Nisman por Netflix

El documental “Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía”, difundido por Netflix, muestra voces de las principales hipótesis del caso. Casi todas en forma de entrevistas: desde Cristina Fernández de Kirchner hasta el espía Antonio “Jaime” Stiuso; incluyendo a la fiscal Viviana Fein, al acusado Diego Lagomarsino y la impresentable Laura Alonso; pasando por agentes de la Policía Federal y de Gendarmería que participaron de dos investigaciones con resultados completamente contrarios. Son seis capítulos que abarcan no sólo el interrogante sobre si se suicidó, lo indujeron al suicidio o lo mataron, sino también todo el proceso de rotundo fracaso de la investigación AMIA (o éxito de los encubridores). Y entonces entrevista también a agentes de la CIA y del FBI yanquis. No fue entrevistada Sandra Arroyo Salgado –la ex esposa de Alberto Nisman–, aunque sí se incluye su intervención en la conferencia de prensa en que anunció que integraría la querella –a la que luego renunció–.

El director, Justin Webster, eligió la modalidad de “show, not tell” (“mostrar, no contar”). Según esto, la información y las opiniones provienen directamente de los protagonistas o personajes, sin voz en off y sin explicitar las preguntas (salvo excepciones). De este modo, los entrevistados van discutiendo entre sí alrededor de cada aspecto a lo largo de toda la serie. Todo esto combinado con un extenso trabajo de archivo, incluyendo desde imágenes del departamento donde Nisman pasó sus últimas horas hasta el video de la charla en la que Juan José Galeano –entonces juez de la causa AMIA– pactó el pago de 400 mil dólares a Carlos Telleldín –enjuiciado por entregar la traffic usada como coche-bomba en el atentado–.

Siendo un director inglés residente en Cataluña, llama la atención la precisión de las entrevistas –o al menos algunas– en un tema de tanta repercusión nacional e internacional. En particular, se destaca el momento en que el agente del FBI entrevistado, James Bernazzani, trastabillea cuando se le pregunta si podría sostenerse en un juicio la acusación contra el supuesto inmolado Ibrahim Berro cuando de hecho no consta en ningún lado su supuesta coincidencia con el ADN encontrado en partes de la camioneta.
Otra entrevista novedosa, la más difícil según el director, es la de “Jaime” Stiuso. Ante respuestas escuetas y calculadas (o directamente gestos), es el único momento en que se escucha el español con acento anglosajón del entrevistador. No convence el argumento del espía cuando se le pregunta por qué no respondió los insistentes llamados telefónicos de Nisman en aquel fatídico fin de semana, previo a su presentación en el Congreso que nunca fue y donde denunciaría a la entonces presidenta CFK.

El documental de Netflix se inclina contra la versión de asesinato, aunque no pretende que quien tenga una posición tomada sobre el final de Nisman cambie su posición. Así, con todo, nadie que se haya tomado el tiempo y la paciencia para ver los 374 minutos del documental podrá dejar de preguntarse sobre la relación entre la versión armada por el FBI yanqui e Israel contra Irán sobre los atentados de AMIA y Embajada, la sintonía de Stiuso con todo esto, la cuestión nuclear en Irán y en Argentina, y la vía muerta a la que había llegado la investigación de Nisman. Y si, a esa altura del partido tras la estridente denuncia contra la presidenta CFK, hacía más daño muerto que vivo.

Otro análisis más contemporáneo difícil de establecer es si el “gesto” yanqui que canaliza Netflix fue tenido en cuenta para definir que la gira internacional del gobierno de Alberto Fernández empezara por Israel, y además incluyera a Kicillof, teniendo en cuenta que es público que en esta definición participó Cristina.