Narcotráfico: Rosario y la participación policial y política a la vista de todos

Después del atentado a la familia de Messi

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El atentado a la familia de Leonel Messi en Rosario, en la noche del 1º de marzo, tuvo un objetivo político. La primera reacción del intendente Pablo Javkin fue denunciar que el ataque está vinculado a “alguna resistencia a cambios” en el Ministerio de Seguridad provincial. Hizo referencia así a la reciente designación de Claudio Brilloni, con pasado en la Gendarmería, en el área de seguridad por parte del gobernador de Santa Fe Omar Perotti; designación que Javkin defiende.

Por otra parte, llamó la atención la respuesta del ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, afirmando que “ganaron los narcos” y que es un hecho “típico de los que sucede en Rosario desde hace más de 20 años”. (¿Para quién sería exactamente este mensaje?) El presidente Alberto Fernández, con su “algo más habrá que hacer”, se mostró desbordado por la situación. Y el domingo que siguió al atentado al super de los suegros de Messi, se produjo además el asesinato de Máximo Jerez, un niño de 12 años acribillado por sicarios (ver nota aparte).

Lo cierto es que el gobierno nacional estuvo una semana sin iniciativa. Mientras tanto, los candidatos de JxC se pasearon por Rosario y dieron entrevistas denunciando la inacción del gobierno nacional. El precandidato a gobernador bonaerense Diego Santilli además se reunió con el intendente.

Finalmente, el gobierno nacional reaccionó y envió las fuerzas federales. Dentro de las medidas, decidió enviar al Ejército para cumplir tareas de urbanización. Particularmente esta última medida abrió un debate en las organizaciones populares.

¿Por qué Rosario?

El problema narco no está sólo en Rosario. Pero la ciudad se destaca por al cantidad de asesinatos, que quintuplica la media nacional. Un elemento que alienta esta violencia es que Rosario es una de las salidas de exportación a Europa y el mundo. Es decir: el principal negocio narco no son los consumidores locales. Entonces, la narco-estructura en Rosario se ve favorecida por la privatización de los puertos. Y el lavado de dinero tiene un contexto de importante escala productiva para operar: desde el amplio negocio inmobiliario y el contrabando sojero, hasta las enormes industrias aceiteras. Desde ya, la emergencia social que suele rodear las grandes ciudades es territorio de reclutamiento de soldaditos descartables (pero esto no es ninguna particularidad de Rosario).

En Rosario, la influencia narco ha ido creciendo desde pagar a las comisarías la vista gorda policial, luego pagar para apuntar contra la competencia de una u otra banda, y finalmente comprar directamente la comisaría y poner al comisario.

Esto, desde ya, no se puede dar sin el conocimiento de funcionarios políticos: sean representantes, jueces o fiscales. Es una connivencia o directamente participación político-policial con la narco-estructura.

¿Qué hacer?

Una buena respuesta ante la grave escalada narco la dio el dirigente del MTE Juan Grabois, quien en una entrevista radial mencionó tres niveles para combatir la narco-estructura:

1 – Contención social: No se refiere solo a dar respuesta a la pobreza en general, sino especialmente a darle especial atención en evitar la deserción escolar. También en jerarquizar iniciativas contra la reincidencia de presos, como de hecho ocurre con algunas cooperativas del MTE. Desde ya, combatir activamente el consumo de sustancias tóxicas y dar respuesta a las adicciones.

2 – Institucional: Es evidente que el reparto y guerra de territorios narco se da con la complacencia o directamente participación de la policía. Podemos agregar también la participación judicial y política.

3 – Financiero: El lavado de dinero es parte indisoluble de las mafias narco. Hace falta decisión política para investigar verdaderamente estos circuitos. Y podemos sumar a esto la re-estatización de los puertos para un control efectivo de las vías de exportación.

Hemos coincido con Grabois también ante el envenenamiento por cocaína con carfentanilo que mató 24 personas en el verano pasado, cuestionando la promoción del “consumo (pero) responsable” porque combatimos el consumo mismo de sustancias tóxicas.

Actualmente, la gravedad del narcotráfico no sólo se ha hecho insoslayable, sino que pasó a ser un eje destacado para las elecciones presidencial y legislativas.