Ucrania recuperó territorio y Putin redobla la apuesta

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Las últimas semanas fueron testigo de una ofensiva ucraniana que avanzó sobre parte del territorio invadido por Rusia, con la consiguiente recuperación de algunas localidades en las que se realizó el izamiento de la bandera de Ucrania. Esto lo logró Ucrania tras siete meses de guerra en base a una superioridad numérica, determinación y moral de combate de sus tropas, y a misiles de precisión e inteligencia proporcionada por Estados Unidos para golpear simultánea y sorpresivamente puestos de comando y control rusos.

Frente a este revés parcial, Putin redobló la apuesta y anunció que reclutará a 300.000 reservistas. Se refiere a una parte de la población activa que cuenta con alguna preparación militar y que incluiría a más de 20 millones de personas potenciales. Sería la primera movilización general de población para una guerra desde la Segunda Guerra Mundial. Más aún, Putin amenazó con el uso de armas nucleares si su “integridad territorial” se pone en juego. El mandatario ruso se refiere especialmente a Crimea, territorio que formaba parte de Ucrania hasta 2014, cuando fue anexada a Rusia. La situación se vuelve más impredecible.

Frente a los anuncios, crecieron las señales de protesta dentro de Rusia. En marchas contra el reclutamiento se contaron más de mil detenidos y también se agotaron los vuelos desde Moscú a países limítrofes como Georgia, Turquía o Armenia. A la vista de todos, las cosas no le salieron a Putin como esperaba y hay un cambio de clima político dentro de Rusia.

Repercusiones en la geopolítica

Las otras potencias se acomodan a este cambio de situación. China, que venía hace unos meses sosteniendo su «alianza sin límites» con Rusia, plantea ahora un discurso más moderado: “hay que apoyar todo esfuerzo conducente a una resolución pacífica a esta crisis”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores Wang Wenbin tras el anuncio del presidente ruso. La línea del presidente Joe Biden de EEUU es sostener la confrontación con Rusia en Ucrania sin respiro y tensar con China en Taiwán pero sin precipitar ahí. Saben que China busca ganar tiempo y eso obliga al gigante asiático a despegarse del ritmo al que Putin, desde su lógica, está redoblando la apuesta militar.

Como venimos señalando, esta línea de Biden se impuso a la de Trump que priorizaba el enfrentamiento directo con China, incluyendo en América Latina la línea de golpes directos e indirectos a gobiernos con vínculos cercanos a China como en Bolivia o Brasil. Contraria a la política internacional de Biden, que hace foco en el choque con Rusia para revitalizar la OTAN y la alianza con Europa; y desde allí disputar con China.