Conversamos con Charo Venegas Calderon, directora de ODA, un cortometraje de video-danza en honor a las víctimas de la masacre ferroviaria de Once. ODA ya ganó el premio a mejor corto latinoamericano en el Jameson Notodofilmfest de España y el primer premio en el Festival Internacional de Cortometrajes “Oberá en Cortos”, en la Provincia de Misiones.
– Contanos un poco sobre el cortometraje ODA, cómo surgió, por qué eligieron esta temática…
Yo desde principios de año venía sumergida en el estudio del lenguaje del cuerpo en relación con el lenguaje de la cámara, relación que de alguna forma da lugar al género de la videodanza. Esto en conjunto con mi amiga realizadora Elis Wen, que es parte del equipo de ODA. Además desde mi lugar de artista siempre sentí la necesidad de tomar una posición aportando así a cambiar las cosas desde el arte. Así, con la cabeza en ese lenguaje y escuchando música de Ezio Bosso, un día me surge la idea de este personaje, haciendo ese recorrido en un vagón y plataforma.
La temática no la vemos solo como la Masacre de Once sino como algo más general, que es la situación del sistema ferroviario en la Argentina e inclusive la situación del transporte.
Decimos masacre y no tragedia porque nosotros entendemos que no es un descuido o un accidente sino una intención de ahogar el sistema ferroviario y transformarlo en un negocio de las privatizadas. Y Once es producto de eso, así como lo que pasó recientemente en Castelar y otras cosas que no tuvieron la misma difusión mediática. Para nosotros también es importante destacar algo que se suele ocultar desde los medios dominantes, que es que es que acá hay una responsabilidad privada pero también una responsabilidad estatal, un arrastre de políticas en los últimos gobiernos, de mantener las privatizaciones, de los subsidios sin control, de la corrupción. Entre Once y Castelar no sucedieron grandes cambios, por más que la propaganda oficial diga que sí, y hacen campaña culpando a los trabajadores, cuando cualquier persona que se sube al Sarmiento sabe que la línea está hecha pedazos.
– ¿De qué formación vienen ustedes?
– Nosotros somos prácticamente todos estudiantes del IUNA, algunos por terminar la carrera, otros que ya la dejaron, como es mi caso. Nos conocimos casi todos participando de diferentes luchas estudiantiles, en particular con la toma del 2010.
– ¿Tienen contacto con los familiares o las víctimas del choque de Once?
– Sí, tenemos contacto. En realidad María Lujan Rey, la madre de Lucas Menghini Rey, publicó algo sobre el corto por iniciativa propia en su Facebook, yo la tengo en el Facebook porque me genera mucha admiración, y entonces le escribí y me dio una devolución de la obra muy positiva. Yo le manifesté estas ganas que teníamos nosotros de hacer una proyección con la presencia de los familiares, porque son un elemento muy importante que nosotros tuvimos muy en cuenta a la hora de realizar la obra. Ella estuvo de acuerdo, le gustó la iniciativa, así que ahora estamos organizándolo.
– ¿Cómo es el tema de hacer una producción cinematográfica independiente, autogestionada, hoy en la Argentina, y cómo fue el caso de ustedes?
La verdad que es difícil, el cine es un arte caro, por más cuidadoso que uno intente ser en términos productivos. Nosotros en particular lo financiamos de nuestros bolsillos. Después, hubieron recursos humanos en distintas formas de aporte. Amigos en general y varios compañeros del CR que dieron una mano, no solo en recursos humanos sino también en espacios, lugar de ensayo o el lugar para estrenar el corto.
Es cierto que como resultado de determinadas luchas, en los últimos años han crecido las posibilidades de producción a través del INCAA. De todas formas es complejo, no hay muchas opciones en cuanto a cortometrajes, hay más opciones para largometrajes, como dije, aplicando a algún subsidio del INCAA. Con estos subsidios ocurren dos cosas: por un lado sigue siendo difícil como nuevo realizador llegar a cumplir los requisitos necesarios para aplicar y si lo lográs y quedás, te ves limitado a trabajar con los tiempos del INCAA. Y después lo que muchos realizadores sabemos: hay una cuestión ideológica y política en cuanto a qué proyectos reciben subsidios.
