¿Para quién espían los servicios?

El Senado ya dio media sanción a la “disolución” de la ex Side, que en realidad mejor debiéramos llamar reconversión en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Según la presidenta Cristina Kirchner el proyecto busca “transparentar” el sistema de inteligencia y es “una deuda pendiente de la democracia. El anuncio lo hizo en su primera cadena nacional tras la muerte del fiscal Nisman (27/1).

Una razón de este proyecto es efectivamente lo que explicó la propia presidenta: parar las denuncias en su contra que se venían impulsando –según afirmó– “desde algunas oficinas desde el propio Estado Nacional”, involucrando a fiscales, jueces, periodistas y servicios de inteligencia. Pero la reconversión de la Side no es una lucha contra el “Estado paralelo” o el “Estado dentro del Estado”. Se trata precisamente de una disputa dentro del Estado mismo, como parte de una disputa dentro de las clases dominantes asociadas a diversos imperialismos.

Tal es así que el Gobierno no considera que sea una “deuda de la democracia” encarcelar al jefe del Ejército César Milani por la desaparición del soldado Alberto Ledo, ni que la Gendarmería deje de hacer espionaje contra la lucha social como evidenció el Proyecto X. Naturalmente, a eso se dedican las Fuerzas Armadas y las policías: a espiar y reprimir al pueblo. Para eso cada fuerza tiene su propio destacamento de servicios, como también evidenció el agente de la Policía Federal, Américo Balbuena, infiltrado en la Agencia Walsh.

Proyecto AFI

Según algunos puntos del texto:

• La AFI se abocaría a la “seguridad de la Nación y sus habitantes” para la “prevención de amenazas internacionales”, tales como terrorismo, narcotráfico, tráfico de armas, trata de personas, etc. (Si de narcotráfico se trata, es bastante clara la responsabilidad directa de la Gendarmería Nacional en el terrible crecimiento de su tráfico y consumo durante el último quincenio.)

• La AFI coordinará las dependencias de fuerzas militares y de seguridad que realicen tareas de inteligencia.

• Las actividades de inteligencia interna de la AFI quedarían limitadas a “delitos federales complejos” o “atentados contra el orden institucional o constitucional” (categoría que puede incluir a cualquiera que haya osado exclamar “¡qué se vayan todos!” o simplemente cortar una ruta).

• Las pinchaduras de teléfonos y escuchas se trasferirán al Ministerio Público Fiscal, a cargo de la procuradora general Alejandra Gils Carbó. La presidenta advirtió que “serán reprimidos” todos los funcionarios que tomen contacto con los servicios de inteligencia “por afuera de los canales institucionales”, para lo que se crea un nuevo delito.

Más allá de la cosmética, el Gobierno toma la iniciativa para ganar control dentro de la ex Side. Los tiempos electorales la apuran; por eso la ley entraría en vigencia en un plazo de 120 días. Y con Gils Carbó, elegida en 2012, busca condicionar también al próximo gobierno (el Procurador o Procuradora General debe ser propuesto por la Presidencia de la Nación y aprobado por el Congreso). Esto explica también el rechazo visceral de la oposición republicana-liberal aunque, como también son parte de la disputa dentro de este Estado, no puede explicar el fondo de esta cuestión.

Desechar ilusiones

Es falso que el Estado esté ubicado por encima de las clases sociales o que, como se suele afirmar, “el Estado somos todos”. Este Estado es el resultado de un complejo proceso de conformación histórica que sirve a las clases dominantes para garantizar su orden: de opresión y explotación al pueblo, y de dependencia nacional. Y así como los distintos sectores de las clases dominantes se asocian con diversos imperialismos, también cada imperialismo estrecha vínculos con funcionarios, fiscales, jueces, agentes y militares. Lo novedoso del caso Nisman no son sus vínculos con la CIA y el Mossad, sino hayan quedado tan expuestos, como consecuencia de la disputa dentro de las clases dominantes.

No es posible cambiar de fondo este Estado sin romper la dependencia con la revolución de liberación nacional y social, para conquistar un Estado de nueva democracia. Pero lejos de una verdadera liberación, el Gobierno se encamina más y más en la “alianza estratégica integral” con el imperialismo chino. ¿Qué relación estará entablando César Milani con los sectores de las fuerzas armadas chinas que dirigirán el centro de investigación o base aeroespacial que se está construyendo en Neuquén?