El triunfo de Donald Trump fue claro y contundente. Si bien no hubo tanta diferencia en votos, sí la hubo en la cantidad de electores que eligen presidente. Trump obtuvo un 50,2% de los votos y Kamala Harris otro 48,1%, sobre un total de algo más de 150 millones de votantes. Pero en cantidad de electores, Trump obtuvo 312 y Harris 226 (según el sistema estadounidense de elección indirecta). Además, los republicanos recuperaron el control del Senado y parecen mantener una mayoría en la Cámara de Representantes. Otra vez fallaron las encuestas, lo que podría interpretarse como que una parte lo votó con cierta vergüenza. Pero otra se envalentona con las posiciones explícitamente reaccionarias y retrógradas. Y no le importa los delirios de odio racista como que los inmigrantes en Springfield se comen las mascotas.
Sin embargo, el triunfo no es el resultado de un mero corrimiento de derecha, sino que tiene su base en el estancamiento de las perspectivas económicas de la población de Estados Unidos. No quiere decir que estén tan mal. Uno de los cuestionamientos de Trump fue la inflación: ésta tuvo un pico de 9,1% interanual a mediados de 2022, aunque bajó en septiembre pasado a un 2,4% interanual y 0,2% mensual. Visto desde nuestra realidad parece un sinsentido. Pero en la principal potencia imperialista, hay preocupación porque la población percibe en menor o mayor medida un deterioro económico. De hecho, 3 de cada 10 votantes expresaron que la situación financiera de sus familias estaba quedando rezagada (datos de AP VoteCast) [1]. Mientras tanto, el gobierno de Joe Biden ha destinado cifras enormes en financiar la guerra en Ucrania.
Lo que ocurre es que el fin del período llamado “globalización” repercute en EEUU; y en este nuevo contexto tomó fuerza el planteo de que no se puede seguir como venían. Desde 2010 que el déficit comercial de Estados Unidos supera el 4% de su PBI. En 2023, tuvo un déficit de 1,15 billones de dólares (millones de millones de dólares). Un tercio de ese déficit corresponde a las importaciones desde China. Como correlato, el traslado de fábricas y empresas para aprovechar los bajos salarios orientales (aunque también mexicanos) hace rato que se viene sintiendo en la falta de trabajo en EEUU. Globalmente, la crisis de 2008 marcó el fin de la asociación estratégica de Estados Unidos y China que había dado impulso al capitalismo mundial desde la unificación del mercado mundial en 1991. La realidad actual combina cierto enlentecimiento del crecimiento con una creciente concentración de la riqueza en monopolios y milmillonarios. [2] [3]
La campaña
Trump aparece como alguien que hace frente ante la nueva realidad global y los problemas macro que tiene Estados Unidos. Como solución, se propone confrontar directamente con China, económicamente por ahora. En su anterior presidencia había retomado medidas proteccionistas y promulgado aranceles sobre 380 mil millones de dólares anuales en importaciones, especialmente frente a productos chinos. Ahora, como parte de su campaña ha propuesto nuevos aranceles del 10% al 20% sobre todos los bienes importados y del 60% sobre los productos chinos, con el objetivo de reducir el déficit comercial. Por otra parte, combina un cuestionamiento a la guerra en Ucrania –que termina enfrentando a Estados Unidos con Rusia– con la denuncia de una “invasión” de inmigrantes “ilegales”, que sería permitida por Biden y Harris. También propuso bombardear los cárteles de la droga en México para enfrentar la epidemia de fentanilo, denunciando a China como proveedor de los precursores químicos e insistiendo en la necesidad de restaurar “las fronteras soberanas de los Estados Unidos de América” y de “hacer algo” frente a las 300 mil personas que mueren al año.
Durante su candidatura, Biden primero denunció que Trump es un peligro para la democracia, recordando los violentos sucesos del Capitolio –muertos mediante– cuando Trump quiso desconocer la elección. Recordemos también el intento de asesinato de Paul Pelosi en 2022, esposo de la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, en manos de un atacante que promovía el desconocimiento de la elección en que Biden había sido electo. Luego vino el intento de asesinato fallido de Trump y la asunción de Kamala Harris como nueva candidata presidencial.
