“Los penes de madera y el día que no pude ponerme un forro”

En 2017 estudiantes del Huergo hicieron penes de madera en el taller de tornería. Foto: Página/12.

Por Sebastián Cirone (*)

La licitación que abrió el Ministerio de salud para la compra de un kit con elementos para la ESI (Educación Sexual Integral) levantó una catarata de memes, chistes, risas, ironías, etc. La noticia era que uno de esos elementos se trataba de un pene de madera. Este, debería venir, según el pliego, con guantes de látex, lubricantes y preservativos, entre otras cosas, para poder explicarle a les estudiantes cómo se coloca un preservativo y otros cuidados que tienen que ver con la salud sexual y reproductiva.

Cuando comencé a ver todo lo que provocó este tema en las redes, siendo sincero, me reí mucho y lo sigo haciendo. Me pregunté: ¿Por qué algo así provocaría todo esto? ¿Por qué los varones actuamos de manera infantil o socarrona cuando hablamos de sexo?

Cada vez que he hablado con otro varón de sexo es para contarle alguna anécdota, para florearme de que “la puse”, para hacerme el banana porque me “garche” una mina linda, etc. Casi siempre son conversaciones graciosas, se habla con doble sentido o se hacen chistes agresivos, misóginos y/o xenófobos, y generalmente esas charlas son grupales. Si tengo alguna problemática que tiene que ver con el ámbito sexual es raro que lo charle con otro varón, esto demostraría debilidad y sentiría vergüenza.

Reflexiones sobre nosotros, los varones

¿Por qué ocurre todo esto entre varones cis heterosexuales? (CIS: Persona que se identifica con el mismo género que su órgano reproductor al nacer. Varón-pito, mujer-vulva) ¿Será que nos asusta y por eso nos hacemos los graciosos?

La práctica de la masculinidad implica en un punto, no cuidar nuestra salud, no hacer consultas médicas si no es urgente, no hacernos controles. Para decirlo de manera burda: “somos machos y nos la bancamos”. Así que menos aún vamos a andar preguntando cómo se pone un preservativo. Podrían reírse de nosotros, pensar que somos vírgenes, que nunca lo hicimos o peor aún: que somos putos.

Además, si expresáramos que estamos de acuerdo con que le expliquen a les estudiantes cómo colocárselo con un pene de madera de muestra, nos dirían: “qué, te gusta la pi…?”
Me puse a reflexionar cómo había sido mi ESI y la de los otros varones: revistas y películas porno. Recordé que debuté sexualmente a los 15 años con una “prostituta” cerca de mi colegio, fuimos con un par de amigos a una casa al lado de unos videojuegos. Después de eso hicimos chistes, contamos la anécdota a otros pero nunca más volvimos a ir. Es el día de hoy que recuerdo ese momento casi con lujo de detalles y cada vez que lo cuento lo hago de forma graciosa, pero nunca más volví a pagar por sexo.

Hoy a la distancia entiendo que fue traumático para mí y no se lo recomiendo a nadie, menos sin saber a los riesgos que me enfrentaba.

Ah, y el forro me lo puso ella, yo no pude.


(*) Peón de la Línea C. Nota publicada en https://acoplando.com.ar/?p=5943. Reproducida con autorización del autor.