Sobre el plan productivo e industrial 2030

El ministro de Producción Matías Kulfas presentó el Plan para el Desarrollo Productivo, Industrial y Tecnológico 2030 del presidente Alberto Fernández. En un contexto de recuperación económica, y de fuertes planteos para que ese crecimiento sea en beneficio del pueblo, el ministro aprovechó para hacer su conferencia el mismo día en que se anunció una leve baja de la pobreza. Por una parte, el plan de Kulfas y Alberto Fernández contrasta con el plan anti industrial que ejecutó el macrismo. Aunque, por otra, no dio señales claras en el sentido de garantizar la recuperación del poder adquisitivo, que ha sufrido una fuerte caída con el macrismo y, luego, con la pandemia.

Entre sus propuestas más importantes estuvo el objetivo de duplicar las exportaciones. Para esto propone: potenciar la producción energética, en Vaca Muerta y de la llamada energía verde; fomentar la minería, especialmente la de litio pero buscando su industrialización en suelo argentino; y aprovechar la perspectiva de alto desarrollo de la electromovilidad, entre otros puntos. Como contraparte, no explicitó ningún plan de duplicación del mercado interno. En cambio, insistió en que la discusión de exportaciones versus mercado interno “es una falsa antinomia”.

En su presentación de algo más de una hora, no cuestionó las superganancias de los monopolios (usualmente llamados como grupos concentrados), que es a costa del bolsillo popular y de trabar un desarrollo integral de la producción nacional. Incluso, preguntado por la inflación y los márgenes del 40% de determinados grupos empresariales, relativizó la responsabilidad de los oligopolios en la formación de precios y hasta invirtió el fenómeno esbozando que los márgenes ganancias “más altos que el promedio internacional” son “en parte por la inflación”. Llamó la atención que no hizo referencia explícita a importantes empresas estatales como YPF o IMPSA; y planteó que el proyecto de Empresa Nacional de Alimentos, está fuera de lo que considera políticas serias.

Evaluación y objetivos
En su intervención, el ministro hizo primero una evaluación del “escenario económico productivo”, al que caracterizó como “muy positivo”. Recordó el crecimiento del 10,3% en 2021, la baja de la desocupación al 7%, el crecimiento del 30% las inversiones en 2021 respecto de 2019 y el récord histórico de exportaciones registrado en el primer trimestre de 2022. También retomó el balance de que todo esto ha sido posible a pesar de las dos pandemias que hemos atravesado: la crisis de la deuda con Macri y la del Covid-19.

Tras su dosis de optimismo, enumeró una serie de objetivos: el empleo; reducir la pobreza; la creación de 100 mil empresas; descentralizar la producción; reducir la desigualdad; el cuidado ambiental; y la perspectiva de género. Luego desarrolló las “misiones”, que constituyen el núcleo central del Plan 2030.

Misiones
La misión número 10 del Plan es precisamente duplicar las exportaciones. El resto hacen referencia a una serie de sectores con potencialidades:

• Energía verde: Hizo referencia a la fabricación de molinos eólicos, la energía hidroeléctrica, la energía nuclear y el hidrógeno verde. No la mencionó explícitamente, pero cabe recordar que la recientemente estatizada IMPSA fabrica molinos eólicos, generadores hidroeléctricos, está fabricando la tapa de contención del reactor nacional CAREM, y podría participar como proveedor del proyecto de hidrógeno verde en Río Negro.

• Tecnología sanitaria: Entre la promoción de los bienes y servicios en salud destacó especialmente a la vacuna argentina en desarrollo –que acaba de entrar en Fase 1– y la fábrica argentina de respiradores.

• Electromovilidad: “Argentina tiene todo para desarrollarse en esta materia”, puntualizó en referencia a uno de los cambios tecnológicos más importantes que se está dando a nivel mundial.

• Equipamiento de FFAA con producción nacional, aprovechando la capacidad de compra del Estado para el impulso a la producción nacional.

• Adaptar producción de alimentos: por el cambio climático y las dificultades que esto trae; para la sostenibilidad ambiental; y para abastecer a los nuevos patrones de consumo. Sobre esto último hizo referencia a la demanda de productos orgánicos de Europa, proteína animal de Asia y carnes sintéticas. No hizo referencia al consumo interno. Además se refirió a la integración de la tecnología digital con la producción agropecuaria (llamada Agro 4.0).

• Ley de economía el conocimiento: para fomentar la producción de servicios de software, digitalizar hogares y empresas, y la producción de satélites.

• Desarrollo del potencial minero argentino “con estricto cuidado del medio ambiente”. Mencionó especialmente a la minería metalífera y al litio.

• “Modernizar” el empleo en los sectores industriales tradicionales “comprando nuevas tecnologías y con capacitación a trabajadores y trabajadoras”.

• Potenciar los encadenamientos productivos a partir del sector primario: Se refirió a la maquinaria agrícola para el campo, a las perforadoras para el sector de petróleo y gas, y a los proveedores de la minería.

El plan es presentado sobre posibilidades productivas potenciales. Apunta a distinguirse del plan industricida de Macri sintetizado en su frase “supermercado del mundo”, que no consideraba mucho más que agregar valor a la producción de alimentos. Durante el gobierno macrista, las inversiones en parques eólicos o de energía solar, por ejemplo, fueron en un 90% con bienes importados. Así cerraron cerca de 25 mil pymes entre 2015 y 2019.

La presentación de este plan al 2030, por parte de un gobierno con difíciles perspectivas en 2024, puede entenderse como un intento de reafirmar aquella consigna de “encender la economía” y de acercar posiciones con la Unión Industrial Argentina. Sin embargo, aun suponiendo que el plan avance, no está claro cuál será efectivamente el lugar de la industria nacional frente a los monopolios, principalmente extranjeros. Para tomar un caso, el de la industrialización del litio: el ministro destacó la reunión con el ceo de la empresa surcoreana Posco, pero no mencionó ningún desarrollo estatal o nacional. Esta disputa, entre producción nacional y monopolios extranjeros, incide naturalmente en cuánto crecerá el consumo popular o cuánto la fuga de divisas por remisión de utilidades a las casas matrices.

La empresa hoy con mayoría estatal YPF, que está cumpliendo cien años, aún sin haber vuelto a ser 100% estatal muestra la posibilidad y la necesidad de que el Estado incida más amplia y directamente en las áreas claves de la producción. Ésta es la única forma consistente para impulsar la soberanía tecnológica y productiva nacional, combatir la fuga de capitales, contribuir al consumo popular y mejorar la calidad de vida de los y las habitantes de nuestro suelo patrio.