– Ustedes acaban de ganar un premio muy importante en Oberá…
Sí, eso fue hace muy poquito, ganamos el primer premio en el Festival de Oberá. Como lo veo yo, los festivales cumplen un rol en el financiamiento del cine independiente, estamos mediante estos premios pudiendo recuperar un poco la inversión que hicimos y a la vez pudiendo financiar nuevos proyectos. Lo de Oberá estuvo bueno, había una calidad de obras interesante de toda Latinoamérica.
Lo que tienen además los festivales es que posibilitan cosas que de otra forma son muy difíciles. Una es proyectar tu arte en una sala de cine, que es para las condiciones en las que uno trabaja y filma, muchas cosas se pierden viéndolas en una pantalla de computadora por ejemplo. Entonces está esto de que uno quiere que su trabajo se difunda masivamente y para eso tenés que subirlo a internet, pero a la vez también quisieras poder otorgarle este ritual del cine a la gente, que la gente tenga acceso libre a la cultura y experimentar esto de ver cine en pantalla grande, tan inaccesible hoy en día. Lo otro es entrar en contacto con distintas culturas, porque uno se va moviendo, ahora venimos de Misiones, pronto iremos a La Rioja, también estuvimos en San Juan proyectando. Y cuando se charla con la gente qué les pareció la obra, eso cambia de lugar a lugar, no es algo estático. Sobre todo con esta obra que toca la temática de los trenes, por ejemplo hay mucha gente que en su vida se subió a un tren en el interior de este país, por lo que es lógico pensar que se vive de otra forma.
– También ganaron un premio en España y están aplicados para otros…
– Claro, ganamos el premio AECID al Mejor Corto Latinoamericano en el Jameson Notodofilmfest. Si la experiencia de Misiones fue gratificante, la de España fue impresionante. Fue el primer festival al que aplicamos. De alrededor de 1.300 cortos que se presentaron de todo el mundo, tuvimos dos nominaciones: Una para el premio que ganamos y otra a Mejor Dirección Artística (premio IED). Nos dio un impulso de confianza y eso estuvo buenísimo.
En Octubre nos vamos a Italia, porque uno de los premios del Festival de Misiones es que nuestro corto entra directamente en competencia en el Festival de Cine Latinoamericano de Trieste, Italia. Y a la vez quedamos seleccionados en el Festival Imágenes Sociales de La Rioja, que es a mediados de Agosto.
– ¿Y cómo piensan seguir?
Planeamos seguir aplicando a festivales a lo largo de todo este año seguro, difundiendo la obra. Y después haremos un estreno de la versión actual del cortometraje en internet, seguramente será cercano al segundo aniversario de la Masacre de Once.
Muchos de nosotros estamos trabajando en un largo que se llama Bananas, una comedia que yo dirijo y que esperamos estrenar por marzo o abril del año que viene. Y yo en particular también me estoy involucrando en nuevos proyectos. Uno es un documental alrededor de un taller de danza contemporánea que se va a dar en la cárcel de Ezeiza, a cargo de María Belén Arena y Julie Cristal, dos compañeras de ODA: Julie la protagonista y María Belén una de las directoras de la composición coreográfica. Este es un proyecto mas estirado en el tiempo (porque el proceso del taller será largo) y estaremos recién cerrándolo a fines del año que viene. Por otro lado algo que me tiene muy entusiasmada es un largo basado en el libro “El Gordo Antonio” de Pilar Sánchez, que es un proyecto de una magnitud que hasta este momento no trabajé. Va a ser un largo ficción de época basada en la vida de César Gody Álvarez, un dirigente comunista y revolucionaria que tuvo un rol muy importante en las luchas en los años del Cordobazo y los 70, en particular en la recuperación sindical en Córdoba, junto a René Salamanca.