Por eso, ese día la Panamericana amaneció totalmente militarizada con un gran despliegue de la Gendarmería en conjunto con la Policía Bonaerense. Como contrapartida, todas las entradas de los parques industriales de Pilar y Tortuguitas fueron bloqueadas por los trabajadores.
Luego la pulseada se concentró en si se lograba o no el corte de la Panamericana. Llegaron trabajadores de Lear, Pepsico, Kraft, Fate, Volkswagen, Kromberg, Unilever, P&G, Printpack, Wordcolor, Línea 60, una gran columna de Donnelle (ex Atlántida), junto con estudiantes y docentes del Suteba. Mientras una columna se agrupaba en un lugar, cientos de obreros tomaron por sorpresa a las fuerzas represiva y cortaron la Panamericana a la altura de Henry Ford. Así comenzó el corte al que rápidamente se sumaron todos.
Apostados en los laterales de la rutas, la Gendarmería no dudó en infiltrar gente, filmar y provocar. Un alto rango de la Gendarmería avanzó a puñetazos sobre los trabajadores, seguido por balas de goma y las acciones del carro hidrante. Como consecuencia un trabajador de Kromberg, Maxi Torres, fue herido fuertemente en la cabeza y detuvieron a un delegado de Donnelley, Jorge Medina.
Quedó graficado una vez más que cuando los trabajadores se organizan el gobierno responde con represión. Pero ni los bastones, ni los carros hidrantes, los perros y las balas de goma impidieron el avance y la unidad de los trabajadores para hacer activo el paro.