“Existe una política colaboracionista entre sindicato y empresa que llegó a desembocar en coimas para la firma de un acta de rebaja salarial en enero del 2012”, explica. Y nos cuenta que con las elecciones de 2011, estos acuerdos se vieron interrumpidos gracias al rechazo de la nueva Comisión Interna a firmar el acta. “Esa fue la raíz de un conflicto grande y es la causa de muchos despidos por persecución, como el mío, en julio pasado y ahora, otra vez, este año”.
Su balance sobre el conflicto es positivo. Después del triunfo llegó la alegría para los trabajadores: “Hoy es un día que hay que festejar”, expresa. “estoy muy feliz por haber participado de esta lucha”. Y claro, no es para menos: “se cumplió con la reincorporación de los compañeros de Lear, se ganó la lucha”.
Además, “hechos como este, en los que el grueso de los trabajadores abandona posiciones neutrales y toma una postura activa, combativa, ya sea movilizados por ideologías, por solidaridad o bien por propia indignación, son los que marcan un punto de inflexión en el consciente colectivo de los obreros. Es cuando se dan cuenta de algo fundamental: que ellos mismos representan la última y más fuerte barrera frente a la explotación de las patronales y la corrupción de las burocracias sindicales”, señala.