflamatoria exagerada en el organismo, se comenzó a probar en esta enfermedad. Es sin dudas el fármaco más famoso, pero del que aún no se conoce si realmente es efectivo. Un estudio pequeño, no controlado, con poca rigurosidad, hecho en Francia, mostró resultados alentadores. Rápidamente se hizo público en todo el mundo y fue aprovechado políticamente por los impresentables Trump y Bolsonaro, en su nefasta estrategia anticuarentena. Luego aparecieron otros estudios, también pequeños, que no mostraron ningún beneficio con esta droga.

Esta droga no para de generar polémicas en el mundo científico. El 22 de mayo, en la revista especializada británica The Lancet, se publicaron los resultados de un registro multicéntrico e internacional, donde se aseguraba que la hidroxicloroquina no presentaba beneficio y que incluso se podía asociar a un aumento en la mortalidad en pacientes con Covid-19. A raíz de esto, la OMS suspendió el uso de hidroxicloroquina en el estudio Solidaridad. Sin embargo, 10 días más tarde, tres de los autores publicaron un artículo donde se retractan de la publicación inicial, argumentando que “no pueden dar fe de la veracidad de las fuentes de datos”. Por lo que la revista retiró el artículo de la publicación. Es la segunda vez que ocurre esto en la historia de esa prestigiosa revista. Todo esto llevó a la OMS a revisar en forma preliminar los resultados del estudio Solidaridad, donde el comité revisor aconsejó suspender los tratamientos con Hidroxicloroquina y Lopinavir/Ritonavir, al observar que no tienen impacto en reducir la mortalidad. Si bien no son resultados definitivos, por el momento la OMS mantiene suspendidos los estudios con estas drogas.

Remdesivir

Es un antiviral desarrollado inicialmente para el virus del ébola por el laboratorio norteamericano Gilead. Su uso es por vía endovenosa, durante 5 a 10 días.  Si bien no demostró efectividad contra el ébola en los estudios clínicos, por su mecanismo de acción, se comenzó a estudiar para el SARS-Cov-2. Éste es el primer fármaco que ha sido autorizado para el tratamiento del Covid-19 por los organismos regulatorios de Europa y EEUU. Hay que aclarar que se trata de una autorización de emergencia, que no implica hasta el momento una aprobación definitiva. Esta autorización se basa en los resultados de un ensayo clínico controlado, patrocinado por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los EEUU (NIAID), donde los pacientes que recibieron Remdesivir presentaron una recuperación más rápida que los que recibieron placebo (la diferencia fue de 4 días: 11 días con Remdesivir versus 15 días con placebo). NO hubo reducción de las muertes por Covid-19.

Luego de esta autorización, el gobierno de Donald Trump ha adquirido casi la totalidad de la producción de Remdesivir para los próximos tres meses, unos 500 mil tratamientos. En concreto, se aseguran el 100% de la producción que realice la farmacéutica durante el mes de julio y el 90% en agosto y septiembre. Por lo que, para el resto del mundo, apenas quedarán disponibles 19.400 tratamientos el mes próximo y otros 25.900 al siguiente. Veremos si llega alguna ampolla a nuestro país.

Plasma de convaleciente

Cuando una persona se enferma de una infección (por ejemplo: Covid-19), su cuerpo genera anticuerpos para defenderse. Una vez que la persona se recupera de la infección, esos anticuerpos quedan en el plasma durante un tiempo. El plasma es el suero o porción líquida que queda después de que se hayan removido los glóbulos rojos, las plaquetas y otros componentes celulares de la sangre. Para esto, el paciente recuperado debe donar sangre.

El plasma de convaleciente se ha utilizado en la poliomielitis, el sarampión, paperas e influenza. Hay datos de que, en la epidemia de influenza en 1918, el uso de plasma de convaleciente pudo haber tenido impacto en reducir la mortalidad. Actualmente se está utilizando en numerosos países y hay estudios preliminares con resultados alentadores, aunque todavía es un tratamiento experimental. Es un tratamiento barato y tenemos la tecnología para realizarlo sin una gran inversión.

El Ministerio de Salud creó el plan estratégico para regular el uso de plasma de convaleciente, con lo que se pone a la cabeza para asegurar los estándares de calidad y seguridad que se requieren para probar un tratamiento experimental. Se han autorizado varios centros donde los recuperados pueden donar sangre y se procesan las unidades de plasma que son repartidas de acuerdo con los requerimientos a todo el sistema de salud. Si bien la mayoría de estos centros son hospitales públicos, también hay hospitales universitarios y privados. Esta es una de las medidas que refuerzan el carácter rector de la política sanitaria que debe tener el Ministerio de Salud.

(*) Médico.