Como candidata, Harris pasó a poner eje en las libertades individuales y la inclusión, con una importante jerarquización de las mujeres y un espíritu optimista. Fomentó el apoyo al derecho al aborto en las consultas que se dieron en diez estados. Si bien en siete hubo ratificación o avances sobre este derecho, esto no se trasladó linealmente al apoyo a Harris. Preguntada sobre que hubiera hecho distinto a Biden, respondió: “No se me ocurre nada”, en una entrevista. Reivindicó especialmente su política económica, a la cual consideró exitosa. Por otra parte, los “demócratas” sufrieron una fuerte crítica desde el ámbito universitario y de las juventudes por el acompañamiento a Israel y su genocidio en Palestina.
Contexto mundial
Analizando la discusión interna sobre la estrategia global, Trump se ubica dentro de los continentalistas, contrarios a los globalistas. Desde este lugar justifica las medidas proteccionistas –principalmente frente a China– e incluso ha hecho un abierto menosprecio de la alianza con Europa y la OTAN durante su anterior presidencia. Para Trump, la guerra de Ucrania contra Rusia es una distracción frente a la verdadera disputa con China. Por eso ha planteado abiertamente en campaña que impulsará el fin de esa guerra. A nivel de América, se propone mantener ciertos acuerdos con algunos países como el USMCA con Canadá y México (acuerdo sucesor del TLCAN o NAFTA). Este acuerdo elimina –bajo ciertas condiciones– barreras comerciales entre los países. En el caso de México sería la manera de aprovechar su mano de obra barata, pero fuera del territorio estadounidense.
El Partido Demócrata está más referenciado con los globalistas. Durante el gobierno de Biden han tenido la estrategia de confrontar con Rusia para ir aislando a China. En este sentido reforzaron y ampliaron la OTAN, provocaron para el inicio de la guerra en Ucrania y luego la financiaron. La gestión de Biden presentó a este giro político como una “vuelta” a la política internacional que Trump habría dejado vacante. Consideran a la defensa de los valores democráticos como un eje clave en la confrontación con China y también Rusia. Si bien los demócratas han dejado de defender la asociación con China –luego de que Barack Obama con Biden como vice dejara la presidencia en 2017– y pasaron reconocerlo como su contrincante imperialista, por momentos parecen querer aferrarse a un mundo que ya no existe.
Repercusiones
La consecuencia más importante del recambio gubernamental será el cambio de estrategia global. Esto incluye, por un lado, la profundización de la guerra comercial con China, con resultados difíciles de predecir. Por el otro, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski probablemente se vea obligado a llegar a un acuerdo de paz con Rusia cediendo territorio. Pero esta paz difícilmente llegue a Palestina, dado que Estados Unidos continuará apoyando a Israel aunque ahora ya si mostrarse culposo.
Desde otro punto de vista, el triunfo de Trump da impulso al crecimiento de las corrientes de extrema derecha a nivel global: Vox en España, Agrupación Nacional en Francia, Partido de los Conservadores en Italia, Alternativa para Alemania, etc. No tienen ni discurso ni intereses unificados –porque cada fuerza tiene ancla en su propio país–, pero muestran cierto corrimiento a la facistización y una sociedad buscando respuestas que no parece encontrar en la socialdemocracia. En nuestro país, Milei naturalmente aplaude. Aunque habrá que ver qué tanto sea beneficiado en concreto por este Trump, ya que durante la presidencia de Macri lo ayudó dejándonos la deuda más grande de la historia con el FMI.
En cualquier caso, la lucha popular se fortalece haciendo frente a los imperialistas, y sus lacayos como Milei, en los planos político, económico, social e ideológico, como parte de nuestra liberación nacional y social.
[1] Este resultado resultó triplicó a 1 de cada 10 según la encuesta realizada hace cuatro años por AP VoteCast (publicada por BBC).
[2] En el artículo “El capitalismo de los últimos 30 años en dos líneas” de nuestra edición Nº 177, hacemos un breve comentario sobre la desaceleración de la economía global y los problemas que persisten desde la crisis del 2008, sobre la base de un informe de CEPAL.
[3] Según el Informe sobre la riqueza mundial de UBS, en 2023 el 1% más rico del mundo poseen el 48% de toda la riqueza mundial. Los adultos con menos de 10.000 dólares representan casi el 40% de la población mundial, pero poseen menos del 1% de la riqueza mundial.