1890: el primer Día de los Trabajadores en Argentina

En 1889, la Segunda Internacional declaró al 1º de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores. La fecha homenajeaba a los obreros ejecutados en Estados Unidos en 1886 producto de la lucha por la jornada de 8 horas: “los Mártires de Chicago”.

La clase obrera en nuestro país había ido creciendo a partir de la expansión de las relaciones de producción capitalistas, sobre todo a partir de mediados del siglo XIX en ciudades como Buenos Aires. El censo porteño de 1869 ya registraba unos 80.000 trabajadores en talleres, fábricas y servicios. La oleada de inmigración europea había generado que el 50% de la población de Buenos Aires fueran extranjeros, en su mayoría asalariados. La abundancia de mano de obra permitía a las patronales extremar la explotación, con jornadas de 10 o 12 horas, salarios apenas de subsistencia, trabajo infantil, ninguna clase de legislación laboral, etc. A esto se sumaba un régimen político oligárquico basado en la violencia y el fraude, que excluía de la ciudadanía a la gran mayoría de la población, en particular a los inmigrantes.

El 1º de Mayo de 1890

En la década de 1870, a impulso de algunos grupos de inmigrantes, empezaron a extenderse en nuestro país las ideas del socialismo marxista y el anarquismo, que cumplieron un importante rol en la organización gremial de los trabajadores. Tras la huelga de los tipógrafos de 1878, en la década de 1880 creció la organización y la lucha obrera, con grandes oleadas de huelgas.

En 1882 un grupo de emigrados alemanes conformó el Club Vorwärts (“Adelante”), reforzando la propaganda socialista entre los trabajadores. Estos estuvieron representados en el Congreso Internacional Obrero que se reunió en París en 1889: en esta reunión se sentaron las bases de la Segunda Internacional y se decidió sancionar el 1º de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores y promover acciones simultáneas en todo el mundo en esa fecha de 1890, particularmente en demanda de la jornada de 8 horas.

A impulso del grupo de socialistas alemanes, en marzo de 1890 en nuestro país se realizó una reunión de las organizaciones obreras y de extranjeros. En ésta, los socialistas prevalecieron por sobre los anarquistas y se resolvió organizar un acto el 1º de Mayo, redactar un petitorio con las reivindicaciones obreras para elevar al Congreso Nacional (ver recuadro), avanzar en la formación de una federación obrera y editar un periódico unificado. Se escribió un Manifiesto de convocatoria del cual se repartieron 20.000 ejemplares. Los reclamos al Estado, el pasaje de la lucha estrictamente económica a la acción política, constituía un salto para la masa de asalariados mayoritariamente inmigrantes, los cuales estaban excluidos de los asuntos públicos, sobre todo durante el “unicato” de Juárez Celman.

El 1º de Mayo de 1890 unas 3.000 personas se concentraron en el Prado Español frente a la Recoleta en el primer acto por el Día Internacional de los Trabajadores en nuestro país. Desafiaban abiertamente las provocaciones policiales y las amenazas de despidos por parte de muchos patrones. Los discursos se pronunciaron en castellano, italiano, francés y alemán. El orador principal, el alemán José Winiger, cerró su intervención planteando: “La victoria del socialismo sólo es cuestión de tiempo. Entusiasmados por este lisonjero porvenir, confiados en nuestras fuerzas invencibles, persuadidos de la victoria de la gran causa del proletariado, declaramos abierto el mitín con un saludo a los millones de hermanos y compañeros de todos los países reunidos en este momento con el entusiasmo de sus corazones y las aspiraciones de su alma con nosotros, en solidaridad y fraternidad internacional”. Actos similares se realizaron en Rosario, Bahía Blanca y Chivilcoy.

La clase obrera argentina salía así a la luz como una fuerza unida e independiente, y fijaba la fecha del 1º de Mayo como un día de lucha y de solidaridad internacionalista.

 

El petitorio de 1890

Reproducimos algunos de los puntos del petitorio elaborado en 1890 por el Comité Internacional Obrero de Argentina en base a las resoluciones de la reunión de París. Este fue presentado al Congreso Nacional acompañado por el extraordinario número de 7.432 firmas. El Congreso no lo trató.
1. Limitación de la jornada de trabajo a un máximo de ocho horas para los adultos. / 2. Prohibición del trabajo de los niños […]. / 3. Abolición del trabajo de noche […]. / 4. Prohibición del trabajo de la mujer en todos los ramos de industria que afecten con particularidad al organismo femenino. […] / 8. Prohibición del trabajo a destajo y por subasta. / 9. Inspección minuciosa de talleres y fábricas por delegados remunerados por el estado, elegidos, al menos la mitad, por los mismos trabajadores. […] / 11. Seguro obligatorio de los obreros contra accidentes, a expensas de los empresarios y el Estado.
El Manifiesto de convocatoria al acto del 1º de Mayo sostenía, en relación con las reivindicaciones enarboladas: “Trabajadores: Como veis, todas estas resoluciones tienen por objeto, no los fines últimos, sino los próximos de nuestras aspiraciones, disminuir la miseria social, mejorar nuestra suerte dura, resoluciones que se han tomado, sin duda, en la persuasión de que la emancipación social definitiva, por su dependencia de la evolución de la sociedad, de la inteligencia de las masas y de las fuerzas de nuestros adversarios capitalistas, precisará aún bastante tiempo de preparación y lucha, y de que el mejoramiento de la situación del proletario significa además una fortificación para la lucha y una garantía para la victoria definitiva”.