A mediados de febrero comenzaron las inundaciones que afectan a la zona central de nuestro país. Primero fue en Córdoba y luego fueron afectadas las provincias de Santa Fe, Santiago del Estero, San Luis, Salta y en los últimos días la provincia de Tucumán. Hasta ahora casi 20 mil personas debieron ser evacuadas, aunque en algunas zonas han podido regresar a sus hogares. Oficialmente murieron en el país 15 personas producto de las inundaciones, entre las que se encuentran niños y adolescentes, y varias personas permanecen desaparecidas. La situación sigue siendo crítica en todas las zonas afectadas. Las pérdidas materiales son incalculables. Miles de personas han perdido sus hogares y sus pertenencias, la gran mayoría humildes, pero también capas medias. También miles de hectáreas de cultivos han sido afectadas. Sólo en Córdoba, la Cámara de Cereales de la Provincia hablaba de entre 400 y 500 mil hectáreas afectadas como primera aproximación.
Como siempre, el Gobierno nacional y los provinciales sólo hablan del factor climático. Hacen hincapié en que ha llovido más del promedio de precipitaciones para la época del año y en las fuertes lluvias que precedieron a las crecidas de los ríos y las inundaciones; hablan de “catástrofe natural”. Sin embargo lo natural es que cuando llueve el agua se infiltre en la tierra y vuelva lentamente a la superficie (efecto de esponja) y que los bosques actúen como paraguas natural. Es llamativo que el año pasado el Panel Intergubernamental de Cambio Climático había advertido del riesgo de inundaciones en la zona central argentina “por las precipitaciones y el cambio en el uso de la tierra”. Esta es la forma en que llaman a la deforestación y el desmonte descontrolados que destruye gran parte del bosque nativo para la realización de negocios agropecuarios, principalmente cultivo de soja y para otros negocios como emprendimientos turísticos y comerciales. Entonces la tierra pierde su capacidad de “esponja natural”.
Santiago del Estero es la provincia con mayor deforestación en la historia, entre 1998 y 2014 las topadoras arrasaron con 1.700.000 hectáreas. En Córdoba, sólo en el 2013 se desmontaron más de 44.000 hectáreas y sólo queda un 4% de bosque nativo. Santa Fe no se queda atrás, ya ha perdido más de 60.000 hectáreas de bosque. Entonces los gobiernos son responsables de las políticas que llevaron a esta situación que sufre el pueblo.
La solidaridad del pueblo
Como ha pasado en otras situaciones, la solidaridad popular ha sido inmensa. Por ejemplo en Santiago del Estero, los docentes autoconvocados que se encuentran en plan de lucha por sus derechos, han realizado numerosas tareas de ayuda en los barrios más castigados de la capital santiagueña y en otras localidades. También numerosas organizaciones sociales, ONG e incluso sectores de la Iglesia están colaborando con los damnificados. Estas actitudes contrastan con las del intendente de la capital de Santiago, que ni siquiera suspendió sus vacaciones en el exterior y con las denuncias en varios barrios de que el gobierno mientras ofrecía ayuda, ofrecía también la afiliación al PJ. Por otro lado, la noticia del choque de dos helicópteros en La Rioja desnudó que el que era de la Provincia de Santiago del Estero, en lugar de cumplir su uso sanitario y estar entonces a disposición para la ayuda de los inundados, estaba al servicio de un reality show europeo. Para esto usa los recursos el gobierno K de Zamora.