Volver a las hidroeléctricas en manos del estado

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En el año 2023 vencen las concesiones cinco de las centrales hidroeléctricas construidas entre los años 1973 y 1992 por Hidronor, empresa estatal (nacional y provincial) que se desintegró con las privatizaciones de los años ‘90. Hoy en día las centrales están en manos de empresas privadas AES (EEUU), ENEL (Italia), ORAZUL y SAESA (Caputo y Bemberg). Sumado a esto, en los próximos tres años, vencerá otra decena de concesiones hidroeléctrica.

En Argentina dos tercios de la energía eléctrica es de origen térmico (principalmente gas y en menor medida por el gasoil y fueloil); y en segundo lugar en importancia aparecen las generadoras hidroeléctricas.
A partir de la privatización en los ‘90, comenzó un periodo de declinación de la participación de las hidroeléctricas en la matriz energética, pasando del 43% de potencia instalada en 1994 al 25% actual. Si bien los sitios en los cuales se pueden emplazar este tipo de centrales son limitados, también es cierto que el capital privado no ha realizado ninguna inversión a fin de instalar este tipo de tecnologías en el país.

En este marco, Oscar Parrilli presentó en la Cámara de Senadores de la Nación un proyecto de ley para gestionar la continuidad de dichas concesiones hidroeléctricas de jurisdicción nacional a través de Energía Argentina S.A. (ENARSA), en sociedad con las provincias patagónicas. Como opción, el proyecto abre la puerta para que se pueda “incorporar la participación del capital privado”.

A 30 años de la privatización, el sistema no ha mostrado que puede resolver las necesidades energéticas del país: hacen falta mayores inversiones en el sistema de distribución, ampliaciones en la red de transporte de alta tensión, mejorar el mix energético (más hidro, más nuclear y más renovables), así como terminar el gasoducto para lograr el autoabastecimiento de gas. Existen en la actualidad problemas en la calidad del suministro (cortes) así como áreas del país que se verían limitadas en su desarrollo industrial por la falta de disponibilidad de una infraestructura eléctrica adecuada.

Cabe destacar que el sistema eléctrico tuvo su mayor crecimiento, así como un control centralizado, en el período en el cual fue estatal, momento en el cual se integró como sistema único y se llevaron a cabo las grandes obras de transporte y generación eléctrica, como las centrales hidroeléctricas y nucleares.